NUEVA YORK – Las paredes de la sala de lectura de la biblioteca de la Academia de Medicina de Nueva York están llenas de estantes altos de madera que contienen tomos de anatomía y otros cursos encuadernados en cuero. Sobre los estantes reposan bustos, todos blancos no hispanos y hombres, iluminados por dos grandes arañas de bronce. Las ventanas de piso a techo dan al Central Park y a la Quinta Avenida de la ciudad de Nueva York.
Este escenario, que habla del pasado de la medicina, se convirtió recientemente en el telón de fondo para tramar su futuro.
Un domingo gris reciente, 150 estudiantes de medicina y enfermería llegaron aquí antes de las 9 de la mañana para aprender a combinar sus futuras carreras profesionales con el activismo social y político.
“Como médicos, tendremos esta tremenda oportunidad de hablar con la gente todos los días”, dijo Miriam Callahan, estudiante de segundo año de la facultad de medicina de la Universidad de Columbia. “Tendremos la capacidad de organizarnos con ellos, de unirlos”.
Aunque tradicionalmente se ha considerado a los médicos como un grupo mayormente conservador, cada vez es más evidente que los futuros doctores se inclinan hacia la izquierda. Este año, el “caucus” estudiantil de la American Medical Association persuadió a la organización para que abandonara su oposición de décadas a la atención médica de pagador único y estudiara el concepto.
La conferencia que tuvo lugar en la academia, organizada por estudiantes de medicina y patrocinada por el New York City Department of Health’s Center for Health Equity y cuatro escuelas de medicina de Nueva York, pretendía ayudar a los estudiantes a navegar esa ruta. Presentó un panel de discusión y discursos de trabajadores de salud pública y médicos, incluyendo al doctor Abdul El-Sayed, un médico que perdió las elecciones primarias demócratas para gobernador de Michigan con una plataforma progresista.
Vestidos con chaquetas y camisas de vestir que reflejan su identidad profesional, algunos también se pusieron broches de Planned Parenthood o Democratic Socialists of America. La agenda tenía un claro sesgo progresista, con talleres sobre salud LGBTQ+, violencia con armas, acceso al aborto y reforma de la justicia penal.
Los asistentes se aconsejaron mutuamente sobre cómo abogar por el pagador único. “No hables de socialismo, concéntrate en la ineficiencia y la desigualdad que ves”, dijeron algunos. Olvídense de los “viejos médicos decrépitos que sólo se preocupan por el dinero”, sus mentes nunca cambiarán, advirtieron otros.
Algunos participantes se sentían impulsados por una vena humanitaria. A otros los motivaban las condiciones que habían visto en las clínicas gratuitas, donde trabajan como parte de su educación médica, o el objetivo de aumentar la participación de los estudiantes a nivel nacional en temas como la violencia provocada por el acceso a las armas.
Todos se sentían inmersos en el debate sobre la responsabilidad que conlleva vestir una bata blanca y cuestionaban su lugar en un sistema de salud que veían quebrado.
Keven Cabrera, estudiante de cuarto año en la facultad de medicina Zucker de la Universidad de Hofstra/Northwell, dijo que esta idea se hizo realidad cuando él y algunos de sus compañeros de clase participaron este año en la March for Our Lives, una manifestación contra la violencia de las armas.
Acostumbrado, por ser estudiante, a estar en la parte inferior de la jerarquía médica; le sorprendió que la bata blanca, incluso la corta que diferencia al estudiante del médico, hiciera que la comunidad lo mirara con respeto.
“Nos sorprendió saber lo importante que eran nuestras voces”, dijo Cabrera.
Todos se sentaron a la mesa con el común acuerdo de que la atención de salud para todos era una necesidad moral y que el acceso al aborto era un derecho fundamental.
Así que discutieron cuál era la mejor manera de hacer avanzar estas ideas. ¿Cómo introducir una mejor educación reproductiva en el conservador programa de estudios de la facultad de medicina? ¿Cómo se puede organizar a otros estudiantes para que protesten, para que llamen a los legisladores y marchen?
En una sala bulliciosa después del almuerzo, los estudiantes se apiñaron alrededor de las mesas donde médicos, con experiencia en cabildear a favor de Physicians for a National Health Program, dirigieron juegos de interpretación de roles para demostrar cuál era la mejor manera de comunicarse con legisladores en el Congreso o con los miembros de la asamblea estatal. También aprendieron a utilizar las historias de los pacientes que veían cada día para trabajar dentro del sistema y abogar por la atención médica de un solo pagador.
A los estudiantes les preocupó, al menos un poco, cómo el activismo podría ayudar o dañar su éxito profesional. Un grupo se sentó en un semicírculo escuchando a un médico la historia de cuando fue arrestado en una protesta.
Los estudiantes preguntaron acerca de cómo la desobediencia civil podría afectar sus residencias, o quedar marcados como agitadores dentro de sus departamentos. Entonces otro estudiante preguntó: “¿Querrías estar en un programa de residencia donde te descalificarían por haber sido arrestado en una protesta?