LOS ANGELES – Una noche de viernes, en el New Jalisco Bar, en el downtown, un show de “drag queens” con bailarines vestidos de leopardo, con lentejuelas y apliques de plumas atrajo a una multitud, la mayoría jóvenes latinos gay.
Mientras tanto, dentro y fuera del bar, tres trabajadores de salud charlan con los clientes, haciéndoles preguntas de manera casual: ¿conoces sobre la píldora para prevenir el VIH? ¿Haz considerado tomarla? Unos pocos hombres dicen que nunca han escuchado de ella. Otros simplemente contestan que no es para ellos.
“Todavía no ha impactado en la comunidad latina”, djjo Jesse Hinostroza, analista en prevención de VIH en las clínicas de salud AltaMed, sentado frente a una mesa con una fuente llena de condones y una pila de panfletos bilingües sobre la píldora. “No están educados sobre esto”.
En California, Nueva York, Texas y en otras partes, trabajadores de salud están tratando que más latinos de alto riesgo usen la droga Truvada.
La medicación, que se usa para “Profilaxis de Pre Exposición” o PrEP, fue aprobada por la FDA en el 2012 para prevenir el VIH y ha demostrado ser más del 90 por ciento efectiva cuando se la usa correctamente. Pero los trabajadores de salud encuentran barreras entre muchos latinos.
Entre ellas: hay una falta de conocimiento sobre la droga, y existe un fuerte estigma asociado con dormir con hombres y ser vistos como promiscuos. Muchos hispanos también están preocupados sobre los costos y los efectos secundarios.
“Aún personas que han escuchado de esta píldora, son reacias a usarla e incluso renuentes a consultar sobre ella”, dijo Phillip Schnarrs, profesor asistente de Promoción de la Salud en la Universidad de Texas en San Antonio, y director de investigación para el Austin PrEP Access Project.
Schnarrs, quien está realizando un estudio con hombres gays y bisexuales latinos en Texas, dijo que el 58 por ciento de los encuestados se ven a sí mismos como buenos candidatos para PrEP, comparado con el 82 por ciento de los blancos no hispanos, de acuerdo con información preliminar.
En un estudio en marcha de 20 parejas gay latinas en Nueva York, 37 de 40 personas nunca habían oído de PrEP cuando fueron consultados el año pasado, dijo Omar Martínez, profesor asistente de Trabajo Social en la Temple University College of Public Health.
Martínez dijo que doctores y trabajadores de salud necesitan enfocar en alcanzar a las minorías de hombres jóvenes en mayor riesgo de contraer VIH y trasmitirlo a otros, incluyendo aquéllos que no usan condones regularmente. “Necesitamos hacer algo”, dijo. “Y PrEP puede ser la solución”.
Los latinos están deproporcionadamente afectados por el VIH. Representan el 21 por ciento de las nuevas infecciones a nivel nacional, aunque conforman alrededor del 17 por ciento de la población, de acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés). Los latinos también son más proclives que los blancos y afroamericanos a ser diagnosticados tarde en el curso de su enfermedad, elevando los riesgos para su salud y para transmitir el virus a otros.
Al mismo tiempo, los hispanos, a diferencia de los blancos no hispanos, suelen no tener seguro médico, aunque la Ley de Cuidado de Salud ayudó a reducir esta brecha.
Truvada puede costar hasta $1.300 por mes. La mayoría de las compañías de seguros y programas del Medicaid están cubriendo al menos parte de este costo, y muchos gobiernos locales están cubriendo el costo de la píldora para sus residentes sin seguro. Pero el alto precio puede disminuir el interés de los pacientes.
Truvada, que bloquea la capacidad del virus de diseminarse en el organismo, está ayudando a reducir significativamente las nuevas infecciones, dijo Robert Grant, profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de California en San Francisco, quien lidera una investigación sobre la eficacia de PrEP.
Pero la píldora no protege contra otras enfermedades de transmisión sexual, requiere que se consuma diariamente y puede tener efectos secundarios en algunos pacientes, incluyendo problemas en el riñón.
“Es una opción valorable, pero es sólo una opción”, expresó Grant. “Los condones todavía son una parte muy importante de la estrategia de salud sexual”.
Mientras los clientes de New Jalisco Bar bailaban la tradicional música mexicana bajo un disco plateado y luces arco iris, Jaime Cárdenas realizaba pruebas de VIH en una unidad móvil estacionada enfrente del local. Todo el que se realizara el test recibía un cupón para una bebida gratis, cortesía de AltaMed y del bar. Uno de los primeros en estar de acuerdo con hacerse la prueba fue Erik Quezada, consejero en una escuela secundaria de Los Ángeles.
