WEST PALM BEACH, Florida. – El lunes 16 de marzo se inauguró aquí un sitio muy necesario para realizar pruebas de detección de coronavirus, a pocas millas del club Mar-a-Lago, donde ocurrió la exposición al COVID-19 de mayor perfil político del país. Una semana atrás, el presidente Donald Trump y algunos de sus principales asesores organizaron una celebración con funcionarios brasileños, algunos de los cuales desarrollaron COVID-19.
A pesar de las reiteradas afirmaciones de los funcionarios de la Casa Blanca de que las pruebas pronto estarán disponibles para cualquiera que las desee, para los residentes de West Palm Beach, la realidad fue muy diferente.
De las 6,000 personas que solicitaron una cita y cientos de los que llegaron el lunes, solo 65 pudieron hacerse la prueba. Oficiales que realizaron las pruebas dijeron que les quedaban 80 kits y el martes 17 anunciaron que no recibirían más citas.
Además, opuesto a lo que dicen expertos -que las pruebas se limitarían a quienes las necesiten- entre los que lograron hacerse la prueba hubo al menos una persona muy preocupada, pero sin síntomas y sin una exposición confirmada.
Jay Wolfson, profesor de salud pública en la Universidad del Sur de Florida en Tampa, dijo que ve la “ironía potencial” de las comunidades cercanas a la casa de Trump que luchan por satisfacer las demandas de pruebas después que el presidente se jactara de que cualquiera que quisiera podría hacérsela.
Wolfson agregó que la situación aquí el lunes mostró cuán mal preparado está el país para la pandemia.
“Comenzamos tarde y tenemos muchas cosas que hacer”, dijo Wolfson. “No es como un huracán, a los que Florida ha enfrentado una y otra vez”.
El sur de la Florida preocupa porque ha sido una zona caliente para casos confirmados de coronavirus. Las últimas cifras muestran que el área tenía aproximadamente la mitad del total de 131 casos positivos del estado hasta el lunes al mediodía. Y es probable que Florida tenga una parte importante de casos graves, que requieran hospitalización, porque su población es mayor.
A este sitio de pruebas lo administra un centro comunitario de salud calificado por el gobierno federal (FQHC), FoundCare, en su estacionamiento. Los FQHC reciben fondos federales para proporcionar servicios de salud a comunidades desatendidas, y generalmente envían las pruebas a hospitales y laboratorios comerciales, para una amplia variedad de afecciones, desde infecciones por estreptococos hasta enfermedades de transmisión sexual.
Como ninguno de los hospitales en el área ofrece pruebas de COVID-19, los funcionarios del centro decidieron que no tenían más remedio que establecer un lugar.
Yolette Bonnet, directora ejecutiva de FoundCare, dijo que docenas de pacientes que experimentaron síntomas respiratorios fueron remitidos a FoundCare la semana del 9 de marzo por el departamento de salud del condado y médicos locales, pero no pudieron hacerse la prueba.
“Sabemos que la mejor manera de controlar COVID-19 es mantenerlo contenido”, dijo. “Con el fin de proteger a los pacientes de FoundCare, así como al personal en la sede principal del centro de salud, mientras servimos a aquellos que buscan pruebas de detección para COVID-19, tomamos la decisión de establecer un sitio de prueba al paso”.
El centro de salud anunció la apertura del servicio a última hora del viernes e informó a las personas que llamaran con anticipación para que pudieran ser evaluadas, para ver si cumplían con ciertas pautas médicas y luego hacer una cita. A las 9 de la mañana del lunes, más de 1,200 personas habían llamado al centro para solicitar una prueba.
La doctora Leslie Díaz, directora médica de enfermedades infecciosas de FoundCare, dijo que la prioridad para las pruebas se estaba dando a los proveedores de salud, personal de emergencias como la policía y los bomberos, personas mayores y personas con sistemas inmunes comprometidos.
