SACRAMENTO, California – Las normas propuestas para proteger del calor extremo a los trabajadores de California podrían extenderse a las escuelas, exigiendo a los distritos escolares que busquen distintas formas de mantener las aulas frescas.
Si este mes se aprueban las nuevas reglas de protección laboral contra el calor extremo, los empleadores del estado más poblado del país tendrán que buscar el modo de proporcionar alivio a las personas que trabajan en almacenes asfixiantes, cocinas llenas de vapor y otros espacios peligrosamente calurosos.
Estas mismas normas se extenderán a las escuelas, donde profesores, conserjes, quienes atienden las cafeterías y otros empleados suelen trabajar sin aire acondicionado, igual que sus alumnos.
“Nuestras condiciones de trabajo son las mismas que las de los estudiantes”, dijo Jeffery Freitas, presidente de la Federación de Maestros de California, que representa a más de 120.000 docentes y otros empleados de la educación. “Estamos asistiendo a un cambio sin precedentes en el medio ambiente y sabemos a ciencia cierta que cuando hace demasiado calor, los niños no pueden aprender”.
Está previsto que el 20 de junio una junta estatal de seguridad laboral vote las nuevas normas. Si así fuera, es probable que estén vigentes para el verano.
La medida, que muestra el último esfuerzo del gobernador demócrata Gavin Newsom por responder a los crecientes impactos del cambio climático y el calor extremo, pondría a California a la delantera del gobierno federal y de la mayoría del país en la creación de leyes sobre el calor excesivo.
Estas normas van a exigir que los lugares de trabajo en interiores se mantengan refrigerados por debajo de los 87 grados Fahrenheit cuando los empleados estén presentes. En aquellos lugares donde los trabajadores llevan ropa protectora o están expuestos al calor radiante, como ocurre con los hornos, la temperatura no debería superar los 82 grados.
Las escuelas y otros lugares de trabajo que no dispongan de equipos de aire acondicionado podrán utilizar ventiladores, rociadores y otros métodos que ayuden a reducir la temperatura ambiente.
Las normas permiten soluciones alternativas para las empresas que no pueden refrigerar suficientemente sus lugares de trabajo, incluidos los aproximadamente 1.000 distritos escolares del estado.
En esos casos, los empleadores deben proporcionar a los trabajadores agua, descansos, zonas donde puedan refrescarse, chalecos refrigerantes u otros medios para evitar que los empleados sufran de calor excesivo.
“El calor es un peligro mortal, independientemente del tipo de trabajo que se realice”, afirma Laura Stock, miembro del Consejo de Normas de Seguridad y Salud en el Trabajo. “Si tienes un espacio laboral interior poblado tanto por trabajadores como por el público, o en este caso por niños, ellos tendrían los mismos riesgos para su salud que los que tienen los trabajadores”.
Históricamente, las olas de calor golpeaban fuera del ciclo escolar. Pero el cambio climático las está haciendo más largas, frecuentes e intensas.
El año pasado fue el más caluroso del que se tenga constancia y las escuelas de todo Estados Unidos cerraron de forma intermitente durante la primavera y el verano, incapaces de mantener frescos a los alumnos.
Y los científicos dicen que este año podría ser aún más caluroso.
En mayo, las autoridades escolares de Vicksburg, en Mississippi, dieron por concluidas las clases antes de lo previsto por problemas con los aparatos de aire acondicionado. En California, la primera ola de calor de la temporada se está produciendo cuando algunas escuelas todavía están dando clases, con temperaturas que alcanzan los 105 grados en el Valle Central.
Varios estados, entre ellos Arizona y Nuevo México, exigen que las escuelas tengan aparatos de aire acondicionado en buenas condiciones, pero no que los hagan funcionar. Mississippi exige que las escuelas tengan aire acondicionado, pero no especifica a qué temperatura debe ser colocado.
Las escuelas de Hawaii deben tener las aulas a una “temperatura aceptable para facilitar el aprendizaje de los alumnos”, pero no se especifica cuál es esa temperatura. Cuando el termómetro en el interior de las escuelas marca los 80 grados, los colegios de Oregon deben intentar refrescar las aulas, por ejemplo, usando ventiladores, y deben proporcionar a los profesores y a otros empleados formas de refrescarse, como agua y períodos de descanso.
Cuando el sol recalienta la biblioteca en Bridges Academy en Melrose, una escuela pública en el este de Oakland que tiene poca sombra y pocos árboles, Christine Schooley cierra las cortinas y apaga las computadoras para enfriar su aula. Dejó de usar un ventilador después que el cabello largo de una niña quedó atrapado en él.
“Mi biblioteca es el lugar más caluroso del campus porque por aquí pasan 120 chicos al día”, explica Schooley. “Aquí hace calor. Y eso también me pone de mal humor e irritable”.
Un análisis realizado en 2021 por el Center for Climate Integrity sugiere que casi 14.000 escuelas públicas alrededor del país que no necesitaban aire acondicionado en 1970 ahora sí lo necesitan, porque experimentan anualmente 32 días de temperaturas superiores a los 80 grados. Adaptar el sistema costaría más de $40.000 millones.
Los investigadores calcularon que instalar aire acondicionado en 678 escuelas de California obligaría a gastar unos $2.400 millones.
