Los casos de enfermedad del Legionario alcanzaron un récord en 2018, aumentando más de ocho veces desde que las cifras comenzaron a crecer hace casi dos décadas.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) informaron hace pocos días que se registraron 9,933 casos en 2018 de Legionelosis, que incluye tanto la enfermedad del Legionario como la Fiebre de Pontiac. La enfermedad del Legionario constituyó la gran mayoría de los casos, según los CDC.
Y el problema puede ser exponencialmente mayor de lo que indican las cifras oficiales. Las National Academies of Sciences, Engineering, and Medicine estiman que hasta 70,000 personas pueden sufrir la enfermedad cada año, según un informe publicado en agosto.
Los jacuzzis, hoteles y hospitales en todo el país siguen siendo focos de esta enfermedad potencialmente mortal, que las personas contraen después de inhalan del vapor o gotas de agua contaminadas con la bacteria Legionella. Causa síntomas severos similares a la neumonía y mata al 10% de las personas que se enferman. Casi una cuarta parte muere si contrae la enfermedad en un entorno de atención médica.
El agua que se encuentra estancada en tuberías viejas o en cañerías de habitaciones de hotel puede convertirse en un caldo de cultivo para que las bacterias peligrosas se reproduzcan e infecten cuando el agua no está lo suficientemente fría o caliente. Expertos señalan una serie de causas para la explosión de casos en todo el país: infraestructura deteriorada, envejecimiento de la población, mayores pruebas de detección de la enfermedad, esfuerzos de conservación del agua e incluso el cambio climático.
A los medios de comunicación les atrajo los casos a veces mortales en todo el país, desde varios huéspedes afectados en el Sheraton Atlanta Hotel este verano hasta la muerte de cuatro asistentes a una feria y casi 150 enfermos por una exhibición de jacuzzi en una feria estatal de Carolina del Norte en septiembre.
Pero luchar contra el problema es una tarea costosa. El costo anual del tratamiento de la enfermedad del Legionario, en base reclamos de hospitalizaciones, fue de $434 millones en 2012. Es probable que haya aumentado con la escalada de casos. Eliminar los sistemas de agua o incluso rehacerlos para eliminar las bacterias cuesta mucho más. Solo California ha gastado $8,5 millones este año limpiando un brote en una prisión de Stockton que mató a un recluso.
Para las instalaciones, las consecuencias de encontrar la bacteria pueden ser catastróficas, incluso si no son mortales. El suministro de agua a menudo debe cerrarse, lo que lleva a una cobertura negativa de los medios, la posibilidad de demandas judiciales o la ruina financiera.
En Washington, DC, el hospital psiquiátrico público St. Elizabeths tuvo que depender de agua de botellas durante semanas este otoño después que se detectara la bacteria Legionella, y algunos pacientes presentaron una demanda alegando “condiciones inhumanas, inseguras y médicamente peligrosas que ponen en riesgo la salud, la salud mental, y la seguridad” de los pacientes. La demanda también alegaba: “Los pacientes no pueden bañarse, lavarse las manos o usar los baños con regularidad. La materia fecal, la orina y la sangre menstrual se acumulan en los baños”. Solo las acciones para remediar esto han costado más de $1 millón, según The Washington Post.
El temor a ese tipo de impacto financiero lleva a los gerentes de edificios a resistirse a hacer las pruebas o buscar activamente a la Legionella, dijo Laura Ehlers, quien dirigió el estudio para las Academias Nacionales.
E incluso cuando las instalaciones cuentan con planes de gestión del agua para prevenir su aparición, la bacteria resurge.
Cuando se informaron casos en Missouri el año pasado, las autoridades estatales investigaron 61 hospitales, hogares de adultos mayores y hoteles desde el otoño pasado hasta fines de este verano, según un documento que Kaiser Health News obtuvo a través de una solicitud de registros públicos. Siete de esas instalaciones dieron positivo para la bacteria Legionella a pesar que cada una tenía un plan de gestión del agua.
Desde 2017, los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS) han ordenado que las instalaciones de atención médica tengan estos planes de gestión del agua. Pero incluso con un buen plan, el riesgo de Legionella siempre está presente, dijo Jonathan Garoutte, administrador de la sección de salud pública ambiental del departamento de salud de Missouri.
“La Legionella encuentra lugares dentro de grandes sistemas de agua complejos para esconderse”, dijo.
Las desafiantes consecuencias del crecimiento de la Legionella
Después de un brote en el Bronx, en 2015, en Nueva York, que mató a 16 personas y enfermó a 138, los CDC redoblaron sus esfuerzos, dijo Chris Eden, epidemiólogo del organismo.
