Fenómeno en aumento: los abuelos que cuidan a sus padres

Lois Jones, de 73 años, y su esposo Richard, de 75, viven en el mismo complejo que la madre de Lois, Madge Wertzberger, de 95, en Pennsylvania. Representan un fenómeno que crece: el de los adultos mayores que cuidan a padres casi centenarios (Eileen Blass para KHN)

Al igual que muchos de los adultos en sus 70s, Lois y Richard Jones de Media, Pensilvania, vendieron su casa y redujeron sus pertenencias, optando por un apartamento cercano en una comunidad para personas mayores que conocen bien. Durante 13 años, han visitado allí a la madre de Lois, Madge Wertzberger.

Wertzberger, de 95 años, está en el hogar de vida asistida en Granite Farms Estates. En octubre, Lois, de 73 años y Richard, de 76, quienes han estado casados ​​por 56 años, se mudaron a un apartamento, en un edificio contiguo.

“No me lleva más de tres minutos caminar a la casa de mi mamá”, dijo Lois. “No tengo que conducir a ninguna parte para ayudarla o para encontrarme con su equipo (médico). Estoy aquí”.

Los Jones son bisabuelos. Sin embargo, están entre un creciente grupo de personas mayores con un padre vivo, lo que significa que, en el siglo XXI, los años de jubilación pueden incluir el cuidado de un papá o una mamá ancianos. Las expectativas se alteran en medio de la nueva realidad donde la esperanza de vida es más larga y hay un creciente número de estadounidenses de edad avanzada.

“Puedo entrar cuando necesito llevarle algo o hablar con ella. Nos vemos al menos una vez a la semana, pero ahora es más fácil verla más días si queremos”, contó Jones. “Mi hermana menor normalmente la lleva al médico, pero comparto algo de eso. Sólo porque estoy aquí no significa que tenga que llevarla a las citas de su médico”.

Cuidar de un miembro mayor de la familia no es lo mismo que era cuando se estudió y acuñó el término de “generación sándwich”, esa gente metida con fórceps entre los padres envejeciendo y los hijos jóvenes, explicó Amy Horowitz, profesora de trabajo social en la Universidad de Fordham, en Nueva York.

“Ahora son los hijos los que están al borde del retiro o ya se han jubilado y siguen teniendo la responsabilidad de los padres mayores”, dijo. “En la ciudad de Nueva York, conozco a alguien cuya madre de casi 90 años vive en el mismo edificio de apartamentos. La pregunta es, ¿cómo equilibras tu propia vida?”

Está cambiando la demografía, analizó Kathrin Boerner, profesora asociada de gerontología en la Universidad de Massachusetts, en Boston. “Para muchas personas, es la época -si están lo suficientemente bien de salud– durante la cual se espera un tiempo de mayor libertad. Han superado todas las tareas de cuidado y, la mayoría de las personas, pueden dedicarse a sus propias necesidades”, agregó Boerner. “Pero para aquellos con padres muy viejos, simplemente no es así”.

En su presentación de 2015 en la Sociedad Gerontológica de América, señaló: “… En la mayoría de los países desarrollados los muy ancianos son el segmento de más rápido crecimiento de la población, con un aumento esperado del 51% de los mayores de 80 años entre 2010 y 2030”. Y, dos tercios de estos ancianos tienen hijos en edad avanzada, que suelen ser sus principales cuidadores.

“Escuchamos cosas de personas de 80 años cómo: ‘No tengo una vida’. Imagínense eso. Tienes 80 años y ‘no tengo una vida porque estoy cuidando a mi madre’”, dijo Boerner.

A veces, es el hijo adulto mayor quien tiene más problemas de salud que el padre.

En octubre de 2014, Carol Pali, de 71 años, se mudó a Fort Washington Estates, un complejo para seniors de vida independiente en Fort Washington, Pennsylvania, debido a un diagnóstico de mieloma múltiple, un cáncer de la sangre, casi al mismo tiempo que se retiró de la enseñanza a tiempo completo.

“Llegó a un punto en el que yo estaba dentro y fuera del hospital todo el tiempo”, dijo. “Así que decidí mudarme aquí. Es mejor que tener que cuidar de la casa”.

Ahora, Pali vive en la misma comunidad que su madre, Peg Henrys, quien recientemente cumplió 97 años.

“Nos vemos todos los días a la hora de la cena, pero ella tiene su vida aquí y yo tengo la mía. No estamos juntas todo el tiempo”, contó Pali. “Ella está mejor que yo”, agregó. “Yo antes tenía linfoma no Hodgkin. Y mi madre no tiene nada, excepto que no puede oír muy bien”.

Fort Washington Estates es parte de Acts Retirement-Life Communities, una compañía suburbana con sede en Philadelphia que opera comunidades de cuidado continuo para adultos mayores en ocho estados, atendiendo a casi 9.000 residentes. Los costos varían según la ubicación, el tipo de comunidad, los ocupantes y el contrato, según Michael Smith, portavoz de Acts.

Los honorarios en Fort Washington son más bajos que el promedio de la compañía de $245.000 por ingresar y $2.800 por mes, dijo. En Fort Washington, el ingreso comienza en $140.000 y la cuota mensual es de $2.486. Smith dijo que las tarifas mensuales no aumentan con el incremento de atención.

Theresa Perry, directora corporativa de servicios de bienestar de Acts, dijo que estos acuerdos entre padres e hijos están en aumento en sus comunidades.

“Pueden echarle un ojo a mamá o papá y no tienen que viajar”, dijo Perry. “Hace una gran diferencia saber que la familia está tan cerca, y que pueden ir caminando a visitarlos”.

La cobertura de KHN sobre el final de la vida y enfermedades graves es apoyada por The Gordon and Betty Moore Foundation y su cobertura de envejecimiento y temas de atención a largo plazo es apoyada por The SCAN Foundation.

 

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