La víspera del último Año Nuevo, consumidores ansiosos hicieron fila en la oscuridad frente a los dispensarios de marihuana medicinal en California, listos para comprarla pasada la medianoche, cuando se convirtió en legal para uso recreacional.
Pero el efecto del cannabis ha ido más allá de los negocios autorizados. Todos han visto los comerciales sobre estos negocios, o han escuchado charlas y debates, y eso incluye a menores, aunque la marihuana sigue siendo ilegal para los que tienen menos de 21 años.
“Saliendo del aeropuerto de San Francisco, hay vallas publicitarias que promocionan Eaze [un servicio de entrega de hierba] que dicen ‘La marihuana está aquí’”, dijo Danielle Ramo, psicóloga de la Universidad de California-San Francisco, quien investiga sobre el consumo de drogas entre adolescentes. “No estoy segura que los padres esperaran ver tantas imágenes de cannabis por todas partes”.
El lanzamiento de la marihuana recreativa legal en California y en otros estados no parece haber generado grandes cambios en la prevención del abuso de sustancias.
Pero la educación para la prevención de las drogas en las escuelas ha evolucionado de manera significativa desde los años 80, cuando se aconsejaba “solo di no” hasta ahora que se está adoptando un enfoque más apropiado para la era del acceso más fácil a la marihuana. Es uno que enfatiza la toma de decisiones y las habilidades de pensamiento crítico en lugar de la abstinencia.
Un enfoque es el plan de estudios Being Adept (Ser experto): un curso basado en la evidencia que se ha utilizado en unas 20 escuelas en el Área de la Bahía de San Francisco. Estos enfoques se fundamentan en décadas de investigación y nuevas técnicas de enseñanza.
Los anuncios de servicio público que la generación X puede recordar: el huevo en una sartén (“Este es tu cerebro si usas drogas”), o el niño que dice que su padre usa drogas (“¡Lo aprendí mirándote!”) se utilizan en memes, pero ya no forman parte de las campañas públicas de información.
“La mayoría de las investigaciones que analizaron la efectividad de estos mensajes han demostrado que la táctica de asustar no funciona”, dijo Ramo. “Hoy en día, existe una mentalidad completamente diferente sobre la enseñanza de la prevención en la escuela”.
El enfoque ahora se basa en los hechos, no en el miedo. Los maestros estimulan a los estudiantes a examinar datos, especular sobre motivos, discutir riesgos y deliberar sobre sus propios objetivos y valores.
Ashley Brady, instructora de Being Adept, explicó directamente su método a los estudiantes de octavo grado en Marin Primary and Middle School, una escuela privada en Larkspur, California.
“No estoy aquí para decirte qué hacer”, comenzó. “Estoy aquí para darte la información más actualizada posible para que puedas tomar tus propias decisiones saludables e informadas”.
Luego, Brady inició una discusión vertiginosa y llena de datos sobre la química y la fisiología del cerebro. Mostró un video animado sobre cómo la marihuana afecta las vías de la dopamina en el cerebro. Luego lideró una discusión sobre los “ingredientes” de la marihuana y sobre cómo el hígado los metaboliza.
“Puede tomar hasta 30 minutos, tal vez incluso una o dos horas, antes que realmente te golpee”, dijo. “Cuando alguien come algo y no siente los efectos, ¿qué crees que sucede?”
“¡Comen más!”, gritó un estudiante.
“Comen más”, Brady asintió. “Sí, ¿una hora, una hora y media después? Los impacta como un tren de carga y, ya sabes, apenas pueden moverse o hablar, ese tipo de cosas. Así que es posible que tengan que ir al hospital”.
La legalización de esta industria ha afectado el contenido de estas clases: antes se hablaba de marihuana, ahora se habla de una droga muy potente. Brady les dijo a los estudiantes que la legalización ha estimulado la competencia y la innovación entre los proveedores, hasta el punto que ahora están produciendo formas de marihuana extremadamente potentes y calibradas con precisión, llamadas “concentrados”, que se presentan en diversas formas.
“No es la misma droga”, les dijo Brady a los estudiantes. La gente a veces vomita a causa de los concentrados. Algunas personas alucinan e incluso se vuelven psicóticas.
“En los adolescentes que consumen mucho cannabis, hay algunas implicaciones particularmente importantes en el lóbulo frontal, y eso interrumpe un tipo de pensamiento llamado ‘funcionamiento ejecutivo’”.
También es preocupante la gran cantidad de investigaciones que demuestran que el uso de cualquier sustancia potencialmente adictiva mientras el cerebro aún está en desarrollo, ya sea alcohol, marihuana, nicotina u otra droga, desencadena cambios neurológicos que pueden conducir a la adicción.
“Cuanto más se consume en la adolescencia, más probable es que sigan teniendo problemas durante la edad adulta”, explicó Ramo.
El papel de los padres
Jennifer Grellman, psicoterapeuta en Kentfield, California, y fundadora de Being Adept, dijo que los padres deberían hablar sobre drogas y alcohol con sus hijos a menudo, tan pronto como en cuarto grado. Para los padres de California, sugiere usar los nuevos carteles o avisos de marihuana como una entrada al tema.
Y recomienda, aborda el tema con preguntas: ¿qué piensan las personas de tu escuela sobre esos anuncios? ¿Alguno de tus amigos saben qué es en realidad? ¿Has visto este artículo sobre el alumno de séptimo grado que fue expulsado por marihuana en su locker? ¿Qué piensas sobre eso?
Grellman dijo que lo mejor es escuchar lo que dicen y discutirlo: trata de no dar discursos, pero ten claro tus propias expectativas y valores en torno a las drogas y el alcohol.
En cada escuela donde se enseña Being Adept, Grellman ofrece una “Noche de padres”, donde los padres pueden aprender a navegar estas conversaciones. No es solo lo que dicen los padres, explicó, es lo que hacen. Los niños siempre ven cómo sus padres usan sustancias. Como beben o fuman.
Cuando dirigió la noche de padres en marzo en Marin Primary, les aconsejó que se prepararan para ese momento y tuvieran respuestas listas.
Si fuiste a fiestas en la escuela secundaria, no mientas. Si un niño siente deshonestidad o hipocresía, se cerrarán. Lo más importante es mantener las conversaciones abiertas. Si tu hijo sabe que puede hablar contigo, se comunicará si surgen los problemas.
“No tienes que contar toda la historia”, dijo Grellman. “Podrías decir: ‘Sabes, yo fumé y bebí cuando tenía 13 años’. Y si te gustaba, tal vez no lo diría.
“Podrías decir: ‘Fumé o bebí, cuando tenía 13 años. ¿Y sabes, francamente? Era demasiado pronto para mí. Tomé algunas decisiones estúpidas y me metí en problemas. “Puedes contarles las consecuencias”.
Después de la presentación, los padres dijeron que se sintieron aliviados de tener sugerencias concretas sobre cómo hablar con sus hijos, y cuándo comenzar estas charlas.
Esta historia es parte de una asociación que incluye KQED, NPR y Kaiser Health News.
La cobertura de KHN de temas de atenciٙón médica infantil es apoyada en parte por Heising-Simons Foundation.