Sospechas de fraude al Medicare y riesgos por cremas para el dolor preparadas en farmacias

Medicare paga cientos de millones de dólares cada año por cremas, geles y lociones recetadas, preparadas por encargo en farmacias, principalmente para tratamiento del dolor. Pero un nuevo informe revela que funcionarios están preocupados por posible fraude y riesgo para los pacientes, por productos fabricados en casi una cuarta parte de las farmacias que preparan la mayoría de estas recetas.

“Aunque parte de esta facturación puede ser legítima, todas estas farmacias deberían recibir un mayor escrutinio”, concluye el informe de la Oficina del Inspector General del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS).

En total, 547 farmacias (casi el 23% de las que envían la mayoría de las facturas a Medicare por hacer estas cremas) recibieron uno o más de las cinco alertas rojas establecidas por los investigadores. Estas incluyen:

Más de la mitad de estas farmacias recibieron dos o más alertas rojas, y 10 recibieron las cinco.

Por ejemplo, una farmacia de Oregon presentó reclamos para el 91% de sus clientes. Una farmacia en Nueva York envió 5,342 recetas ordenadas por un podiatra, mientras que una farmacia de Florida pasó de facturar a Medicare $7,468 en 2015 por estos tratamientos, a facturar $1,8 millones el año siguiente.

Muchas de las farmacias están agrupadas en cuatro ciudades: Detroit, Houston, Los Ángeles y Nueva York.

El informe se produce en medio de la preocupación constante de funcionarios de Medicare por estos medicamentos hechos “a medida”. Además de las preguntas planteadas en el informe sobre el uso excesivo y los precios, la seguridad ha sido un tema clave en los últimos años. Un brote de meningitis en 2012 se relacionó con una farmacia de Massachusetts que no mantuvo las condiciones de esterilidad y vendió inyecciones contaminadas hechas por encargo que mataron a 64 personas.

Cuando se preparan de manera segura, los medicamentos hechos en farmacias, también llamados medicamentos compuestos, ofrecen una opción legítima para los pacientes cuyas necesidades médicas no pueden cubrirse con productos disponibles en el mercado, producidos en masa por compañías farmacéuticas. Por ejemplo, un paciente que no puede tragar una píldora recetada disponible comercialmente puede obtener una versión líquida del medicamento.

Las juntas farmacéuticas estatales generalmente supervisan estas farmacias y los medicamentos que producen no se consideran aprobados por la Administración de Drogas y Alimentos (FDA).

El nuevo informe se centra en las preocupaciones con los medicamentos compuestos de uso tópico.

El gasto de Medicare para estos tratamientos se ha disparado, aumentando más de 2,350%, de $13.2 millones en 2010 a $323.5 millones en 2016. Según el informe, las alzas de precios y el número exorbitante de recetas impulsaron el aumento.

No es la primera vez que el inspector general analiza estas drogas. Un informe de 2016 reveló que el gasto general en todos los tipos de medicamentos compuestos, no solo los tópicos, había aumentado drásticamente.

En respuesta a estos informes previos, la International Academy of Compounding Pharmacists, el grupo comercial de la industria, dijo que los medicamentos legítimamente preparados “pueden mejorar drásticamente la calidad de vida de un paciente” y señaló que deben existir controles de facturación adecuados. Agregó que el informe del inspector general de 2016 encontró que “no se realizan tales controles”.

Este informe, que este grupo aún no ha revisado, se centra en los medicamentos tópicos y un subgrupo dentro de las 15.290 farmacias que ofrecen al menos una de esas recetas cada año. Analizó los registros de facturación de las 2.388 farmacias que hacen al menos 10 de esas recetas al año, vendiendo el 93% de todos los medicamentos tópicos compuestos que paga Medicare.

La mayoría de las recetas fueron para el tratamiento del dolor, preparadas con ingredientes como lidocaína, un anestésico, o diclofenaco sódico, un medicamento antiinflamatorio.

En promedio, esos compuestos fueron más caros que los medicamentos comerciales que contienen los mismos ingredientes.

Por ejemplo, Medicare pagó un promedio de $751 por un tubo de lidocaína compuesta y $1.506 por el de diclofenaco, según el informe del inspector general. Los tubos no compuestos de estos medicamentos promediaron los $445 y $128, respectivamente.

El comisionado de la FDA, Scott Gottlieb, describió hace poco los nuevos esfuerzos que su agencia está llevando a cabo para supervisar las drogas compuestas a raíz de la legislación aprobada por el Congreso después del brote de meningitis.

“La FDA está inspeccionando las instalaciones de compuestos para evaluar si los medicamentos que son esencialmente copias de medicamentos aprobados por la FDA se están preparando ‘a medida’ para los pacientes” que de otro modo podrían tomar un producto comercializado “, dijo en un comunicado el 28 de junio.

Gottlieb también dijo que la FDA planea tener más información disponible para los pacientes y sus médicos sobre las cremas tópicas compuestas para el dolor, incluida información sobre su efectividad y los posibles riesgos de seguridad.

No ser efectivo es un riesgo para la seguridad, señaló Miriam Anderson, investigadora de la oficina del inspector general que ayudó a redactar el informe.

El informe instó a los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS) a aclarar algunas de sus políticas para enfatizar que las aseguradoras pueden limitar el uso de medicamentos compuestos requiriendo autorización previa, o estableciendo otros pasos. La agencia estuvo de acuerdo con las recomendaciones, según el informe, incluida la necesidad de “hacer un seguimiento de las farmacias con facturación dudosa de la Parte D [de Medicare] y de los profesionales que escriben las recetas asociados a estas farmacias”.

Anderson dijo que la oficina del inspector general continúa investigando el problema.

“Vamos a investigar una serie de pistas específicas en farmacias y profesionales que recetan y que han sido identificados con estos patrones cuestionables”, dijo. “Cada vez que vemos ese tipo de aumento en el gasto, genera preocupación sobre fraude, desperdicio y abuso”.

La cobertura de KHN del desarrollo de medicamentos recetados, y costos está respaldada en parte por la Laura and John Arnold Foundation.

 

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