Cuando mueras, ¿preferirías que te enterraran o que te incineraran?
Si piensas como yo, la respuesta es ninguna de las dos cosas. Me estremece la idea de que mi cuerpo se queme a más de 1,000 grados Fahrenheit o que me llenen de productos químicos tóxicos y pase el resto de la eternidad en una caja estrecha, 6 pies bajo tierra.
Así que aquí va otra pregunta: ¿Qué te parecería que tu cuerpo se convierta en compost (un tipo de abono) y se utilice para plantar un árbol, cultivar flores o revitalizar el suelo agotado de un bosque?
El compostaje humano no significa que te arrojen a un contenedor con cáscaras de papa, cáscaras de huevo trituradas y granos de café. Más bien, se te coloca en un recipiente de metal o madera, envuelto por materiales orgánicos como astillas de madera, alfalfa y paja, y luego se reduce lentamente a un suelo lleno de nutrientes. El proceso puede durar entre seis semanas y seis meses, dependiendo de los métodos utilizados.
No sé a ti, pero a mí me gusta cómo suena eso (al menos comparado con las otras dos opciones).
“Nunca sentí que hubiera una opción que me sirviera hasta ahora”, dijo la legisladora estatal Cristina García (demócrata de Bell Gardens). García es autora de un proyecto de ley, firmado el mes pasado por el gobernador Gavin Newsom, para legalizar el compostaje humano en California.
California se ha convertido en el quinto estado que permite este método de eliminación de cadáveres, conocido comúnmente con el nombre más científico de “reducción orgánica natural”. Colorado, Oregon, Vermont y Washington ya han legalizado esta práctica, y hay legislaciones pendientes en otros estados.
La ley de California entra en vigor en 2027, lo que da tiempo a los reguladores a establecer las normas que regirán el compostaje humano en el estado.
Pero nunca es demasiado pronto para empezar a planificar la muerte.
Heather Andersen, de 68 años, consultora y ex enfermera de un centro de cuidados paliativos en Seattle, Washington, contó que ya ha elegido ser compostada cuando muera porque es mucho mejor para el medio ambiente que el entierro o la incineración.
“En realidad, estamos mejorando la Tierra en lugar de dañarla”, dijo. Y agregó que su decisión tiene una dimensión espiritual, ya que “volverá a formar parte del ciclo de la vida”.
Andersen, que goza de buena salud, adquirió un plan de compostaje prepagado en Recompose, una funeraria ecológica con sede en Seattle cuya fundadora, Katrina Spade, es considerada una pionera en el proceso de reducción orgánica natural para humanos.
Un cuerpo humano reducido de forma natural puede producir entre 250 y 1,000 libras de tierra, dependiendo del método utilizado, y del tipo y volumen de materiales orgánicos mezclados con el cuerpo. Eso es suficiente para llenar varias carretillas o el baúl de una camioneta. Una vez completado el proceso, muchas familias se llevan una pequeña urna con algo de tierra y donan el resto a proyectos de conservación o granjas de flores.
Claro que el compostaje después de la muerte no es para todo el mundo. Por ejemplo, la Conferencia Católica de California se opone a la nueva ley. En un comunicado, dijeron que este método “reduce el cuerpo humano a una mercancía desechable, y en su lugar deberíamos buscar opciones que defiendan el respeto tanto a nuestro mundo natural como a la dignidad de la persona fallecida”.
Quienes han optado por el compostaje de sus cuerpos suelen estar motivados por preocupaciones ecológicas.
Con la reducción orgánica natural, “lo que estamos haciendo en realidad es tomar todo lo que sigue vivo en un cuerpo humano, después de que el ser humano lo abandona, y convertirlo en algo que realmente puede nutrir el planeta”, señaló Holly Blue Hawkins, del condado de Santa Cruz, cuya Last Respects Consulting ofrece servicios de planificación de la muerte.
Tras la muerte, el cuerpo humano conserva numerosos componentes y minerales que son nutritivos para las plantas, como el carbono, el calcio, el magnesio, el nitrógeno y el fósforo.
Los entierros tradicionales plantean muchos problemas. El formaldehído que contiene el líquido de embalsamamiento hace que los trabajadores de las funerarias corran el riesgo de sufrir problemas, como latidos irregulares del corazón, una peligrosa acumulación de líquido en los pulmones y, con el tiempo, cáncer. Además, las sustancias tóxicas del líquido de embalsamamiento pueden filtrarse al suelo.
NI que hablar de que no hay suficiente terreno en los cementerios para que todo el mundo tenga su propia parcela indefinidamente en el futuro.
La cremación, por su parte, emite numerosos contaminantes nocivos para el ser humano, así como millones de toneladas de dióxido de carbono cada año. Y el porcentaje de personas que optan por la cremación está creciendo rápidamente, principalmente porque es más barato que un entierro.
Según la Asociación Nacional de Directores de Funerarias, se prevé que la cremación represente el 59% de los cadáveres este año y el 79% en 2040. Con unos 3 millones de estadounidenses que mueren cada año, son muchos los cuerpos que se queman.
El compostaje humano ha surgido recientemente como alternativa al entierro y la incineración.
Desde que Recompose abrió sus puertas en diciembre de 2020, la empresa ha compostado poco menos de 200 cuerpos. “Obviamente, eso es una pequeña fracción de las personas que mueren en el estado de Washington”, indicó Spade.
Pero 1,200 clientes han pagado por adelantado por la reducción orgánica natural, lo que, según ella, indica su creciente atractivo.
Muchos empresarios funerarios ven el compostaje humano como una importante oportunidad de negocio en una industria de $20,000 millones.
“Nuestros propietarios han mantenido conversaciones sobre la posibilidad de expandirse por todo el país a medida que más estados lo legalizan”, explicó David Heckel, asesor de planificación anticipada de The Natural Funeral en Lafayette, Colorado.
Return Home, una funeraria ecológica de Auburn, Washington, anima a los visitantes de su página web a “unirse al movimiento #idratherbecompost” y a llenar un formulario para instar a los legisladores de su estado a legalizar el compostaje humano.
Morir no es barato, y el compostaje no es una excepción. El costo de la reducción orgánica natural oscila entre $3,000 y algo menos de $8,000 dependiendo de la empresa que se elija. Las empresas suelen ofrecer ceremonias in situ por un extra. Esto se compara con el costo promedio de un funeral de algo menos de $7,000 para una cremación y algo más de $9,400 para un entierro tradicional con féretro y cripta.
Recompose, Return Home, The Natural Funeral y Earth Funeral, de Auburn, Washington, afirmaron que tienen previsto establecerse en California cuando entre en vigor la nueva ley. Pero los californianos que quieran volver a la Tierra como abono no tienen que esperar hasta 2027.
Todas esas empresas ofrecen planes de prepago y organizarán el transporte a sus instalaciones fuera del estado por una tarifa adicional, si tú o tu ser querido fallecen antes de que operen en California, o si vives en un estado donde la reducción orgánica natural no es legal. Lo normal será que te envíen a ti o a tu familia una pequeña caja con el compost resultante.
Otra opción es Herland Forest, un cementerio sin fines de lucro en la región rural de Washington, que cobra $3,000. No tiene planes de expandirse a California, pero acepta cuerpos de otros estados con una tarifa adicional por el transporte.
Llama y compara precios y métodos. A ver qué te parece.
Si la idea del compostaje humano te da escalofríos, ya sea por motivos religiosos, personales o familiares, no te preocupes. Nadie te obliga a alimentar un árbol. “No estoy quitándole nada a nadie”, afirmó García. “Solo estoy ampliando las opciones que tenemos”.