La Casa Blanca llama “desperdicio” a fondo para emergencias creado luego del 9/11. Estados republicanos y demócratas dicen que es esencial

SACRAMENTO, California. — La iniciativa del presidente Donald Trump de eliminar un programa federal de preparación ante situaciones de desastre ha generado preocupación entre funcionarios de salud estatales, tanto en Texas —gobernado por republicanos— como en California, bastión demócrata.

El Programa de Preparación Hospitalaria (HPP) fue creado hace más de dos décadas tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en el World Trade Center de Nueva York y el Pentágono, así como los letales ataques con ántrax ocurridos días después.

En los últimos 17 años, este fondo ha entregado casi $2.200 millones a estados, territorios, grandes ciudades y entidades para preparar los sistemas de salud ante futuras pandemias, ciberataques o tragedias con múltiples víctimas.

Recientemente, estos recursos se han utilizado para combatir la gripe aviar, que padecieron aproximadamente 70 personas en Estados Unidos, causó por lo menos una muerte y sigue representando una amenaza. También se han usado para responder a crisis por huracanes, tornados, tiroteos masivos, inundaciones y olas de calor.

Sin embargo, la solicitud enviada al Congreso por el director de presupuesto de Trump, Russell Vought, propone suprimir el programa, argumentando que ha sido “un desperdicio” y que “carece de enfoque”. Su eliminación, agregó, permitiría a los estados y ciudades financiar “adecuadamente” sus propios planes de prevención.

Por ahora, cualquier acción sobre este tema está paralizada por el cierre del gobierno, provocada por una disputa entre los partidos sobre los subsidios de salud que están por expirar. Estos subsidios ayudan a muchos de los 24 millones de beneficiarios que compran su seguro médico a través de los mercados de la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio (ACA).

Tanto los estados republicanos como los demócratas consideran que los fondos para la preparación de los hospitales son indispensables y que no podrían reemplazarse fácilmente con recursos locales.

Es un ejemplo de cómo los intentos de la Casa Blanca por reducir el papel del gobierno en la respuesta a emergencias de salud pública y desastres naturales han comprometido la capacidad de los gobiernos estatales y locales de apoyarse en los fondos federales para cubrir las necesidades de la población.

“El programa es la principal fuente de financiamiento gubernamental para la previsión de desastres en hospitales, servicios de emergencia médica y otros sectores del sistema de salud”, explicó Chris Van Deusen, vocero del Departamento de Servicios de Salud de Texas.

Texas recibió más de $20 millones del HPP este año, y Van Deusen señaló que es poco probable que el estado pueda cubrir un déficit de financiación federal en el corto plazo, ya que su presupuesto está definido hasta agosto de 2027.

Estos fondos ayudan a que los proveedores de salud en Texas desarrollen planes de emergencia y pongan a prueba la capacidad de los hospitales para ampliar su respuesta ante una crisis, además de facilitar la distribución de recursos médicos y la atención de pacientes sin saturar las instalaciones.

El programa, junto con fondos estatales, financia la Texas Emergency Medical Task Force (TX EMTF), que este año ha respondido a inundaciones fatales y, en 2022, al tiroteo en la escuela de Uvalde, entre otras muchas emergencias.

Georgia, que en 2025 recibió $13,5 millones, “continúa supervisando y planificando ante posibles cambios en el financiamiento federal futuro, mientras garantiza que los esfuerzos de previsión sanitaria en todo el estado se mantengan sólidos y sostenibles”, dijo Eric Jens, vocero de salud pública.

Un funcionario de salud de California calificó esos fondos como esenciales para garantizar que los sistemas de salud locales puedan responder a emergencias más allá de su capacidad habitual. El programa es el único fondo federal destinado a preparar el sistema de salud ante catástrofes, dijo Robert Barsanti, vocero del Departamento de Salud Pública de California.

“Sin este financiamiento, California corre el riesgo de perder infraestructura crítica para responder ante emergencias, debilitando su capacidad para proteger vidas, mantener la continuidad de la atención médica y cumplir con los estándares federales de preparación”, dijo Barsanti.

Como es el estado más poblado del país, California recibe la mayor cantidad de dinero: casi $29 millones este año, mientras enfrenta un enorme déficit presupuestario y mantiene un constante intercambio de acusaciones con funcionarios del gobierno de Trump.

Los fondos se distribuyen entre el  Departamento de Salud Pública del estado, la Autoridad de Servicios Médicos de Emergencia de California (que coordina el sistema médico de emergencias del estado), asociaciones de salud y unas 60 entidades locales.

El condado de Los Ángeles, que alberga a más de una cuarta parte de la población del estado, recibió $11 millones adicionales, y el sistema de la Universidad de California obtuvo $1,2 millones.

Ni la Casa Blanca, ni la Administration for Strategic Preparedness and Response—que gestiona el programa bajo el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos (HHS)—, ni la Oficina del Manejo del Presupuesto respondieron a solicitudes reiteradas de comentarios sobre la propuesta de recortes en el HPP.

Según reportó The New York Times, la Administration for Strategic Preparedness and Response ha visto una reducción del 81% en su plantilla durante el último año. Es, por mucho, el mayor recorte de personal en el HHS y parte de una política más amplia de despidos en el gobierno federal bajo Trump.

El HHS ya ha retrasado casi tres meses la distribución de los fondos del programa para este año. Se suponía que iban a estar disponibles a partir de julio, pero la mayor parte del dinero no se liberó hasta finales de septiembre. En los últimos días del gobierno de Biden, los funcionarios de salud querían distribuir rápidamente estos recursos como parte de la respuesta nacional al brote de gripe aviar H5N1.

El retraso de varios meses “es otro ejemplo de cómo los cambios e incertidumbres a nivel federal ponen en peligro programas de salud pública cruciales en el estado de Nueva York”, afirmó Cadence Acquaviva, vocera del Departamento de Salud. A pesar de los esfuerzos de las autoridades de salud del estado, “los retrasos o la eliminación de fondos ponen a los neoyorquinos en riesgo significativo en caso de un desastre o emergencia”, advirtió Acquaviva.

El estado de Nueva York recibió cerca de $14 millones y la ciudad de Nueva York más de $9 millones.

Jim Leach, vocero del Departamento de Salud Pública de Illinois, indicó que el sistema médico necesita estos fondos federales para prepararse ante desastres naturales o provocados por el ser humano, “más allá de los altibajos de cualquier enfermedad específica”.

Illinois y la ciudad de Chicago recibieron en conjunto $15 millones del programa.

Durante situaciones de emergencia, el programa de respuesta ante crisis financiado con fondos federales “convierte a cientos de hospitales, servicios de emergencia médica y otros centros de salud de Illinois en un solo sistema coordinado”, explicó Leach, y agregó que esta coordinación permite salvar vidas y recursos públicos.

“Si ocurriera un desastre natural o un brote de una enfermedad infecciosa, un estado no podría reaccionar lo suficientemente rápido sin los fondos del HPP”, expresó.

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