Cuando Mary Kay Gilbert vio a su médico en mayo por una infección en la piel, en su pierna, no se sorprendió al recibir una receta para una crema antibiótica.
Pero Gilbert, de 54 años, enfermera y asesora de salud, sí se sorprendió cuando su médico hizo clic en la computadora y le dijo a Gilbert que el medicamento costaría $30 con su plan de Blue Cross Blue Shield.
“Es genial tener esa información”, recordó haberle dicho al doctor de Edina, Minnesota.
Allina Health, una gran red de hospitales de Minnesota a la que pertenece el médico de Gilbert, es uno de un número cada vez mayor de sistemas de salud y aseguradoras que proporcionan información sobre precios de medicamentos a los médicos en tiempo real, para que puedan ayudar a los pacientes a evitar el “impacto del precio de etiqueta” en la farmacia.
La herramienta para chequear los precios, que está incorporada en el registro electrónico de salud y el sistema de prescripción de los médicos, muestra cuánto pagarán los pacientes de su bolsillo en función de su seguro y de la farmacia. Le permite al médico encontrar una alternativa más económica cuando sea posible, y comenzar el proceso de obtener la autorización para un medicamento, si lo requiere la aseguradora.
El alto costo de los medicamentos ha sido el foco de un creciente debate nacional sobre la modernización de la atención médica en los Estados Unidos.
Según estudios, los consumidores no retiran de las farmacias cientos de miles de recetas cada año, generalmente debido a los altos precios. Algo que pone en peligro la salud y, a menudo, lleva a mayores costos.
Expertos dicen que la herramienta puede ayudar a los consumidores —que están enfrentando copagos y deducibles más altos— a conocer opciones más baratas en un espacio confiable como es el consultorio del médico.
Aun así, los médicos han tardado en adoptar la tecnología, a veces debido a las preocupaciones sobre la posibilidad de atascarse en largas discusiones sobre los costos de los medicamentos. Humana, por ejemplo, presentó su herramienta sobre precios de medicamentos a los médicos de su red en 2015. Hoy en día, menos del 10% la está utilizando, dijeron funcionarios de la compañía.
Pero la herramienta también tiene serias limitaciones. Debido a que las negociaciones de precios entre las aseguradoras, los fabricantes de medicamentos y los intermediarios suelen ser altamente competitivas y secretas, las herramientas a menudo no tienen datos para todos. Por ejemplo, la de Allina funciona solo para la mitad de sus pacientes. Esto se debe a que no todos los administradores de beneficios de farmacia comparten sus datos sobre los costos de afiliación del plan de salud, y muchas veces proporcionan solo una fracción de su información.
“Los médicos no la usan porque no tienen los datos de todos sus pacientes, y los planes de salud no los promocionan porque los médicos no cuentan con la tecnología”, dijo Anthony Schueth, consultor de tecnología de la información de salud en Jacksonville, Florida. “Puede ser una herramienta poderosa cuando funciona, pero en este momento los que la pueden impulsar no están allí para adoptarla masivamente”.
En una audiencia el mes pasado, la senadora Martha McSally (republicana de Arizona) presionó a una de las principales autoridades sanitarias de la administración Trump a que contestara por qué muchos pacientes no tienen acceso a la información sobre los precios de los medicamentos recetados en el consultorio de su médico.
“Esta es América. ¿Por qué no podemos tener esta herramienta disponible ahora?”, preguntó. “Los datos están ahí; la información está. ¿Qué se necesita para que esto suceda?”.
La tecnología recibió un impulso en junio, cuando los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS) ordenaron que todos los planes de medicamentos de Medicare incluyeran esta herramienta en el sistema de prescripción electrónica de sus médicos a partir de 2021.
Los administradores de beneficios de farmacia (PBM) son los que proporcionan los datos sobre lo que los consumidores gastan de su bolsillo en medicamentos. Los PBM son los intermediarios que negocian con las farmacéuticas los precios que las aseguradoras pagarán, y cuáles drogas cubrirán. Por lo tanto, la utilidad de una herramienta se ve afectada cuando los PBM clave no se incluyen en las listas.
Dada la naturaleza competitiva de la industria, la cooperación tampoco no parece estar en el horizonte, dicen algunos funcionarios.
Sin embargo, el Consejo Nacional de Programas de Medicamentos Recetados, un grupo sin fines de lucro que ayuda a establecer pautas para la industria farmacéutica, ha estado trabajando en estándares para una herramienta de precios de medicamentos. John Klimek, vicepresidente senior, predice que para el próximo año los médicos de todo el país podrán usar la misma herramienta de precios de medicamentos para consultar los costos para todos sus pacientes, independientemente de la aseguradora.
Incluso sin un estándar de este tipo, los médicos y hospitales tienen un incentivo para usar la herramienta más allá de ofrecer un servicio de ahorro a sus pacientes: también puede ahorrarles dinero a los proveedores.
Por ejemplo, Allina, que posee u opera una docena de hospitales y docenas de clínicas en Minnesota y Wisconsin, recibe una tarifa fija de algunas aseguradoras para atender todas las necesidades de salud del paciente. Por eso, los médicos y el sistema de salud se benefician cuando pueden reducir los costos y mejorar la adherencia de los pacientes a sus medicamentos, explicó el doctor David Ingham, médico de familia también de Edina, uno de los 600 médicos de atención primaria de Allina que utiliza la herramienta.
“Cuando recetamos un medicamento más caro, compartimos menos ingresos del contrato del seguro”, dijo.
Por ejemplo, señaló que la herramienta lo ayudó a recetar inhaladores para pacientes con asma.
El doctor Norman Rosen, médico de familia en Orange, California, empleado por el Sistema de Salud Providence St. Joseph, es uno de los 800 médicos del hospital que este año están probando la herramienta de precios de medicamentos de Blue Shield of California. En base a los primeros meses de uso, se espera que la herramienta ahorre a los pacientes un total de más de $100,000 en costos de bolsillo este año, según las compañías.
Rosen dijo que, sin la herramienta, sería imposible saber rápidamente qué medicamentos están cubiertos por las aseguradoras y cuáles son los copagos. Dijo que ya ha ahorrado a algunos pacientes varios miles de dólares al año al cambiar sus medicamentos para la hipertensión o la diabetes.
“No toma mucho tiempo, y esto puede ser una intervención importante porque uno de los temores que tenemos es que un paciente no tome su medicamento porque es demasiado caro”, dijo Rosen.