Joan Cousins fue parte de una generación de mujeres jóvenes que escucharon, y aceptaron la idea, que fumar un cigarrillo era sofisticado, moderno e incluso liberador. Nadie sospechaba en aquel entonces que las haría más iguales a los hombres al sufrir una enfermedad pulmonar que asfixia y acorta la vida.
“Todos fumaban. Era estar en onda”, dijo Cousins, quien probó su primer cigarrillo hace 67 años, cuanto tenía 16.
Pero un día, Cousins comenzó a toser y no pudo parar, o siquiera respirar profundamente. Fue a un hospital, en donde los médicos le dijeron que padecía una afección progresiva en los pulmones llamada enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). “No poder respirar era tan aterrador… que nunca probé otro cigarrillo”, contó Cousins.
Tradicionalmente, la EPOC se consideraba una enfermedad masculina, pero ahora, en los Estados Unidos, mata a más mujeres que a hombres. Las mujeres representan el 58% de los 14,7 millones que viven en el país con esta enfermedad y el 53% de los que mueren a causa de ella, según la American Lung Association. Casi el 8% de las mujeres han informado un diagnóstico de EPOC, en comparación con poco menos del 6% de los hombres.
La ex primera dama Barbara Bush, de 92 años, padece esta enfermedad. El anuncio de un vocero de la familia el lunes 16 de abril informando que Bush ha decidido comenzar a recibir un “cuidado paliativo” (comfort care en inglés), un tipo de cuidado hacia el final de la vida, encendió el debate sobre lo que significa dejar de tratar una enfermedad terminal.
“Es un gran problema de salud pública para las mujeres, que realmente no recibe suficiente atención”, dijo la doctora Meilan Han, profesora asociada de medicina en la Universidad de Michigan. “Este es uno de los principales asesinos de mujeres en el país”.
Debido a que la EPOC generalmente se asocia con hombres, con frecuencia a las mujeres se le diagnostica cuando la enfermedad ya está avanzada. Los síntomas incluyen tos crónica, sibilancia, endurecimiento del pecho y dificultad para respirar. No hay cura, pero su progresión se puede hacer más lenta. Lo más importante que un paciente puede hacer después de un diagnóstico de EPOC es dejar de fumar.
Los investigadores culpan en gran medida a la adopción gradual del hábito de fumar por parte de las mujeres por el aumento en las muertes por EPOC. Los hombres comenzaron a fumar masivamente a fines del siglo XIX, coincidiendo con la producción masiva de cigarrillos. En las décadas de 1920 y 1930, las compañías tabacaleras comenzaron a apuntar hacia las mujeres con anuncios que apelaban a su sentido de independencia y anhelo de atractivo social y sexual.
Otra ola de campañas publicitarias a fines de la década de los 60 y principios de los 70 indujo a un gran número de mujeres y adolescentes a comenzar a fumar cigarrillos. Marcas como Virginia Slims capitalizaron el movimiento de liberación femenina con lemas pegadizos, entre ellos “Has recorrido, muchacha, un largo camino ya”.
“Los efectos de la EPOC se retrasan durante décadas y décadas”, dijo la doctora May-Lin Wilgus, profesora clínica asistente y neumóloga de UCLA Health. “Estamos viendo los efectos de las mujeres fumando en grandes cantidades, especialmente en los 60 y 70”.
Las diferencias de género también contribuyen al aumento del peligro de EPOC para las mujeres. La investigación muestra que las mujeres pueden ser más susceptibles a los efectos tóxicos del humo del cigarrillo que los hombres. La razón exacta no se conoce con certeza, pero los investigadores creen que un factor es que los pulmones de las mujeres son generalmente más pequeños. El estrógeno también puede empeorar el daño pulmonar causado por fumar.
Cousins, quien dejó de fumar a los 62 años, dijo que ahora lleva un tanque de oxígeno a todos lados. Bromeando, lo llama “su mejor amigo”. Por la noche, duerme conectada a una máquina que ayuda a mantener sus vías respiratorias abiertas. A pesar de la respiración asistida, Cousins dijo que a menudo siente como si alguien estuviera presionando su pecho. La mujer de 83 años, quien vive al sureste de San Francisco, aún puede cultivar y crear arte, entre sus especialidades está la decoración de madera quemada, pero describió la enfermedad como una “sofocación lenta”.
La EPOC es un término genérico utilizado para describir enfermedades pulmonares progresivas que incluyen bronquitis crónica, enfisema y otras afecciones que dificultan que las personas expulsen el aire de sus pulmones. Más allá de fumar, factores como la contaminación y la genética también pueden contribuir al desarrollo de la enfermedad.
Las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de tener crisis respiratorias, que pueden ser causadas por infecciones o exposición a contaminantes. Las crisis frecuentes se asocian con una progresión más rápida de la enfermedad.
El tratamiento de la EPOC, que puede mejorar temporalmente los síntomas y la función pulmonar, incluye broncodilatadores para abrir las vías respiratorias, inhaladores y esteroides, dijo Han, quien también es vocera voluntaria de la American Lung Association. En los casos más severos, pueden necesitarse un trasplante de pulmón.
Los médicos y defensores dicen que muchas mujeres están viviendo la enfermedad sin saberlo porque no tienen conciencia o son reacias a buscar ayuda.
“Si tienen problemas para respirar cuando suben las escaleras, pueden decir ‘soy un poco mayor, estoy pesada, o fuera de forma'”, dijo Stephanie Williams, directora de programas comunitarios de la COPD Foundation, que recientemente realizó un seminario en internet sobre la enfermedad entre las mujeres. “Las mujeres posponen el tratamiento por más tiempo y ocultan sus síntomas”.
Inez Shakman, de 73 años, quien vive en Ventura, California, y es paciente de la doctora Wilgus, dijo que tuvo problemas para exhalar durante años, y los resfriados comunes tendían a asentarse en su pecho y duraban más de lo esperado. También le costaba hasta una breve caminata. Fue solo hace unos cuatro meses cuando supo que tenía EPOC. Nunca había oído hablar de la enfermedad. Ahora, con medicamentos, puede caminar por el parque sin detenerse o perder el aliento, contó.
Las escuelas de medicina han enseñado durante mucho tiempo sobre la EPOC, pero en libros que tienen dibujos de hombres que padecen la enfermedad, y los investigadores han detectado un sesgo de género en los diagnósticos médicos. En un estudio bien conocido, médicos a los que se les presentaron pacientes hipotéticos hicieron el diagnóstico correcto más a menudo en hombres que en mujeres.
Caroline Gainer, una maestra jubilada de 74 años, quien vive en Daniels, un pueblo rural de West Virginia, le contó a su médico más de una vez sobre sus síntomas, que incluían toser cada mañana y sensación de falta de aliento. “Pensó que tenía asma”, dijo.
Finalmente, le diagnosticaron EPOC y ahora necesita oxígeno para moverse. Fue cuando abandonó el cigarrillo con ayuda de un parche de nicotina, después de haber fumado por medio siglo. “Hago todo lo que se supone que debo hacer”, dijo Gainer. “Tal vez no pueda detener el avance de la enfermedad, pero puedo retrasarlo”, dijo.
La cobertura de KHN en California es apoyada en parte por Blue Shield of California Foundation.