Para Joseph Brown, de 93 años, la señal más clara de envejecimiento fue cuando no pudo recordar que tenía que tener los pantalones desabrochados para ponérselos.
Para Caroline Mayer, de 95, ocurrió a los 80, cuando decidió “colgar los esquíes”, después de dos reemplazos de cadera.
Y para el doctor Thomas Gill, de 56 años, profesor de geriatría en la Universidad de Yale, es aceptar que las cinco millas y media que corre a diario ahora le llevan más de 50 minutos. Durante décadas se enorgulleció de correr esa distancia en mucho menos tiempo.
¿Existe algo así como un envejecimiento normal?
Los cambios fisiológicos que ocurren con el envejecimiento no son bruscos, explicó Gill. “Pensándolo crudamente, es como un tanque de combustible en un automóvil. A medida que envejeces, esa reserva de combustible disminuye”, agregó.
En base a décadas ejerciendo, y con los últimos datos médicos, Gill y otros tres expertos en geriatría identificaron ejemplos (a continuación) de los que generalmente se consideran indicadores de un envejecimiento normal, en personas que tienen buenos hábitos de salud y reciben atención preventiva.
En los 50: la resistencia disminuye
En la década de los 50, la recuperación de lesiones o enfermedades es más lenta, dijo Stephen Kritchevsky, de 57 años, epidemiólogo y codirector del Centro J. Paul Sticht para el Envejecimiento Saludable y la Prevención del Alzheimer en la Universidad Wake Forest. Si bien nuestros músculos tienen una gran capacidad regenerativa, muchos de nuestros órganos y tejidos están disminuyendo su funcionalidad, dijo.
A menudo puede haber una ligera desaceleración cognitiva en los 50, agregó. Se debe a que la rapidez del procesamiento cognitivo suele disminuir con la edad.
En los 60: aumenta la susceptibilidad
Hay una buena razón por la que se recomienda a las personas sanas de 65 años y más que se vacunen contra la gripe, la neumonía y el herpes zoster: la susceptibilidad de los humanos y la respuesta negativa a estas enfermedades aumenta con la edad. Esas vacunas son críticas a medida que envejecemos, dijo Gill, porque estas enfermedades pueden ser fatales, incluso para personas mayores sanas.
Llegar a los 60 años puede ser emocionalmente difícil para algunos, como lo fue para el doctor David Reuben, quien tiene 65 y es director del Programa Multicampus de Geriatría, Medicina y Gerontología y jefe de la división de geriatría de la UCLA. Reuben recordó que el cumpleaños número 60 “fue muy duro. La reflexión y las dudas sobre uno mismo son bastante comunes a esa edad”, dijo. “Te das cuenta que eres demasiado viejo para que te contraten en ciertos trabajos”.
Las probabilidades de sufrir alguna forma de demencia se duplican cada cinco años a partir de los 65, dijo Gill, citando un informe del American Journal of Public Health.
En los 70: las condiciones crónicas empeoran
Esta es la edad en la que afecciones crónicas, como la hipertensión, la diabetes, o incluso la demencia, generalmente se afianzan, dijo Gill.
Asimismo, las personas en sus 70 años están perdiendo masa ósea y muscular, lo que los hace más susceptibles a sufrir una lesión grave o una fractura en caso de una caída, agregó.
Aproximadamente la mitad de los hombres de 75 años o más experimenta algún tipo de discapacidad auditiva, en comparación con alrededor del 40% de las mujeres, dijo Kritchevsky, refiriéndose a un informe de 2016 de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
En los 70, las personas tienden a tomar más medicamentos por razones “preventivas”. Pero estas drogas probablemente tengan efectos secundarios, solas o en combinación con otras, y no todos son predecibles, dijo Gill. “Nuestros riñones y el hígado pueden no tolerar los medicamentos tan bien como antes”, explicó.
Quizás el mayor impacto emocional de llegar a los 70 años es descubrir qué hacer con tu tiempo. La mayoría de las personas ya se han retirado, dijo Reuben, “y el mayor desafío es hacer que la vida sea tan significativa como lo era cuando estaban trabajando”.
En los 80: aumenta el miedo a las caídas
El miedo a caerse, y el retroceso emocional y físico de una caída, son parte de cumplir 80 años.
Si se tiene más de 80, y la persona sigue viviendo en su casa, las probabilidades que se sufra una caída en un año determinado aumentan, dijo Kritchevsky. Alrededor del 40% de las personas de 65 años y mayores que viven en sus hogares se caerán al menos una vez al año, y aproximadamente 1 de cada 40 de ellas será hospitalizada, dijo, citando un estudio de la Facultad de Medicina de UCLA y del Geriatric Research Education and Clinical center. Este trabajo señala que el riesgo aumenta con la edad, lo que hace que las personas en sus 80 años sean aún más vulnerables.
En los 90 y más: confiando en otros
A los 90 años, las personas tienen aproximadamente 1 en 3 posibilidades de mostrar signos de demencia causada por el Alzheimer, dijo Gill, basándose en un estudio del Instituto Rush para el Envejecimiento Saludable.
Sin embargo, la mayoría de las personas mayores, incluso de 90 y más, parecen estar más satisfechas con sus vidas que los jóvenes, dijo Kritchevsky.
A los 93, Joseph Brown lo confirma, a pesar de los muchos desafíos que enfrenta a diario. “Me siento bendecido de estar viviendo más tiempo que el promedio”, dijo.
La cobertura de KHN de estos temas cuenta con el respaldo de John A. Hartford Foundation, de Gordon and Betty Moore Foundation y de The SCAN Foundation.