Los funcionarios están descubriendo que a medida que aumentan las temperaturas y se extiende el verano, eso podría generar un mayor crecimiento bacteriano.
“Si dispositivos como las unidades de aire acondicionado se utilizan durante más tiempo eso implica un riesgo”, dijo Edens.
Ehlers también señaló una fuente inusual: el movimiento de construcción verde. Dijo que los edificios con certificación LEED y otros esfuerzos para conservar el agua a menudo mantienen el agua a temperaturas que no son seguras.
“Ha sido una fuente de crecimiento para la Legionella”, dijo.
A medida que aumentaron los casos, los CDC publicaron más información sobre los brotes, creando un paquete de herramientas para el manejo del agua, y ayudaron a los CMS a establecer una regla de 2017 que requiere que las instalaciones de salud y los hogares de adultos mayores tengan un plan de manejo del agua para reducir el riesgo de Legionella.
Sin embargo, los funcionarios actualizaron la regla en 2018 para aclarar que los CMS no requieren que las instalaciones de atención médica analicen la Legionella u otros patógenos transmitidos por el agua. “Los protocolos de prueba son a discreción del proveedor”, indicó la directiva. Los CMS no respondieron a preguntas para esta historia.
Mientras que los CDC y otros funcionarios dicen que un requisito de prueba sería innecesariamente costoso para instalaciones más pequeñas y desvían la atención del análisis del sistema de gestión del agua en su conjunto, Tim Keane, consultor de Legionella con sede en Pennsylvania, argumenta que la política carece de fuerza sin tal requisito.
En su informe, las Academias Nacionales también pidieron un cambio en esta regla.
“A menos que esté midiendo para Legionella, realmente no tiene plena confianza de que su plan está funcionando”, dijo Ehlers.
El St. Clair Nursing Center en Missouri, una hora al suroeste de St. Louis, se enfrentó a un cierre de agua después que se detectó Legionella en septiembre pasado. Denice Marsh, administradora del hogar dijo que se instalaron baños portátiles mientras se atacaba a la bacteria.
Ayudó a que el centro ya tuviera el plan obligatorio de gestión del agua y que tuviera tres galones de agua de emergencia para cada residente por tres días, un suministro que tuvo que mantener durante seis semanas.
Marsh dijo que el centro dejó en claro a sus pacientes y sus familias lo que estaba sucediendo, y ni un solo residente se fue en medio de la limpieza.
El sistema de atención médica de Mercy se enfrentó a dos pruebas de Legionella positivas en el último año: una en su centro de cáncer ambulatorio en Springfield en mayo y otra en el Mercy Hospital St. Louis en febrero.
La limpieza de las tuberías del centro oncológico de Mercy después que se descubriera la bacteria Legionella en cuatro áreas requirió mucho trabajo, según Sonya Kullmann, vocera de Mercy. Alrededor de 75 empleados de Mercy trabajaron durante el fin de semana para llamar a alrededor de 5,200 pacientes. Luego, el sistema hospitalario ofreció pruebas gratuitas para Legionario a cualquier persona que no se sintiera bien, 120 personas realizaron las pruebas, con un costo de $30,000. Todos dieron negativo.
Después de todo eso, la bacteria Legionella resultó ser un tipo que no causa la enfermedad del Legionario.
¿Eliminar el problema?
Una pregunta clave para las instalaciones es cuánto hay que protegerse proactivamente contra las bacterias para que no terminen pagando millones de dólares en facturas si se encuentra Legionella. Edens enfatizó que decidir si hacer que los sistemas de agua complejos sean infalibles o no puede ser una decisión de vida o muerte.
“Nuestro mensaje es que el costo lo vale”, dijo Edens. “Puede evitar que las personas contraigan una enfermedad y evitar que mueran”.
George Roberts Jr., presidente de la junta de la National Association of County and City Health Officials y CEO del Distrito de Salud Pública del Noreste de Texas, se hizo eco de ese sentimiento, al tiempo que enfatizó que los sistemas hospitalarios y otros también deberían estar motivados por esta posible responsabilidad de un brote de Legionario.
“Si algo en su sistema de agua está causando que sus pacientes se enfermen, son responsables de eso”, dijo. “Probablemente esté muy por encima de lo que costaría solucionar el problema”.
Roberts conoce los desafíos de primera mano. Actualmente está trabajando para abordar un brote que enfermó al menos a siete y posiblemente esté conectado a la Feria Estatal del Este de Texas en septiembre.