Hace más de cuatro años, la administración del ex presidente Donald Trump aceleró el desarrollo y la implementación de la vacuna contra covid-19. El proyecto, llamado Operación Warp Speed, probablemente salvó millones de vidas. Sin embargo, un número considerable de votantes republicanos ahora se definen como escépticos de las vacunas, y Trump rara vez menciona lo que se considera uno de los grandes logros de salud pública en la memoria reciente.
“Los republicanos no quieren reivindicarlo”, dijo Trump en una entrevista a finales de septiembre.
En cambio, al menos en 17 ocasiones este año, Trump ha prometido cortar los fondos a las escuelas que exigen vacunas.
Los voceros de la campaña han dicho previamente que esta promesa solo se aplicaría a las escuelas con mandatos relacionados con covid. Pero los discursos revisados por KFF Health News no incluían tal distinción, lo que genera la posibilidad de que Trump también apunte a las normas de vacunación para enfermedades infantiles comunes, y potencialmente letales, como la polio y el sarampión.
La campaña de Trump no respondió a las solicitudes de comentarios para este artículo.
Trump ha liderado un cambio radical en la visión de su partido sobre las vacunas, reflejado esta temporada de campaña en afirmaciones falsas de candidatos republicanos durante las primarias y en teorías conspirativas desconcertantes de voces conservadoras prominentes.
Cada vez más, los republicanos expresan preocupación por los riesgos de las vacunas. Una encuesta de septiembre de 2023 de Politico y Morning Consult mostró que una pequeña mayoría de esos votantes se preocupaba más por los riesgos que por los beneficios de vacunarse.
Un aumento en las políticas antivacunas en las legislaturas estatales ha seguido la retórica. Matt Motta, politólogo de la Universidad de Boston que rastrea la política de salud pública, dijo que los datos preliminares muestran que los estados promulgaron al menos 42 proyectos de ley antivacunas en 2023, un incremento casi nueve veces mayor desde 2019.
En algunos estados, parece una cruzada: la plataforma del Partido Republicano de Texas para 2024, por ejemplo, propone una prohibición de la tecnología de ARNm, la innovación detrás de algunas vacunas contra covid-19 que los científicos creen podría tener aplicaciones significativas en el tratamiento del cáncer.
En septiembre, Trump apeló a los votantes antivacunas al obtener el respaldo de Robert F. Kennedy Jr., uno de los personajes públicos anti vacunas más prominentes del país, y nombrarlo en su equipo de transición. En una gira reciente con el ex locutor de Fox News Tucker Carlson, Kennedy dijo que estaría “profundamente involucrado en ayudar a elegir a las personas que dirigen la FDA, los NIH y los CDC”.
El alcance de Trump puede ser más discreto: recientemente se reunió con una delegación de activistas escépticos de las vacunas, incluido un grupo que aboga por el fin de los mandatos y ciertos tipos de vacunas, en su club de golf en Nueva Jersey; la reunión fue publicitada por el blog conservador “Gateway Pundit”.
Trump tiene opciones para avanzar en los objetivos antivacunas como presidente, como sembrar más dudas y socavar la capacidad del gobierno federal para hacer recomendaciones sobre vacunas. Ha prometido nombrar a Kennedy, junto con “los mejores expertos”, para un panel que explore enfermedades crónicas, algunas de las cuales la organización sin fines de lucro de Kennedy ha vinculado con las vacunas.
“Nadie ha hecho más” para abogar por “la salud de nuestras familias y nuestros hijos”, declaró Trump en un mitín aceptando el respaldo de Kennedy.
Aun así, es difícil saber cómo se traduciría en la práctica la propuesta más frecuente de Trump: quitar fondos a las escuelas que exigen vacunas, dijo Judith Winston, ex consejera general del Departamento de Educación durante la administración de Obama.
Actualmente, el Departamento de Educación no tiene la facultad de cortar la financiación de las escuelas públicas de una vez, dijo, lo que significa que una segunda administración de Trump tendría que retirar el dinero programa por programa.
Y la base legal para tal medida no está clara. “No tengo conocimiento de ninguna ley federal que exija a los distritos escolares proporcionar o no proporcionar una vacuna”, dijo Winston, y agregó que probablemente requeriría la acción del Congreso.
Los 50 estados tienen un requisito de vacunación vinculado a la asistencia escolar.
El acercamiento de Trump a los sectores antivacunas ocurre en un momento de aumento de la vacilación hacia las vacunas y un resurgimiento de enfermedades prevenibles. Este verano, Oregon experimentó su peor brote de sarampión desde 1991.
La situación podría empeorar, dijo Tom Frieden, ex director de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC): en los 90, cuando también proliferó el escepticismo hacia las vacunas, Estados Unidos vio miles de casos de sarampión. Según los CDC, aún no se ha vuelto a esos malos tiempos, pero el número de casos de sarampión registrados este año ya es cuatro veces mayor que el del año pasado.
“Fue muy perturbador”, dijo. “Muchos niños que tuvieron sarampión terminaron con problemas de audición o problemas cognitivos de por vida. Un pequeño número murió en este país”. A nivel mundial, la enfermedad mató a más de 100,000 personas en 2022, en su mayoría niños menores de 5 años, según la Organización Mundial de la Salud.
