La administración Trump ha detenido a 2,322 menores de 13 años en medio de las acciones en la frontera, dijo el miércoles 20 de junio un funcionario del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) a Kaiser Health News. Representan casi el 20% de los niños inmigrantes que actualmente están bajo custodia del gobierno de los Estados Unidos, mientras avanza la política de “tolerancia cero”.
Su bienestar está siendo supervisado por una pequeña división del Departamento de Salud y Servicios Humanos, la Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR), que tiene poca o ninguna experiencia en el cuidado de niños pequeños.
El número de niños bajo custodia se ha disparado en las últimas seis semanas, desde que la administración Trump comenzó a detener a los padres y a sus hijos en la frontera de los Estados Unidos, separándolos y enviándolos a diferentes instalaciones. Un total de 11.786 menores de 18 años están detenidos actualmente, dijo el funcionario.
El presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva el miércoles 20 de junio para que se detenga a los padres y a sus hijos juntos. La orden también pasa la supervisión de este proceso del HHS al Departamento de Seguridad Nacional. Pero no está claro cuándo los niños se reunirán con sus padres, y si esta orden cumplirá con los estandares para el tratamiento de niños bajo custodia, conocido como el acuerdo Flores.
Desde 2003, la ORR ha estado a cargo de albergar y encontrar hogares adecuados para “niños extranjeros no acompañados”, generalmente inmigrantes adolescentes que llegan a los Estados Unidos sin un padre o tutor.
Pero sus responsabilidades han cambiado y han aumentado exponencialmente desde abril por las nuevas políticas migratorias, lo que significa que la oficina ahora es responsable de tener bajo custodia no solo a más niños, sino también a niños mucho más pequeños que los que llegaron en el pasado, dijeron expertos.
Más allá de la atención médica especializada, los niños más pequeños tienen diferentes necesidades de alimentos y vivienda, y requieren una atención personalizada.
“Los niños son más chiquitos y estarán allí por un tiempo más prolongado, y están profundamente traumatizados al ser separados de sus padres por la fuerza”, dijo Mark Greenberg, ex funcionario de la Administración para Niños y Familias del HHS, que supervisa la ORR. “Todo eso hace que sea mucho más difícil operar el programa”.
La compleja crisis se magnifica por la inexperiencia de algunos de los responsables políticos que lideran estas acciones, dijeron los críticos, entre ellos ex funcionarios de las administraciones republicana y demócrata de la última década.
Scott Lloyd, director de la ORR, es un abogado cuya carrera se ha centrado en impulsar estrategias contra el aborto. Fue el que dirigió los esfuerzos legales de la administración Trump para prohibir abortos en inmigrantes adolescentes detenidas. La principal experiencia de inmigración de Lloyd antes de liderar la ORR fue la investigación para un informe sobre refugiados realizada para los Knights of Columbus, una organización católica con una postura antiabortista, según una declaración en una demanda presentada por la Unión de Libertades Civiles de los Estados Unidos.
Kenneth Wolfe, el vocero de HHS que proporcionó las cifras de menores detenidos, se negó a contestar preguntas sobre cuántas personas trabajan actualmente en la ORR o si la oficina ha asegurado personal adicional o la experiencia necesaria para hacer frente a la afluencia de niños pequeños. Tampoco dijo cuántos de los 2,322 niños menores de 13 años han sido separados de sus familias.
Antes, la administración se había negado a proporcionar las edades de los niños separados de sus familias, diciendo solamente que alrededor de 2,300 niños han sido separados y detenidos desde que la política entró en vigencia.
Las condiciones de detención, que incluyen a niños retenidos en corrales y tiendas de campaña, han encendido una tormenta política sobre posibles abusos en el tratamiento de niños de tan solo 4 años. Algunos de estos niños, incluidos los más pequeños, están siendo enviados a refugios especiales para niños pequeños, según informes de medios. La atención también es costosa: solo las tiendas le cuestan al HHS $775 por persona por día, según estos reportes.
Los republicanos, incluida la ex primera dama Laura Bush, han pedido a la administración que ponga un freno a estas acciones. El presidente Donald Trump ha culpado al Congreso por las detenciones, pero los principales asesores de la Casa Blanca han promovido activamente las separaciones familiares como un cambio de política.
Los informes de noticias han descrito a los niños de hasta 5 años siendo regañados por jugar, un adolescente enseñando a otros cómo cambiar el pañal de un niño pequeño, y cuidadores a los que no se les permite tocar a los niños. ProPublica informó que más de 100 niños detenidos son menores de 4 años.
La ORR, agregan los expertos, ya está en desventaja.
“Es muy difícil y costoso crear esa capacidad”, señaló Robert Carey, ex director de la ORR durante la administración Obama. “Todos los aspectos de la atención son dramáticamente diferentes en función de la edad… se necesitan personas capacitadas en el desarrollo o cuidado de la primera infancia”.
Esa es una carga pesada para una oficina que, insisten expertos, nunca fue pensada para servir como un sistema de vivienda a largo plazo.
Carey y otros dijeron que no está claro si la administración tuvo suficiente tiempo o apoyo para adaptarse.
Muchos empleados de la ORR, agregó Carey, son personal de carrera con amplios conocimientos sobre inmigración y bienestar infantil, con quienes él mismo trabajó frecuentemente durante su mandato.
“Los niños están bajo la custodia de la ORR sin los recursos adecuados”, dijo Shadi Houshyar, quien dirige las iniciativas de primera infancia y bienestar infantil en Families USA, un grupo de defensa. “Definitivamente va a dar lugar a que se tomen decisiones potencialmente perjudiciales”. La capacidad, el entrenamiento y la orientación fundamentales, como la comprensión de las necesidades de los niños, no es la orientación que tiene la ORR”.
Mientras la ORR tiene un historial de ubicar a adolescentes que llegan solos con parientes en los Estados Unidos, ese desafío crece por la política de separar a los niños, que son pequeños y pueden entender muy poco sobre esta experiencia, o pueden no ser capaces de identificar a los familiares que podrían acogerlos.
Para complicar más las cosas, cuando las familias están separadas, los padres e hijos son monitoreados por diferentes agencias federales: los padres por el Departamento de Seguridad Nacional y los niños por la ORR. A los niños pequeños se los trata de la misma manera que a los menores que llegaron por su cuenta. Todo esto hace que la reunificación sea más difícil. Y ese es un problema que preocupa a los expertos, incluso si se termina con las separaciones familiares.
“No parece que hayan encontrado una solución a este proceso”, dijo un ex funcionario de HHS, que solicitó el anonimato porque podría enfrentar problemas profesionales por hablar en público. Como resultado, agregó, “el tiempo que el niño permanece en la ORR podría ser significativamente más prolongado”, lo que a su vez aumenta el trauma y causa otros problemas a largo plazo.
La cobertura de KHN de los problemas de salud de los niños es apoyada en parte por la Heising-Simons Foundation.