Lo único que sabemos sobre la atención médica en la carrera por las primarias demócratas para la presidencia de 2020 es que es un tema importante para los votantes.
La encuesta más reciente de la Kaiser Family Foundation (KFF) halló que el 24% de los demócratas y los independientes de tendencia demócrata dijeron que quieren escuchar a los candidatos hablar sobre la atención de salud. Es el doble de los interesados en el segundo tema principal, el cambio climático; y cuatro veces más que los preocupados por inmigración, el tema número 3 en importancia.
Sin embargo, la gran pregunta es si ese interés recompensará a un candidato que respalde un amplio plan del tipo “Medicare para Todos”, o un plan más modesto como una opción pública, en el que una persona pueda participar voluntariamente de un seguro médico auspiciado por el gobierno.
Las encuestas no dejan eso en claro. Por un lado, los demócratas y los consultados de tendencia demócrata en la encuesta de KFF dicen que cuando se trata de atención médica, el candidato en el que más confían es el senador por Vermont Bernie Sanders (el primero en promover el “Medicare para Todos”).
Sin embargo, esas mismas personas dicen que prefieren una opción pública (del tipo de la que respalda ex vicepresidente Joe Biden) por sobre el plan de Sanders.
Eso se confirma en una encuesta de Quinnipiac publicada la semana de Thanksgiving, en la que el 36% de los encuestados dijo que “Medicare para Todos” es una buena idea, mientras que el 52% dijo que es una mala idea. Una encuesta de NBC/Wall Street Journal de septiembre arrojó resultados similares: el 67% de los encuestados dijo que apoyaría permitir que las personas menores de 65 años “compren su cobertura de salud a través del programa de Medicare”, mientras que solo el 41% estuvo a favor de “adoptar ‘Medicare para Todos’, un sistema de atención médica de un solo pagador en el que se eliminaría el seguro de salud privado”.
Entonces, lo que ahora enfrentan los candidatos es una cuestión de táctica y estrategia. Sanders sigue ciento por ciento comprometido con el “Medicare para Todos”. “Escribí el maldito proyecto de ley”, sigue recordándoles a los periodistas. Biden y Pete Buttigieg, el alcalde de South Bend, Indiana, están firmemente a favor de un enfoque más moderado. “Tomamos una versión de Medicare. Le permitimos acceder si lo desea. Y si prefiere permanecer en su plan privado, también puede hacerlo”, dijo Buttigieg en el debate demócrata en octubre. “Eso es lo que la mayoría de los estadounidenses quieren”.
La senadora por Massachusetts, Elizabeth Warren, parece que está en ambos lados del debate. Warren ha presentado una versión mucho más detallada del “Medicare para Todos” comparado con Sanders u otros patrocinadores de esta idea en el Congreso. Y su campaña ha presentado un plan de salud de “primer término” que podría implementarse rápidamente, pasando a un sistema más amplio de “Medicare para Todos” más adelante durante su primer mandato. (Incluso el plan de transición de Warren es más expansivo que el plan de Biden o Buttigieg).
¿Quién tiene la razón? No hay una buena manera de saberlo hasta que los votantes vayan a las urnas. Pero podría sorprender a la gente que la última vez que una revisión de salud fue un problema importante en la carrera presidencial demócrata, durante las primarias en 2008, no fue el candidato con el plan más amplio el que ganó las elecciones.
La entonces senadora Hillary Clinton tenía un plan más amplio para la atención médica que su colega en el Senado, Barack Obama. Clinton pedía un límite a los gastos médicos de bolsillo y un “mandato individual”, (el requisito derogado por los republicanos en 2017) para que todas las personas demostraran que tenían cobertura de salud, a riesgo de tener que pagar una multa.
Obama se resistió a muchos de esos detalles, particularmente que el seguro de salud fuera obligatorio. “Para que pueda obligar a las personas a obtener un seguro de salud, debe haber una multa muy severa”, dijo en un debate en febrero de 2008. Finalmente, pidió un mandato para que todos los niños tuvieran cobertura. Obama no apoyó por completo el mandato que pasaría a formar parte de la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio (ACA) hasta mediados de 2009, durante el debate en el Congreso.
Pero los votantes demócratas en las primarias se han movido significativamente hacia la izquierda desde 2008, dicen defensores del “Medicare para Todos”.
Ese es claramente el caso. Pero si los demócratas deben mantener el control de la Cámara de Representantes, tendrán que mantener la lealtad de los votantes independientes en distritos que son mucho más moderados que los representados por legisladores de izquierda como Alexandria Ocasio-Cortez (demócrata por Nueva York) e Ilhan Omar (demócrata por Minnesota), que están presionando por cambios importantes, incluida la aprobación de un “Medicare para Todos”.
La clave de todo esto, por supuesto, es enhebrar la aguja política de una manera que mantenga el entusiasmo por el “Medicare para Todos” en la base demócrata, sin asustar a los votantes en las zonas que suelen fluctuar entre partidos políticos, que suelen temerles a los cambios tan importantes. Hasta ahora, ninguno de los precandidatos presidenciales ha encontrado esa posición perfecta. El que la encuentre bien podría ser el próximo presidente.