No está claro cuántas escuelas de California podrían necesitar instalar aire acondicionados u otros equipos de refrigeración para cumplir las nuevas normas, porque el estado no hace un seguimiento de las que ya los tienen, dijo V. Kelly Turner, directora asociada del Centro Luskin para la Innovación de la Universidad de California-Los Ángeles.
Un distrito escolar del norte del estado no se enfrentaría a los mismos desafíos que otro situado en las ciudades desérticas de Needles o Palm Springs, dijo Naj Alikhan, vocero de la Asociación de Administradores Escolares de California, que no se ha pronunciado sobre las normas propuestas.
Un análisis económico encargado por la junta estatal de seguridad laboral proporcionó estimaciones de costos para una serie de industrias, como almacenamiento, manufactura y construcción. Pero este estudio no tenía una estimación para los distritos escolares, que conforman uno de los sistemas de infraestructura pública más grandes del estado y ya enfrentan un retraso considerable en las actualizaciones necesarias.
El Departamento de Educación estatal no se ha pronunciado sobre la propuesta y un portavoz, Scott Roark, declinó hacer comentarios sobre el posible costo para las escuelas.
Este año, el gobierno de Newsom se negó a aprobar las normas de calefacción interior después que las proyecciones mostraran que adecuar las prisiones estatales a las temperaturas extremas tendría un costo multimillonario. Desde entonces, se ha hecho una excepción para decenas de miles de empleados de prisiones y cárceles, así como para los reclusos.
Tampoco está claro si la normativa se aplicará a los autobuses escolares, muchos de los cuales no tienen aire acondicionado. El Departamento de Relaciones Industriales, que supervisa la junta de seguridad de los trabajadores, no ha respondido a las preguntas de los funcionarios escolares ni de KFF Health News.
Libia García está preocupada por su hijo de 15 años, que pasa al menos una hora al día viajando en un autobús escolar caluroso y mal ventilado desde su casa en la comunidad rural de Huron, en el Valle Central, hasta su instituto y viceversa. “Cuando mi hijo llega a casa, está agotado y deshidratado”, dijo García. “No tiene energía ni para hacer los deberes ni para nada”.
La Federación de Maestros de California está presionando a los legisladores estatales para que aprueben un proyecto de ley de escuelas resistentes al clima. Esto le exigiría al estado que desarrolle un plan maestro para actualizar los sistemas de calefacción y aire acondicionado de las escuelas. El año pasado, Newsom vetó una ley similar, alegando su costo.
Las campañas para bajar la temperatura en las escuelas en otros estados han dado resultados desiguales. Este año, las leyes de Colorado y Nuevo Hampshire fracasaron. En tanto, en Nueva York, la norma pasó a la Asamblea estatal.
El mes pasado, un sindicato docente de Nueva York llevó un sauna portátil al Capitolio del estado para demostrar cuánto calor puede hacer dentro de las aulas. “Sólo una cuarta parte tiene aire acondicionado”, explicó Melinda Person, presidenta de la Unión de Maestros del Estado de Nueva York.
“Existen límites de temperatura para los refugios de animales. ¿Cómo es que no los tenemos para las aulas?”, dijo Chris Eachus, miembro demócrata de la Asamblea de Nueva York, cuyo proyecto de ley obligaría a las escuelas a tomar medidas de alivio cuando las aulas y los edificios escolares alcancen los 82 grados. “Tenemos que proteger la salud y la seguridad de los niños”, declaró.
El calor extremo es la primera causa de muerte relacionada con el clima en Estados Unidos, más mortífera que los huracanes, las inundaciones y los tornados. El estrés térmico puede causar insolación, paro cardíaco e insuficiencia renal.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) informaron que en 2021 hubo 1.600 muertes relacionadas con el calor, lo que probablemente sea una cifra inferior a la real porque los profesionales de salud no están obligados a notificarlas. No está claro cuántas de estas muertes están relacionadas con el trabajo, ya sea en ámbitos laborales interiores o al aire libre.
En California, las normas de protección para los empleados que trabajan al aire libre ante temperaturas rigen desde 2005. Las reglas para los que trabajan en lugares cerrados han estado en desarrollo desde 2016, aunque se han retrasado en parte por la pandemia de covid.
A nivel federal, la administración Biden ha tardado en publicar una normativa largamente esperada para proteger a los trabajadores de interior y exterior de la exposición a los calores extremos. Aunque un funcionario dijo que se espera un borrador este año, su futuro podría depender de las elecciones presidenciales de noviembre. Si gana el ex presidente Donald Trump, es poco probable que las normas que afectan a las empresas salgan adelante.
El gobierno federal celebró en abril una cumbre sobre sustentabilidad escolar y cambio climático. Allí, altos funcionarios animaron a los distritos escolares a aplicar una inyección de nuevos fondos federales para mejorar las infraestructuras educativas envejecidas. La administración también dio a conocer una guía de 18 páginas para que los distritos escolares aprovechen los fondos federales.
“La forma en que invertimos en nuestros edificios y predios escolares marca la diferencia en la vida de nuestros alumnos”, declaró en la cumbre Roberto Rodríguez, subsecretario del Departamento de Educación de EE. UU. “Ellos son los primeros en sentir el impacto”.
Esta historia fue producida por KFF Health News, que publica California Healthline, un servicio editorialmente independiente de la California Health Care Foundation.
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