Una sensación de ser irrelevantes, invisibles, invade de repente a los adultos mayores, cuando pasan de ser padres de tiempo completo a tener el “nido vacío”, de ser trabajadores obsesivos a tranquilos jubilados. La autoestima se lesiona cuando los colegas más jóvenes ya no escuchan sus comentarios, o cuando la productividad baja.
Una nueva investigación sugiere que esta percepción de volverse irrelevante es muy real. Por eso, algunas personas mayores están decididas a seguir siendo socialmente activas, relevantes y a evitar la soledad que generalmente se relaciona con el envejecimiento.
“A medida que las personas envejecen, hay cada vez menos oportunidades de sentir que marcan la diferencia e importan”, dijo el sociólogo Markus Schafer, profesor adjunto del Institute for Life Course and Aging de la Universidad de Toronto.
“Las sociedades occidentales están mucho más centradas en la juventud, se reflexiona poco sobre formas en las que las personas mayores pueden contribuir a la vida de las generaciones futuras”, dijo Schafer.
Cuando se llega a los 60, las oportunidades para ofrecer consejos disminuyen drásticamente, dijo Schafer, el autor principal de un estudio sobre cómo asesorar y aconsejar da más sentido a la vida. En general, 1 de cada 5 adultos de 60 años dijo que no había aconsejado a nadie en el último año, y la tasa bajó a 1 de cada 4 entre los de 70 años, según un estudio de 2016 realizado con más de 2,500 adultos publicado en Social Psychology Quarterly.
Eso no es todo. Una encuesta nacional entre 1,000 adultos de 64 años o más realizada en agosto de 2017 por la organización sin fines de lucro SCAN, con sede en California, halló que casi una cuarta parte de los encuestados coincidía en que “ya no eran importantes para nadie”.
Tener un propósito y un significado previene la soledad, que tiene un costo emocional y físico. Los estudios realizados por Lisa Jaremka y otros investigadores han descubierto que la soledad se asocia con sistemas inmunológicos más débiles y una peor salud física.
En un estudio publicado en 2013, Jaremka, profesora asistente de ciencias psicológicas y del cerebro en la Universidad de Delaware en Newark, descubrió que las personas solitarias sufrían más de inflamaciones que aquellas que se sentían más conectadas socialmente. La inflamación crónica está relacionada con varias enfermedades, así como con el deterioro funcional y la fragilidad.
“Seguir teniendo ese compromiso social puede ayudar a mantener un propósito y motivar a tener hábitos que son mejores para la salud”, dijo la socióloga Patricia Thomas, asociada de la facultad en el Center on Aging and the Life Course de la Purdue University en West Lafayette, Indiana, quien estudia el compromiso social entre los adultos mayores.
Algunos adultos mayores en Austin, Texas, están encontrando su propósito con una comunidad creada por Aging is Cool, una compañía de envejecimiento activo fundada hace poco más de un año.
“Se trata de permanecer visible y mantenerse comprometido”, dijo la cofundadora Amy Temperley. “Si te escondes en tu casa y no interactúas con el mundo, te deteriorarás”.
El modelo que ella y su esposo, Damien, idearon, ofrece opciones para mantener a las personas activas y comprometidas. Por $24 al mes, los miembros pueden asistir a un ilimitado número de clases y actividades grupales, incluyendo entrenamiento cerebral y de memoria; actividades sociales y voluntarias, y ejercicios que enfatizan la fuerza, la movilidad y la flexibilidad.
Rosie Cortez, de 66 años, abuela de dos, se involucró luego que un ataque al corazón la estimuló a perder peso y hacer más ejercicio. Ella también necesitaba una compañía más estimulante.
“Pasé mucho tiempo con mis nietos y me encantó, pero también se necesita tiempo para estar con adultos”, dijo Cortez.
Esfuerzos similares están en marcha en todo el país, desde organizaciones del National Council of Aging hasta en sedes de YMCA. También en parques y en centros de recreación urbanos, que crean programas sociales para “adultos mayores activos”.
Entre estas estrategias, el voluntariado ahora se vislumbra como una forma efectiva de combatir la irrelevancia y la soledad. Un estudio de la Universidad Estatal de Florida demostró que el voluntariado parecía tener la misma influencia positiva en la salud que el ejercicio y no fumar.
“Se demuestra que el voluntariado es, en muchos sentidos, un comportamiento saludable”, dijo Dawn Carr, profesora asistente de sociología en Florida State, en Tallahassee.
Su estudio, publicado el año pasado en Journals of Gerontology: Social Sciences, encontró que “participar activamente en el voluntariado se relaciona con niveles más bajos de incapacidad posterior más adelante en la vida”.
De acuerdo con Toby Haberkon, co-autor del libro “Consejos para los mayores de 60 para buscar trabajo: recursos y opciones prácticas para los baby boomers”, la mejor actitud en el lugar de trabajo es ser flexible, aprender sobre redes sociales y tecnología, y no quejarse todo el tiempo y añorar el pasado. “No discutas sobre tus nietos y guárdate los dolores para ti mismo”, aconseja.
El autor pone como ejemplo a la actriz Betty White, que sigue produciendo activamente a sus 96 años, siempre con un mensaje positivo.
La cobertura de KHN relacionada con el envejecimiento y la mejora de la atención de adultos mayores está respaldada en parte por la John A. Hartford Foundation.