Preocupada por el alto costo del copago por la vacuna contra el herpes zóster (culebrilla), Jacky Felder, una beneficiaria de Medicare, optó por no vacunarse el año pasado.
Hace un mes, la mujer de Green Bay, Wisconsin, desarrolló la enfermedad: un sarpullido doloroso y picazón en el abdomen. “Afortunadamente, he tenido un caso bastante leve, pero he pasado una semana y media con mucho dolor”, dijo Felder, de 69 años.
Felder no está sola. A nivel nacional, alrededor del 35% de las personas de 60 años o más fueron vacunadas contra la culebrilla en 2018, comparado con el 7% en 2008, según un informe de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) lanzado el 9 de julio.
Sin embargo, el informe también muestra que los adultos de bajos ingresos y aquéllos que son de raza negra o hispanos (de todas las razas) tienen muchas menos probabilidades de vacunarse que los blancos no hispanos.
Alrededor del 39% de los adultos blancos no hispanos recibieron la vacuna contra el herpes zóster en 2018, en comparación con solo cerca del 19% de los adultos hispanos y de raza negra, según el informe.
Estos hallazgos son consistentes con las disparidades que existen con otras vacunas para adultos.
Los adultos con ingresos por debajo del nivel federal de pobreza ($12,760 anuales para un individuo) tienen solo la mitad de probabilidades de vacunarse que aquéllos con ingresos anuales de más de $25,000, revela el informe.
Cara James, CEO de la organización sin fines de lucro Grantmakers in Health y ex directora de la Oficina de Salud de las Minorías en los Centros para Servicios de Medicare & Medicaid (CMS), dijo que los las personas de raza negra y los hispanos son más propensos que los blancos no hispanos a no tener seguro médico o un proveedor de salud regular, lo que puede explicar sus tasas de vacunación más bajas.
También es probable que no tengan dinero para pagar la inyección.
Estas tasas de vacunación más bajas pueden tener un nuevo impacto negativo si se desarrolla una vacuna para COVID-19, analizó James.
Aunque están en mayor riesgo de contraer el coronavirus y experimentan casos más graves de COVID-19, es posible que estas comunidades no estén primeras en la fila para vacunarse debido a los costos y otros factores.
La culebrilla es causada por el mismo virus de la varicela, que puede permanecer inactivo en el cuerpo durante años. En uno de cada tres adultos, el virus puede reactivarse como culebrilla, y a menudo se presenta como una erupción cutánea dolorosa en cualquier parte del cuerpo.
El fabricante de medicamentos Merck ofreció la primera vacuna contra la culebrilla, llamada Zostavax, en los Estados Unidos, en 2006. A finales de 2017, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) aprobó una vacuna más moderna y más efectiva, Shingrix, y este mes Merck dejó de vender la suya.
Shingrix, desarrollada por GlaxoSmithKline, es 97% efectiva para prevenir la enfermedad en adultos de 50 a 69 años, en comparación con aproximadamente 51% en el caso de Zostavax. Los CDC recomiendan que todas las personas mayores de 50 años, incluidas las que fueron vacunadas con Zostavax, reciban Shingrix. No se requiere receta médica.
La Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio (ACA) requirió que los servicios de salud preventivos, incluidas las vacunas, se ofrecieran a las personas con seguro médico sin costos de bolsillo. Pero los beneficiarios de Medicare fueron excluidos en esta norma.
Aunque los beneficiarios de Medicare reciben vacunas gratuitas para la gripe y la neumonía, a menudo tienen que pagar de su bolsillo por otras vacunas, incluida la de la culebrilla. Los pagos los establece el plan de medicamentos que tengan.
El doctor William Schaffner, experto en enfermedades infecciosas de la Universidad de Vanderbilt en Nashville, dijo que recomienda que sus pacientes reciban la vacuna Shingrix antes de cumplir 65 años y de inscribirse en Medicare. Schaffner culpa al Congreso por agregar costos de vacunas para las personas con Medicare.
“Hemos visto que una parte sustancial de la población recibe la vacuna, pero está lejos de la meta del 100%”, agregó Schaffner.
GlaxoSmithKline dijo que el afiliado promedio de Medicare paga $50 por cada una de las dos dosis de la vacuna, que generalmente se administran con unos meses de diferencia.
Para las personas sin seguro, Shingrix cuesta alrededor de $300 por las dos dosis.
Además del costo, otro factor que puede influir en la baja tasa de vacunación es el acceso. La demanda de Shingrix provocó una escasez de la vacuna poco después de su lanzamiento, pero ejecutivos de GlaxoSmithKline dicen que ahora tienen una buena cantidad de dosis para distribuir.
Alrededor de 17 millones de personas han recibido al menos una dosis de Shingrix, aunque la vacuna se recomienda para más de 100 millones, dijo Sean Clements, vocero del laboratorio. En comparación, dijo que entre 20 y 25 millones de personas recibieron Zostavax después de 14 años en el mercado.
La doctora Anjali Mahoney, médica de familia en Los Ángeles y vicepresidenta de asuntos clínicos de la Escuela de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California, dijo que estaba complacida de escuchar sobre el gran aumento en las personas que reciben la vacuna.
“Aproximadamente 1 de cada 3 personas contraen herpes zóster en su vida, y eso no es algo que quieran tener”, dijo. Las complicaciones y el dolor que causa la culebrilla, agregó, pueden durar años, mucho después que la erupción haya desaparecido.
También dijo que las barreras por los costos para los beneficiarios de Medicare mantienen los números más bajos de lo que deberían ser.
Felder, cuyos ingresos se limitan a lo que recibe del Seguro Social, dijo que incluso $50 por dosis sería demasiado para pagar la vacuna contra la culebrilla. Espera vacunarse si recibe otro cheque de estímulo federal.
“No es correcto que las personas que tienen Medicare paguen por esto, porque muchas personas pueden enfermar gravemente por el herpes zóster”, agregó.