Docenas de autos se alinearon para la cantidad limitada de pruebas disponibles. La mayoría tuvo que irse sin lograr su propósito.
“Es muy difícil rechazar a la gente”, dijo Díaz.
Cinco casos conocidos de COVID-19, la enfermedad causada por el coronavirus, habían sido confirmados en el condado de Palm Beach hasta el domingo 15. Cuatro estaban relacionados con viajes internacionales, mientras que el quinto seguía bajo investigación. Estos números no incluyen a los brasileños en Mar-a-Lago.
El secretario de prensa del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, y el encargado de negocios de Brasil en Washington dieron positivo para el coronavirus días después que se reunieran con Trump en su exclusivo club de Florida el 7 de marzo. Y uno de los casi 900 asistentes al almuerzo de recaudación de fondos del comité Trump Victory del 8 de marzo en el club también dio positivo para coronavirus.
Trump anunció el sábado 14 que su prueba había resultado negativa.
Mar-a-Lago estaba recibiendo una “limpieza profunda”, incluido su gran salón de fiestas, pero no se sabe si sus trabajadores fueron testeados o se les dijo que se auto-aislaran, según los protocolos sugeridos por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
Operando desde una carpa blanca erigida en el estacionamiento de FoundCare, los asistentes médicos que usaban máscaras y guantes tomaban muestras de la garganta o la nariz de los pacientes. La línea era ordenada, aunque a veces los autos retrocedían a la calle esperando para entrar al estacionamiento.
Díaz dijo que, el martes, planeaban evaluar a 40 personas. Luego, la clínica anunció que, debido a que su suministro de pruebas era limitado, solo podría cumplir con las citas hechas para esta semana. Las citas posteriores dependerán de si se pueden asegurar más pruebas.
Los sistemas de salud y las prácticas médicas han establecido centros de pruebas al paso en al menos 10 estados, desde New Rochelle, Nueva York, hasta Austin, Texas y San Francisco, California. Florida también tiene varios sitios.
Saskia Popescu, epidemióloga principal de prevención de infecciones en HonorHealth, un gran sistema de salud en Phoenix, Arizona, dijo que las pruebas al paso, desde los autos, son vitales porque ayudan a limitar la exposición de los pacientes y alivian la presión de las salas de emergencia y los centros de urgencias. “Es algo positivo, ya que no necesitamos que desborde el sistema de salud”, dijo.
Richard Durant, quien condujo casi una hora desde su casa en Fort Lauderdale, se hizo la prueba el lunes. Aunque tiene una afección crónica, no cumplía con ninguno de los criterios oficiales para las pruebas. Estos incluyen haber tenido contacto cercano con un caso de COVID-19 confirmado; tener fiebre, tos o falta de aliento; haber viajado internacionalmente en los últimos 14 días; haber estado en un crucero o avión en los últimos 14 días; o haber asistido a una reunión donde se está investigando un brote.
“Tengo 68 años y tengo EPOC [una enfermedad pulmonar] y solo quería asegurarme que no era positivo”, dijo.
Durant, que no ha estado enfermo y no tiene signos del virus, llegó a la clínica aproximadamente una hora antes que abriera, llenó un formulario con sus factores de riesgo y luego se dirigió a un espacio del estacionamiento donde un asistente médico tomó una prueba de hisopado de su nariz.
Durant dijo que ha estado en auto-cuarentena en casa y se ha mantenido alejado de grandes grupos de personas, y que continuará haciéndolo sin importar el resultado de la prueba.
“Lo que está sucediendo en todo el mundo da mucho miedo, y acabo de leer sobre la gripe española que mató a millones de personas”, dijo Durant, quien es ex gerente de compras de adquisiciones de FoundCare. “Sé que la ciencia está mucho más avanzada ahora y eso es un consuelo”.
Citando reglas de confidencialidad del paciente, autoridades de FoundCare no dijeron por qué se le realizó la prueba a Durant.