Los hospitales de California pensaron que estaban listos para el próximo gran desastre.
Han modernizado sus edificios para resistir un gran terremoto y poner a los pacientes fuera de peligro durante los mortales incendios forestales. Han mantenido vivos a los pacientes con generadores de respaldo en medio de apagones y han entrenado a su personal para frustrar a posibles francotiradores.
Pero nada los ha preparado para una crisis de la magnitud que enfrentan hoy.
“Estamos en una batalla contra un enemigo invisible, y tenemos que movilizarnos completamente de una manera que nunca se ha visto en nuestras carreras”, dijo el doctor Stephen Parodi, experto en enfermedades infecciosas de Kaiser Permanente, en California. (Kaiser Health News, que produce California Healthline, no está afiliada a Kaiser Permanente).
A medida que California ingresa al período más crítico en la batalla del estado contra COVID-19, los 416 hospitales, grandes y pequeños, públicos y privados, se esfuerzan por construir la capacidad necesaria para una avalancha de pacientes críticos.
Los hospitales desde Los Ángeles a San José ya están viendo un aumento constante de pacientes infectados por el coronavirus y, hasta ahora, sus autoridades dicen que tienen suficiente espacio para tratarlos.
Pero también lanzaron una advertencia grave: lo que suceda en las próximas cuatro a seis semanas determinará si la experiencia de California en general se parece más a la de Nueva York, que ha visto una explosión de hospitalizaciones y muertes, o la del área de la Bahía de San Francisco, que hasta ahora ha logrado prevenir un aumento importante en nuevas infecciones, hospitalizaciones y muertes.
Algunos de sus preparativos son comunes, como posponer cirugías electivas. Usar más la telemedicina para limitar el contacto cara a cara. Montar carpas afuera de los edificios para atender a pacientes menos críticos. Agregar camas, hospital por hospital, unas pocas docenas a la vez, a espacios como cafeterías, quirófanos y alas desmanteladas.
Pero por necesidad, debido a la escasez de pruebas, ventiladores, equipo de protección personal e incluso médicos y enfermeras, también están probando estrategias creativas, y a veces no probadas, para aumentar su preparación y capacidad.
En San Diego, los hospitales pueden usar residencias universitarias como sitios de atención alternativa. Un gran hospital público en Los Ángeles está recurriendo a la impresión 3D para fabricar piezas de ventiladores. Y en el condado de Santa Clara, con una población de casi 2 millones, los hospitales públicos y privados se han unido para aliviar la presión sobre los hospitales locales al atender a los pacientes en el Centro de Convenciones de Santa Clara.
Sin embargo, algunos hospitales reconocen que, a pesar de sus esfuerzos, pueden terminar colocando pacientes en los pasillos.
“La necesidad en esta pandemia es tan diferente, tan extraordinaria y tan grande que el típico plan de contingencia de un hospital será insuficiente para lo que estamos tratando en este estado y en todo el país”, dijo Carmela Coyle, presidenta y directora ejecutiva de la Asociación de Hospitales de California.
Funcionarios de salud y administradores de hospitales están señalando que abril es el mes más importante en el esfuerzo de California para combatir un fuerte aumento de nuevas infecciones. El secretario estatal de Salud y Servicios Humanos, Mark Ghaly, dijo el miércoles 1 de abril que se espera que el número de hospitalizaciones aumente a mediados de mayo.
El gobernador Gavin Newsom dijo que hubo 1,855 casos de COVID-19 en hospitales el primer día de abril, un número que se triplicó en seis días, y 774 pacientes en cuidados intensivos. A mediados de mayo, se espera que el número de pacientes de cuidados críticos aumente a 27,000, dijo.
Newsom dijo que el estado necesita casi 70,000 camas más, lo que eleva su capacidad total a más de 140,000, tanto dentro de los hospitales como en centros de atención alternativos como los centros de convenciones. También necesita 10,000 ventiladores más que la cifra habitual para la gran cantidad de pacientes que necesitan ayuda para respirar, dijo. Hasta ahora ha adquirido menos de la mitad.
Newsom y funcionarios de salud estatales trabajaron con la administración Trump para llevar un buque hospital naval al Puerto de Los Ángeles, donde ya está tratando a pacientes no infectados con el nuevo coronavirus. El estado está trabajando con el Cuerpo de Ingenieros del Ejército para desplegar ocho hospitales de campaña móviles, incluido uno en el condado de Santa Clara. Y está volviendo a poner en funcionamiento hospitales que habían sido cerrados o estaban programados para cerrar, algunos de ellos en Daly City, Los Ángeles, Long Beach y Costa Mesa.