Cárdenas extrajo algunas gotas de sangre del dedo de Quezada para una prueba rápida. En unos minutos, Cárdenas le dio la buena noticia: no tenía VIH. Cárdenas inmediatamente continuó dándole información sobre la píldora para prevención del VIH.
“Una forma en la que puedes prevenir el contagio de VIH es tomando PrEP”, dijo Cárdenas, ofreciéndole a Quezada el número de la clínica en donde podría contactarlo.
Otros mostraron aún menos interés. José Arriola, de 25 años, que se auto define como “diva”, dijo que no quiere tomar ninguna medicación. “Es mejor usar condones”, opinó, sentado al lado de su novio en el bar.
Un video breve producido por AltaMed se proyecta entre actos. El video muestra a diferentes hombres latinos vistiéndose: un cowboy para una noche de fiesta, uno para alistarse para ir al trabajo, un joven musculoso para ir al gimnasio. Cada uno de ellos toma la pastilla preventiva como parte de su rutina. Al final de cada segmento, una sola palabra aparece en la pantalla: listo.
“Realmente tratamos de proyectar el mensaje de que tomar PrEP puede ser parte de la vida diaria”, dijo el doctor Scott Kim, director médico de Servicios de VIH de AltaMed, quien gerencia más de 40 clínicas de salud en el sur de California.
Esto, espera, reducirá el estigma. Kim dijo que los trabajadores de salud necesitan ser más creativos en lugares como el este de Los Ángeles, en donde muchos latinos gay y bisexuales están todavía “dentro del clóset” y no están recibiendo información de las fuentes de cuidado de salud tradicionales. Hablar de PrEP en un consultorio puede no ser tan efectivo como hacerlo en las redes sociales, a través de mensajes de texto o en un bar, dijo. “Hay muchos obstáculos sociales y desafíos que tenemos que enfrentar aquí”, expresó Kim.
Los esfuerzos de AltaMed son financiados por Gilead, la compañía farmacéutica que hace Truvada. La meta de su donación de $80.000 es ayudar a 100 latinos gay de alto riesgo en el condado de Los Ángeles a tener recetas para PrEP.
El financiamiento paga el trabajo de llegada a la comunidad, pero no cubre el costo de la medicación.
Desde que comenzó el proyecto a finales de julio, cerca de una docena de pacientes han recibido recetas . Hinostroza, de AltaMed, dijo que hay más interés y más conocimiento en las áreas más “amigables” para los gays como Hollywood y West Hollywood. “Pero para el este de Los Ángeles, en donde estamos, es una lucha”, dijo.
Louis Arévalo, de 27 años, es un estudiante universitario y paciente de AltaMed que vive en Los Ángeles. Dijo que decidió tomar la medicación el mes pasado tras sentir miedo por un condón que se rompió. Dijo que usa condones regularmente y que se hace la prueba de VIH cada tres meses, pero la medicación “es una capa extra de protección”.
“Ya no estoy tan ansioso”, explicó.
Pero Arévalo dijo que entiende el estigma que evita que otros tomen la droga. Por años, contó, escondió a sus novios de su mamá, una inmigrante de El Salvador. Arévalo dijo que el pastor de su iglesia repite todo el tiempo que la homosexualidad es un pecado. “Es sólo parte de la cultura, y es la religión”, explicó.
Los esfuerzos de AltaMed son parte de un esfuerzo mayor para correr la voz sobre Truvada. La organización sin fines de lucro Latino Comission on AIDS, con sede en Nueva York, también comenzó recientemente una campaña en cinco ciudades: Long Beach, en California, Nueva York, Chicago, Miami y San Juan, en Puerto Rico.
Gustavo Morales, el director comisionado de Acceso a Servicios de Atención, dijo que ahora es el momento para educar a las personas sobre PrEP, no sea que demasiadas personas se formen una opinión negativa sobre la droga y los trabajadores de salud se vuelvan “salmones nadando contra la corriente”.
Morales dijo que los pacientes no son los únicos que necesitan más información. Cuando decidió tomar PrEP a fines del año pasado, fue a dos doctores diferentes que no sabían sobre Truvada. Un tercero le preguntó porque quería envenenarse. Finalmente, tuvo una receta de un especialista de VIH.
“Fue definitivamente decepcionante”, dijo Morales. “Todavía hay mucho trabajo por hacer”.