PALM SPRINGS, California. — Empujando a sus hijos en un cochecito doble, Rebecca Soltes entró en la sala de reuniones decorada con colores vivos de un hospital. Llevaba una nevera llena de bolsas de leche materna congelada, un total de 100 onzas.
Cuando puso la nevera sobre la mesa, la sala colmada de consultores en lactancia y defensores de la salud materno infantil del Inland Empire de California estalló en aplausos.
Soltes estaba donando su propia leche porque ya no la necesitaba. Su hijo, un niño pequeño, se había graduado recientemente en comida sólida, pero su congelador en casa todavía estaba lleno de leche bombeada.
“No sabía qué hacer con la leche”, dijo Soltes con mirada preocupada a dos jóvenes empleados del Mothers’ Milk Bank, un grupo sin fines de lucro en San José, California, que proporciona leche materna para niños frágiles en cuidados intensivos neonatales (NICU, en inglés).
Un número cada vez mayor de mujeres que producen más leche materna de la que necesitan la donan, o venden, para que otros la utilicen. Es una bendición para los bebés y madres que no pueden producir suficiente leche, pero también plantea cuestiones éticas y de salud pública controversiales.
Los médicos, los reguladores y otros se preguntan: ¿los bebés enfermos y prematuros deben tener acceso a esta leche antes que los sanos? ¿Las mujeres deberían recibir un pago por su leche, incluso si esto privara de la leche a sus propios bebés? ¿Deberían exigirse más controles para garantizar la seguridad de este suministro?
La Administración de Drogas y Alimentos (FDA) no requiere pruebas para la leche humana donada. Un puñado de estados, incluyendo California y Nueva York, regulan los bancos de leche de la misma manera que lo hacen con los bancos de tejidos, exigiendo que se cumplan algunos estándares de seguridad, y muchos bancos de leche sin fines de lucro examinan a las donantes.
Sin embargo, la FDA ha expresado su preocupación por los sitios de comercio de leche en la web, advirtiendo a los consumidores que la leche que se les ofrece conlleva un mayor riesgo de contaminación por drogas o enfermedades, incluido el VIH. Además, la agencia insta a las madres a no alimentar a sus bebés con leche donada adquirida de otras personas o a través de Internet, también debido a estos riesgos.
Algunas empresas y expertos médicos se preguntan si incluso los bancos de leche establecidos –a los que la FDA elogió en 2010 por realizar exámenes voluntariamente– deberían hacer más para garantizar la seguridad. La doctora Jae Hong Kim, neonatóloga de la Universidad de California en San Diego, dijo que los esfuerzos de seguridad de los bancos de leche han funcionado bien hasta ahora, pero no están libres de errores. “El desafío es que, al extender las operaciones, aumenta la exposición al riesgo”, dijo.
Scott Elster, CEO de Prolacta Bioscience, una compañía que usa leche humana para fabricar productos fortificadores en su planta farmacéutica, dijo que aboga por un nivel de pruebas más riguroso.
“Creemos que toda la leche humana, ya sea que se distribuya comercialmente, por una red sin fines de lucro o de persona a persona, debe examinarse para detectar abuso de drogas, nicotina y otros adulterantes”, dijo.
Leche mágica
A principios de los años 70, apenas una quinta parte de los bebés estadounidenses eran amamantados. Hoy en día, más del 80% por lo menos prueba la leche materna, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). Las ventajas para la salud están bien establecidas, especialmente para los bebés prematuros.
“La primera clase que tuve sobre leche humana quedé impresionada”, dijo Maryanne Perrin, nutricionista de la Universidad de Carolina del Norte en Greensboro. “Es el encuentro entre Harry Potter y Willy Wonka. Es una comida mágica”.
Algunos aficionados al amamantamiento se refieren a la leche humana como “oro líquido”. A veces, parece que todo el mundo la quiere, desde organizaciones sin fines de lucro, como el Mothers’ Milk Bank, hasta las empresas farmacéuticas de alta tecnología que se concentran en productos médicos “premium”, pasando por una vecina que podría querer un poco más de esta leche para complementar la dieta de su bebé.
Cada año se abren nuevos bancos de leche humana y se lanzan nuevas empresas centradas en la leche.
Nadie sabe exactamente cuánto de este exceso de leche es donado o vendido, pero el volumen está aumentando. Pauline Sakamoto, directora ejecutiva del Mothers’ Milk Bank y ex presidenta de la Human Milk Banking Association of North America, una asociación de bancos de leche sin fines de lucro en Estados Unidos y Canadá, dijo que los bancos afiliados a su organización distribuyeron 4.4 millones de onzas de leche humana a hospitales el año pasado, frente a menos de la mitad de esa cantidad cinco años atrás. Cuando Sakamoto se convirtió en presidenta de la organización en 2014, tenía 18 bancos de leche. Ahora tiene más de 30 abiertos o en etapa de planificación.