Las encuestas muestran que una minoría sustancial de estadounidenses, concentrada en el Partido Republicano, sostiene posiciones escépticas respecto a las vacunas, dijo Robert Blendon, profesor de Harvard y experto en política sanitaria. “Es una continuación de esta rebelión contra los mandatos de vacunación contra el covid”.
La oposición a las vacunas ha dividido al Partido Republicano. El gobernador de Florida, Ron DeSantis, hizo de la oposición a las vacunas una parte central de su fallida campaña para la nominación presidencial republicana. En estados como Wyoming y Missouri, este año se libraron intensas campañas primarias centradas en temas antivacunas.
Bob Onder, médico y candidato republicano al Congreso en Missouri, fue acusado en anuncios de Facebook colocados por su principal oponente de recibir millones de las compañías farmacéuticas para probar vacunas. “Él se benefició de nuestro dolor”, decía uno de los anuncios. “Tú sufriste las consecuencias”.
Onder “nunca ha realizado investigaciones sobre la vacuna contra covid” y se opone a los mandatos de vacunas, dijo su gerente de campaña, Charley Lovett, a KFF Health News. (Lovett dijo que Onder “realizó” un estudio patrocinado por AstraZeneca sobre la prevención del covid en pacientes de alto riesgo mediante el uso de anticuerpos monoclonales, no vacunas).
Onder ganó la primaria republicana, pero su oponente antivacunas aún obtuvo poco más del 37% de los votos.
Los candidatos antivacunas suelen convertirse en legisladores antivacunas. El impacto se puede ver en Texas, donde la política de vacunas solía ser un tema bipartidista. Según los investigadores, de 2009 a 2019, los legisladores aprobaron 19 proyectos de ley a favor de las vacunas, como una medida que permitía a los farmacéuticos administrar inmunizaciones.
Pero ese consenso comenzó a cambiar hacia el final de la década. Pequeños grupos, a menudo surgidos en Facebook, hicieron sentir su influencia. Uno de esos grupos, Texans for Vaccine Choice, impulsó testimonios ante la Legislatura estatal en 2021 y atacó a los legisladores pro inmunización, algunos de los cuales cayeron en sus primarias republicanas.
La desinformación ha alimentado el giro anti vacunas en Texas, junto con las actitudes conservadoras tradicionales sobre la autonomía individual, dijo Summer Wise, ex miembro del comité ejecutivo del Partido Republicano del estado, particularmente ideas erróneas sobre el uso de células fetales en el desarrollo de vacunas; investigaciones falsificadas sobre un vínculo entre las vacunas y el autismo; y teorías conspirativas sobre Bill Gates, el filántropo multimillonario que ha defendido la vacunación.
“Los políticos ven las vacunas como un objetivo fácil para propagar el miedo entre el electorado, que luego puede ser aprovechado y dirigido para controlar un bloque de votantes”, dijo Wise.
Además de pedir una prohibición de la tecnología de ARNm, la plataforma del Partido Republicano de Texas para 2024 incluye una lista de políticas que podrían socavar la vacunación, como permitir que los residentes médicos y los médicos opten por no administrar vacunas por motivos religiosos. También pide consagrar la capacidad de un paciente para optar por no vacunarse en la Declaración de Derechos del estado.
A nivel nacional, las políticas anti inmunización podrían tomar un giro agresivo bajo una segunda administración de Trump.
Roger Severino, ex jefe de la Oficina de Derechos Civiles del Departamento de Salud y Servicios Humanos y ahora con la Fundación Heritage, redactó la sección de la agencia de salud del Proyecto 2025, la iniciativa liderada por Heritage Foundation para planificar una administración republicana.
Entre otras ideas, el documento propone recortar la autoridad de los CDC para emitir orientación sobre vacunas o cuarentenas de naturaleza “prescriptiva”, dirigida a las escuelas o en otros lugares.
Un vocero de la Heritage Foundation señaló que Severino dijo que la credibilidad de la agencia se ha visto afectada y que tiene la carga de explicar que “todas las vacunas del calendario se toman en combinación”.
La propuesta malinterpreta la historia y los poderes de los CDC, dijo Lawrence Gostin, profesor de derecho de salud pública en la Universidad de Georgetown. La agencia “rara vez” hace recomendaciones vinculantes, dijo.
“Cuando llegue la próxima pandemia, recurriremos a los CDC para que nos ofrezcan orientación basada en la evidencia más conocida”, dijo. “No queremos una agencia sin poderes en una emergencia de salud pública”.
Algunos intelectuales republicanos han elaborado visiones distópicas en torno a las vacunas. Como ejemplo, “Dawn’s Early Light”, un libro aún no publicado del presidente de Heritage, Kevin Roberts. El texto, que recibió un prólogo entusiasta del candidato republicano a la vicepresidencia, JD Vance, reserva palabras especialmente duras para las vacunas.
En una sección del libro, Roberts imagina que el gobierno federal usaría de alguna manera supuestas nuevas capacidades para “desplazar a los conductores” de automóviles por “no seguir el último mandato de vacunación”.
“Otra poderosa herramienta de control social entra en juego”, escribió.
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