De todos los agravios que conlleva la vejez, la cera excesiva en los oídos puede ser el más insidioso.
No es broma.
Según expertos, esa acumulación grasosa, generalmente desagradable a la vista, ocurre con mayor frecuencia en los oídos de las personas mayores que en los de los jóvenes. Y cuando no se cuida, puede plantear serios problemas, especialmente para los 2,2 millones de personas que viven en hogares para adultos mayores y centros de vida asistida de los Estados Unidos.
“La cantidad excesiva [de cerilla] puede causar pérdida de audición o zumbido en los oídos. Algunas personas experimentan vértigo, lo que aumenta el riesgo de caídas”, dijo Jackie Clark, presidenta de la American Academy of Audiology. “En este momento estamos viendo cierta correlación entre la pérdida de audición y el deterioro cognitivo”.
La cerilla, que en realidad no es cera, sino una sustancia llamada cerumen que se adhiere a la suciedad, el polvo y los residuos, normalmente es producida por el cuerpo como una forma de limpiar y proteger los oídos. En la mayoría de las personas, el proceso de auto-limpieza funciona bien.
Pero en otras, incluyendo a un 10% de los niños pequeños, a un 20% de los adultos y a más del 30% de las personas mayores e individuos con discapacidades del desarrollo, la cera se acumula hasta el punto de bloquear completamente el canal auditivo.
Hasta dos tercios de las personas que viven en residencias para mayores pueden sufrir de esta afección, conocida como compactación de cerumen, de acuerdo con las directrices de 2017 para la extracción de cerumen emitidas por la Academia Americana de Otorrinolaringología y la Fundación de Cirugía de Cuello.
En 2016, los beneficiarios de Medicare registraron casi 1,7 millones de servicios para la eliminación de cerumen a un costo de más de $51 millones, de acuerdo con los registros de pago analizados por Kaiser Health News.
“En pacientes de edad avanzada, es bastante común”, explicó el doctor Seth Schwartz, otorrinolaringólogo de Seattle que dirigió la actualización más reciente de las directrices. “Parece algo muy básico, pero es una de las razones más comunes por las cuales las personas se presentan con problemas relacionados con la audición”.
La situación es tan mala que Janie York, de Omaha, Nebraska, lanzó Hear Now mobile hearing solutions, una de las numerosas empresas dedicadas a la limpieza de audífonos y al cuidado de los oídos de los adultos mayores que viven en entornos de atención residencial.
“Es una epidemia”, dijo York, cuyos clientes ahora incluyen a 10 centros locales. “Aproximadamente 3 de cada 5 personas que veo tienen cierto nivel de compactación y la mayoría tienen los oídos completamente obstruídos”.
Julie Brown, subdirectora de enfermería en la unidad de soporte de memoria de SilverRidge Assisted Living en Gretna, Nebraska, dijo que el cerumen compacto puede ser un problema importante para los pacientes con demencia; ya que, al aumentar la pérdida de audición, se dificulta la comunicación y empeora la agresión y otras conductas difíciles.
“Tan pronto como se limpia el cerumen, se calman”, dijo Brown.
El exceso de cerumen provoca que cerca de 12 millones de personas consulten a un profesional de salud cada año, según la asociación de otorrinolaringología.
Eso sin contar a las personas que prueban remedios caseros para deshacerse de la cera, aunque casi todos ellos sean mal vistos por los profesionales.
“La gente se mete de todo en los oídos: bastoncillos, horquillas, lápices, las uñas”, se quejó Schwartz y explicó que, en general, la mejor forma de controlar la cerilla es dejarla en paz.
Pero ese consejo puede ser contraproducente cuando las familias o los cuidadores se olvidan de controlar los oídos de las personas mayores que están bajo cuidado residencial.
Las personas que usan audífonos deben hacerse chequeos periódicos de los oídos, cada tres a seis meses, según sugieren las directrices. Las personas con demencia también deben limpiarse el cerumen regularmente.
Es necesario que un profesional con un otoscopio, un instrumento que sirve para explorar el oído, diga si el cerumen está bloqueando el canal auditivo. Por lo general, la cera de los oídos puede eliminarse de manera segura al suavizarla con agua, una solución salina o con gotas para los oídos y luego extraerla con una jeringa o de manera manual con un dispositivo llamado cureta.
Los efectos en los adultos mayores pueden ser inmediatos. Un estudio de 2014 realizado por investigadores japoneses encontró mejoras significativas en la audición y el rendimiento cognitivo en pacientes mayores con trastornos de la memoria cuando se eliminó la compactación de cerumen.
Con demasiada frecuencia, sin embargo, la cerilla en los adultos mayores pasa desapercibida.
“Yo veo a 15 personas aquí, pero ¿qué pasa con las otras cien?”, preguntó York. “Nadie les presta atención. No sé por qué se ha descuidado esto durante tanto tiempo”.
La cobertura de KHN de estos temas está apoyada por Gordon y Betty Moore Foundation y John A. Hartford Foundation