¿Con o sin ganancias?
Los trabajadores del Mothers’ Milk Bank de San José viajaron casi 450 millas el año pasado para campañas de donación en la parte sur del estado, incluyendo la del Centro Médico Regional del Desierto en Palm Springs, donde aplaudieron a Soltes. El banco recolecta y pasteuriza la leche humana donada y la entrega a salas de cuidado intensivo prenatal de hospitales de California, a un costo.
Durante la semana, los trabajadores planearon llevar a cabo exámenes de riesgo en madres como Soltes, incluyendo análisis de sangre para el VIH y otras enfermedades. También planearon pedir a los médicos de las mujeres –y a los de sus bebés– que aprobaran las donaciones. El equipo esperaba recolectar 7,542 onzas de leche materna bombeada, suficiente para proporcionar más de 30,000 alimentaciones para bebés prematuros en cuidados intensivos.
“En este momento, tenemos un flujo constante de leche”, dijo Leah Carig, coordinadora de donantes en el banco de San José. “En el pasado, hemos tenido que incrementar los mensajes de correo electrónico que enviamos” para aumentar el suministro.
Las operaciones de leche materna con fines de lucro también se están expandiendo. La compañía de Elster, Prolacta Bioscience, almacena enormes congeladores llenos de leche humana.
Con sede en la Ciudad de la Industria, en California, Prolacta compra la leche de las mujeres a $1 la onza. La compañía la utiliza para hacer fortificantes que se agregan a la leche de una madre o donante para que los bebés prematuros reciban calorías, proteínas y minerales adicionales.
Los productos son caros, $200 a $300 para el suministro de un día. Pero reciben elogios de neonatólogos como Kim, porque pueden sustituir los fortificadores hechos de la leche de vaca, que, se sabe, aumentan el riesgo de enterocolitis necrotizante y de sepsis.
Más allá de las salas de neonatología y las puertas de la industria, los sitios informales en Internet, con nombres como Only the Breast y Eats on Feets, también parecen estar en auge. Un informe estimaba que el número de transacciones de leche en línea en los Estados Unidos subió de 22,000 en 2012 a 55,000 en 2015.
Algunas redes de distribución de leche son administradas por madres que venden su leche, mientras que otras la regalan.
Mandy Lindberg, miembro del consejo de administración de la Inland Empire Breastfeeding Coalition, tiene experiencia con redes formales e informales de donación, y dijo que las mujeres a menudo optan por donar entre sí porque quieren ayudar a amigos o vecinos que no tienen suficiente leche para sus bebés.
“Es bueno ponerle rostro a un nombre”, explicó Lindberg.
Sin embargo, las investigaciones muestran que hay riesgo con la leche que cambia de manos en sitios de internet informales. En 2015, un equipo de investigadores que compró leche materna en el mercado abierto informó en la revista Pediatrics que alrededor del 10% de las muestras contenían leche de vaca, lo que podría haber sido añadido por los vendedores para aumentar el volumen y por en, el costo. El mismo equipo había informado en 2013 que la leche comprada en internet frecuentemente estaba contaminada con bacterias patógenas.
Kim Updegrove, directora ejecutiva de la organización sin fines de lucro Mothers’ Milk Bank en Austin, Texas, dice que la FDA debe regular el intercambio informal de leche, idealmente requiriendo que toda la leche pase por un banco de leche centrado en la distribución de acuerdo a la mayor necesidad médica. Esto, ella cree, ayudaría a que la práctica sea más segura y aseguraría que se les diera prioridad a los bebés más enfermos.
Updegrove y otros temen que, si el beneficio financiero se convirtiera en el factor dominante en la distribución de leche humana, los suministros podrían alejarse de los bebés en cuidados intensivos. Las madres pobres podrían vender su leche en lugar de darla a sus propios hijos, dijeron los críticos.
Las mujeres que participan en las redes de intercambio no siempre entienden la misión y las prácticas de los bancos de leche sin fines de lucro, informó Perrin con sus colegas en un artículo de 2016 publicado en el Journal of Human Lactation. Sugirió que una mejor educación podría fomentar más donaciones para el uso en las salas de cuidados intensivos neonatales.
También dijo que, cuando comenzó su investigación, pensó en la leche humana como un “recurso escaso”. “Pero he hablado con mujeres que han compartido 9.600 onzas de leche. Algunas tienen congeladores llenos”, dijo. “Creo que es un problema de distribución, y no un problema de suministro”.
El concepto de almacenar la leche materna -de cualquier tipo- era nuevo para Soltes. La madre de La Quinta, California, dijo que cuando otros miembros de su grupo de lactancia materna tenían más leche de la que podían usar, no sabían qué hacer con ella. Ella aprendió acerca de la donación de leche a través de Google.
“Simplemente encontré este evento”, dijo. “Pensé, guau, prefiero hacer esto que tirarla a la basura”.