El número de personas que consumió heroína por primera vez se redujo a la mitad en 2017, comparado con el año anterior, según datos de la Encuesta Nacional sobre Consumo de Drogas y Salud. Sin embargo, el sondeo halló que el uso de marihuana aumentó en 2017, especialmente entre mujeres embarazadas y adultos jóvenes.
“Esto indica que los estadounidenses están recibiendo el mensaje sobre los riesgos de la heroína”, dijo la doctora Elinore McCance-Katz, directora de la Administración de Servicios de Salud Mental y Abuso de Sustancias. Esta droga es especialmente peligrosa cuando se la combina con opioides adicionales potentes, como el fentanilo o carfentanilo.
Sobre la marihuana, McCance-Katz dijo que el aumento probablemente esté relacionado con el creciente número de estados que la han legalizado y la percepción errónea de que es inofensiva.
McCance-Katz atribuyó la caída en los nuevos usuarios de heroína al aumento de los fondos del gobierno para prevención y elaboración de mensajes de bien público a nivel local, estatal y federal.
El doctor David Kan, presidente de la Sociedad de Medicina de Adicciones de California, se sorprendió por el hallazgo de heroína. “Este informe parece ir en contra de la creencia común de que las personas están migrando de los medicamentos recetados a la heroína”, dijo. Aun así, el número de muertes por sobredosis de drogas continuó aumentando a un número impresionante, 72,000 en 2017, con el mayor aumento entre los que usaron fentanilo u otros opioides sintéticos. “Todo lo que se necesita es una exposición al fentanilo para morir”, enfatizó Kan.
La encuesta también reveló un pequeño aumento en el número de personas con trastornos de adicción que reciben tratamiento especializado, en particular los consumidores de heroína y opioides. No obstante, el 92% de los que padecen estos problemas no acceden a estas terapias.
“Es inaceptable”, dijo Greg Williams, vicepresidente ejecutivo de Facing Addiction, un grupo sin fines de lucro que defiende a las personas que luchan contra adicciones. “Hemos tenido una brecha de tratamiento del 90% en los Estados Unidos a lo largo de las dos décadas que hemos estado registrando datos, y no hemos podido zanjarla”. A pesar de toda la cobertura informativa de la crisis de drogas, “la respuesta ha sido lamentablemente inadecuado” agregó.
En cuanto a la marihuana, parece que los mensajes de salud pública no han sido tan efectivos como los esfuerzos de comercialización de la creciente industria del cannabis. “Cuando se tiene una industria que no hace más que inundar a nuestra sociedad con mensajes sobre el valor medicinal de la marihuana, las personas tienen la idea de que esta es una sustancia se puede usar de manera seguras. Y eso no es cierto”, dijo McCance-Katz.
El cannabis parece tener beneficios médicos: por ejemplo, en junio, la Administración de Alimentos y Drogas (FDA) aprobó el primer medicamento derivado del cannabis para el tratamiento de la epilepsia. Pero McCance-Katz dijo que ya hay una amplia evidencia de que la droga puede presentar serios riesgos para la salud, especialmente para adolescentes, adultos jóvenes y mujeres embarazadas.
La encuesta reveló que de 2015 a 2017, el porcentaje de mujeres embarazadas que reportaron consumo de marihuana se duplicó con creces, hasta 7,1%. A menudo, lo usan para combatir las náuseas y el dolor, creyendo que es más seguro que los medicamentos aprobados por la FDA y recetados por sus médicos. Sin embargo, la creciente evidencia sugiere que la marihuana puede causar nacimientos prematuros y problemas neurológicos a largo plazo en los bebés de madres que la usan durante el embarazo.
“Voy a hablar de eso cada vez que pueda”, dijo McCance-Katz. “Los estadounidenses tienen derecho a saber que la marihuana tiene riesgos”.