Después de un proceso accidentado, el Senado confirmó la madrugada del 10 de febrero al representante republicano por Georgia, Tom Price, para dirigir el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS), por un voto de 52 a 47.
Como secretario, Price tendrá una autoridad significativa para reescribir las reglas de la Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA), popularmente conocida como Obamacare, algunas de las cuales ya están casi listas para poner en acción.
Pero ahora, Price tiene una influencia de muy largo alcance, como jefe de una agencia con un presupuesto de más de $ 1 billón para el año fiscal actual. Puede interpretar las leyes de formas diferentes a las de sus predecesores y reescribir las regulaciones y las guías, que definen cómo se ponen en marcha legislaciones importantes.
“Virtualmente, la forma en que se administra el HHS afecta todo lo que la gente hace todos los días”, dijo Matt Myers, presidente de la Campaign for Tobacco-Free Kids. Las responsabilidades del departamento de salud incluyen: seguridad de alimentos y medicamentos, investigación biomédica, prevención y control de enfermedades, así como supervisión de todo, desde laboratorios médicos hasta hogares de ancianos.
Price, un médico de Georgia que se opone a ACA, al aborto y a la financiación de Planned Parenthood, entre otras cosas, podría tener un impacto rápido, incluso sin una orden presidencial o un acto del Congreso
Algunos que lo apoyan están entusiasmados con esa posibilidad. “Con el doctor Price tomando el timón de la política de salud de los Estados Unidos, los médicos y los pacientes tienen razones sólidas para esperar un cambio bienvenido y esperado desde hace mucho tiempo”, dijo Robert Moffit, miembro de la Heritage Foundation, en un comunicado, cuando se anunció la nominación de Price.
Otros son menos entusiastas. Cuando se le preguntó sobre qué políticas podría promulgar, Topher Spiro, del Center for American Progress, dijo en ese momento: “No sé si quiero pensar en las malas ideas que podría llevar a cabo”.
Las siguientes son cinco acciones que el nuevo secretario del HHS podría tomar, según los defensores de ambas partes, que perturbarían las políticas de salud actualmente vigentes:
Cobertura de métodos de control de la natalidad: bajo ACA, la mayoría de los planes de las aseguradoras deben proporcionar a las mujeres cualquier forma de anticoncepción aprobada por la Administración de Alimentos y Drogas (FDA) sin costo adicional. Esto ha sido particularmente polémico en lo que respecta a los empleadores religiosos quienes se oponen a la anticoncepción artificial, lo que ha llevado a alteraciones en las reglas, y ha resultado en dos decisiones separadas de la Corte Suprema, una sobre los derechos de las firmas privadas de tener objeciones religiosas y otra sobre los hospitales religiosos sin fines de lucro y escuelas.
Como secretario, Price tendría dos opciones principales. Podría ampliar la exención de este requisito a todo empleador con objeciones religiosas. O, porque la inclusión específica del control de la natalidad se estableció a través de una regulación y no por la ley en sí, podría simplemente eliminar la cobertura anticonceptiva sin copago de la lista de beneficios que los planes de seguro deben ofrecer. (Esto supone la continuación de la existencia de la ley de salud, al menos en el corto plazo.)
Cambios en el pago de Medicare: la ley de salud creó una agencia dentro del Medicare, llamada el Center for Medicare and Medicaid Innovation, cuya tarea es explorar nuevas formas de pagar a médicos y hospitales, que reducirían los costos y mantendrían la calidad. El secretario del HHS puede obligar a que los médicos y los hospitales participen en los experimentos y en los nuevos modelos de pago. Algunos de ellos han demostrado ser poco populares, en particular la idea de pagar a los proveedores por paquetes de atención, en lugar de permitirles facturar artículo por artículo.
Uno de estos paquetes cubre reemplazos de cadera y rodilla, desde el momento de la cirugía hasta la rehabilitación postquirúrgica. Price, como ex cirujano ortopédico, probablemente actuaría para reducir, retrasar o cancelar ese proyecto, ya que “ha sido un crítico en el pasado”, dijo Dan Mendelson, CEO de Avalere Health, una firma consultora con sede en Washington.
Financiamiento de Planned Parenthood: los republicanos han estado movilizándose literalmente por décadas para sacarle a Planned Parenthood su financiamiento federal. El Congreso tendría que cambiar la ley del Medicaid para quitarle este financiamiento de manera permanente al grupo de salud de la mujer, que también realiza abortos (con fondos no federales) en muchos de sus sitios. Pero un secretario del HHS tiene muchas herramientas a su disposición para hacerle la vida miserable a la organización.
Por ejemplo, durante las administraciones de Ronald Reagan y George H.W. Bush, se impusieron reglas, eventualmente confirmadas por la Corte Suprema, que prohibían al personal de clínicas de planificación familiar financiadas por el gobierno federal ofrecer consejería o referir a mujeres con un embarazos no deseados que buscaran un aborto. La subsiguiente administración de Bill Clinton abolió las reglas, pero podrían regresar bajo el liderazgo del nuevo secretario.
Price también podría arrojar el peso del departamento en las investigaciones en curso sobre los vínculos de Planned Parenthood con firmas que supuestamente vendían tejido fetal con fines de lucro.
Regulación del tabaco: después de años de discordia, el Congreso finalmente acordó, en 2009, otorgar a la FDA una autoridad (limitada) para regular los productos de tabaco. “La autoridad central está permitida”, dijo Matt Myers de la Campaign for Tobacco-Free Kids, quien abogó por la ley. Eso significa que el Congreso tendría que actuar para eliminar muchos de sus cambios. Pero una Secretaría que se oponga a la ley (Price votó en contra de ella en ese momento) podría debilitar su aplicación, dice Myers. O podría reescribir y anular algunas reglas, incluyendo las recientes que afectan a los cigarros y a los cigarrillos electrónicos.
“El secretario tiene una autoridad discrecional muy amplia para no aplicar, o implementar vigorosamente el estatuto de una manera agresiva”, dijo Myers.
Protecciones de conciencia: al final del gobierno de George W. Bush, el HHS publicó reglas destinadas a aclarar que los profesionales de la salud no tenían que participar en la realización de abortos, esterilizaciones u otros procedimientos que violaran una “creencia religiosa o convicción moral”.
Los opositores a las reglas se quejaron, sin embargo, de que eran tan vagas y extensas que podían aplicarse no sólo a los opositores al aborto, sino también a aquéllos que no quieren proporcionar control de la natalidad a las mujeres solteras, o tratamiento del VIH a los homosexuales.
El gobierno de Barack Obama revisó exhaustivamente las reglas, ante la continua consternación de los conservadores. Estaban entre los pocos artículos relacionados con el tema incluidos en la sección de salud del sitio web del presidente electo antes de que la página fuera retirada. Decía: “La Administración actuará para proteger la conciencia individual en el cuidado de la salud”. Muchos esperan que las reglas vuelvan a su forma original.