El gobernador también está redactando un plan para hacer un mayor uso de hoteles y moteles y hogares de adultos mayores para alojar pacientes, si es necesario.
Pero el tamaño del aumento que afecta a los hospitales depende de qué tan bien el público siga el distanciamiento social y las órdenes de quedarse en casa, dijeron Newsom y administradores de hospitales. “No se trata solo de los proveedores de atención médica que cuidan a los enfermos”, dijo el doctor Steve Lockhart, director médico de Sutter Health, que tiene 22 hospitales en el norte de California.
Si bien los hospitales agradecen la asistencia estatal, también están tomando medidas dramáticas para prepararse por su cuenta.
“Estoy realmente muy preocupado y me da miedo que tanta gente siga haciendo negocios como de costumbre”, dijo Chris Van Gorder, CEO de Scripps Health, un sistema con cinco grandes hospitales en el condado de San Diego. “No se necesitaría mucho para abrumarnos”.
Las proyecciones internas muestran que su sistema hospitalario podría necesitar 8,000 camas para junio, dijo. Cuenta con 1.200.
Además de tomar precauciones para proteger a sus trabajadores de salud, como el uso de monitores para bebés para observar a los pacientes sin riesgo de infección, está trabajando con las universidades del área para usar los dormitorios como habitaciones de hospital para pacientes con casos leves de COVID-19, entre otros esfuerzos, explicó.
“Honestamente, creo que deberíamos haber estado mejor preparados”, dijo Van Gorder. “Pero los hospitales no pueden asumir esta carga por sí mismos”.
Van Gorder y otros administradores dicen que la continua escasez de pruebas para COVID-19 ha obstaculizado la respuesta, porque todavía no saben exactamente qué pacientes tienen el virus, al igual que la falta crónica de infraestructura de salud pública.
Kaiser Permanente quiere duplicar la capacidad de sus 36 hospitales de California, dijo Parodi. También está trabajando con la industria de la confección para fabricar máscaras faciales, y buscando habitaciones de hotel para pacientes menos críticos.
El Centro Médico Harbor-UCLA, un hospital con una red de seguridad de 425 camas en Los Ángeles, está trabajando para aumentar su capacidad en un 200%, dijo el doctor Anish Mahajan, director médico del hospital.
Harbor-UCLA está utilizando impresoras 3D para producir tubos de ventilación equipados para atender a dos pacientes por máquina. Y en marzo transformó una nueva sala de emergencias en una unidad de cuidados intensivos para pacientes con COVID-19.
“Fue algo impactante”, dijo Mahajan sobre el movimiento sin precedentes para crear espacio adicional.
Dijo que algunas medidas no han sido probadas, pero todos los hospitales enfrentan una presión extrema para hacer todo lo posible para satisfacer sus mayores necesidades.
En marzo, el Hospital de Stanford en el área de la Bahía de San Francisco lanzó una revisión masiva de su sistema de telemedicina en emergencias para reducir la cantidad de empleados que interactúan con los pacientes en persona. Es la primera vez que el hospital usa telemedicina de esta forma, dijo el doctor Ryan Ribeira, médico de emergencias que lideró el proyecto.
Stanford también hizo un examen de conciencia, pensando quiénes entre su personal podría estar en mayor riesgo si detectaran COVID-19, y los asignó a partes del hospital sin pacientes con coronavirus o áreas dedicadas a la telemedicina.
Muy cerca, varios hospitales de San Francisco que antes eran competencia se han unido para crear un piso dedicado a COVID-19 en el Hospital Saint Francis Memorial, con cuatro docenas de camas de cuidados críticos.
La ciudad cuenta actualmente con 1,300 camas, incluidas 200 de cuidados intensivos. Si el número de pacientes aumenta, como ocurrió en Nueva York, los funcionarios anticipan que necesitarán 5,000 camas adicionales.
Pero el área de la Bahía de San Francisco aún no ha visto el aumento esperado. UCSF Health tuvo 15 pacientes hospitalizados con COVID-19 el martes 31 de marzo. El Hospital General Zuckerberg San Francisco y el Centro de Trauma tuvieron 18 pacientes hospitalizados con la enfermedad el miércoles 1 de abril.
Si bien los funcionarios del hospital son cautelosamente optimistas sobre que las órdenes locales y estatales de quedarse en casa han funcionado para frenar la propagación del virus, todavía se están preparando para lo que podría ser un aumento importante en las admisiones.
“Las próximas dos semanas es cuando realmente veremos el aumento”, dijo Susan Ehrlich, CEO de San Francisco. “Nos estamos preparando para lo peor, pero esperamos lo mejor”.
Esta historia de KHN se publicó primero en California Healthline, un servicio de la California Health Care Foundation.