Durante la mayor parte del año pasado, St. Agnes Medical Center, con sede en Fresno, daba la impresión de ser un caballero andante listo para rescatar al más pequeño Madera Community Hospital de la quiebra.
Ahora, después que el hospital sin fines de lucro de Madera cerrara y se declarara en bancarrota, la situación no podría ser más distinta.
St. Agnes está impulsando la liquidación de los bienes del hospital para recuperar un préstamo que le hizo a Madera, aunque signifique acabar con las esperanzas de los activistas comunitarios, líderes políticos y funcionarios de salud que esperan que el centro de salud todavía pueda reabrir.
Un momento crucial en el caso podría ocurrir el 25 de julio, cuando el juez de un tribunal de bancarrota de Fresno escuche argumentos sobre si se debería permitir que el hospital de Madera gaste sus escasas reservas de efectivo para cubrir el mantenimiento del edificio, costos de seguridad, servicios públicos y los salarios de sus tres ejecutivos.
El hospital quiere mantener una operación con un mínimo de personal mientras busca un comprador y desarrolla su plan de reapertura. Pero el tribunal federal de bancarrota de Fresno le permitió gastar dinero solo hasta el 29 de julio. Si el juez piensa que el plan del hospital no es viable, podría rechazar una extensión, lo cual probablemente significaría la liquidación.
Problemas como el de Madera son comunes en otros hospitales pequeños con situaciones financieras precarias en California, y en todo el país. Por lo general, estos hospitales tienen un bajo volumen de pacientes y dependen desproporcionadamente de los pagos de Medicaid y Medicare, lo cual limita los ingresos y la posibilidad de atraer talento o invertir en equipos de última generación.
A esto se le suman los gastos abrumadores ocasionados por la pandemia de covid-19. Docenas de estos hospitales luchan por sobrevivir; otros dos, también en California, se declararon en bancarrota este año.
Sin embargo, Madera también tenía problemas generados internamente. El hospital ganó dinero con pacientes asegurados por Medi-Cal, el programa de seguro para californianos de bajos ingresos cuyas tarifas son notoriamente bajas, según datos financieros presentados ante los reguladores estatales. Pero perdió dinero con pacientes cubiertos por seguros comerciales, debido al bajo volumen y a acuerdos no favorables con los proveedores de seguros.
Y no recurrió de manera oportuna a programas de asistencia financiera durante la pandemia de covid. Un fondo de rescate estatal para el hospital llegó demasiado tarde.
Además, Madera no contaba con un plan de contingencia cuando St. Agnes y su compañía matriz, la cadena de hospitales Trinity Health, abandonaron su propuesta de fusionarse con el hospital a fines del año pasado, prácticamente sin aviso y con pocas explicaciones. Esta decisión conmocionó y enfureció a los funcionarios, ex empleados y defensores comunitarios en Madera y Sacramento.
En un breve comunicado de prensa en diciembre, St. Agnes y Trinity atribuyeron su decisión a “circunstancias complejas” y “condiciones adicionales” impuestas por el fiscal general estatal Rob Bonta. Pero expertos en la industria dijeron que Bonta había aceptado la mayor parte de lo que pedía St. Agnes y que las razones por las que abandonaron el acuerdo eran un misterio.
El hecho de que St. Agnes y Trinity ahora estén impulsando la liquidación del pequeño hospital ha provocado la ira de Bonta.
“Lo importante para Trinity siempre ha sido el dinero y no la salud de la comunidad de Madera”, dijo Bonta a KFF Health News en un comunicado. “Ahora están tratando de usar su posición como el mayor acreedor de Madera para extraer cada dólar posible, en lugar de tener en cuenta los intereses de la comunidad”.
Bonta dijo que le había “ofrecido la máxima flexibilidad a Trinity en reconocimiento a las circunstancias financieras de Madera”.
Madera es una zona agrícola de 2,150 millas cuadradas con una población de casi 160,000 personas. El condado es 60% hispano y más de una quinta parte de sus residentes viven por debajo de la línea de pobreza, según datos del censo.
Una comunidad abandonada
Jennifer Lara, ex asistente de enfermería del Madera Community Hospital, dijo que ella y sus colegas esperaban cambios positivos después de la esperada fusión con St. Agnes. “Cuando nos enteramos de que el hospital iba a cerrar, no lo podíamos creer”, dijo. “Solo pensamos que el hospital iba a continuar”.
St. Agnes y Trinity se negaron a hacer comentarios. Nancy Hollingsworth, directora ejecutiva de St. Agnes por muchos años, se jubiló en mayo en medio de una reorganización de la compañía que hizo al hospital parte de un grupo regional con sede en Idaho. No está claro si su salida estuvo relacionada con lo que pasó con el acuerdo con Madera. No se pudo contactar a Hollingsworth para un comentario.
La considerable ventaja de St. Agnes en el caso de bancarrota es el resultado de un préstamo de $15.4 millones que le otorgó a Madera durante las conversaciones sobre la fusión el año pasado. Desde entonces, Madera pagó $8 millones, dejando una deuda de más de $7 millones. St. Agnes sigue siendo su mayor acreedor.
St. Agnes, uno de los 88 hospitales pertenecientes a Trinity, un sistema de salud sin fines de lucro católico y multiestatal con sede en Livonia, Michigan, argumentó recientemente en un documento para el tribunal de bancarrota que Madera todavía no ha hecho avances significativos en su búsqueda de un comprador, más de cuatro meses después de solicitar la protección por bancarrota del Capítulo 11 el 10 de marzo, y que no se le debe permitir seguir gastando dinero “sin un camino serio hacia la venta o el cierre del hospital”.
El hospital ha estado hablando con tres socios potenciales, “uno de los cuales llega tarde al juego”, dijo Riley Walter, abogado de Madera especialista en bancarrotas.
Mohammad Ashraf, cardiólogo y miembro del comité ejecutivo del personal médico de Madera, dijo que las dos primeras entidades en cuestión, a las que se negó a identificar, son organizaciones de servicios de gestión, no grupos hospitalarios. “No quieren gastar dinero para comprarlo. Solo quieren ejecutarlo”, dijo.
Sin una estrategia convincente para el futuro de Madera Community Hospital, el final del caso de bancarrota podría llegar rápidamente.
Ranjit S. Rajpal, cardiólogo de Madera durante más de 40 años, dijo que el cierre del hospital es una mala noticia para los pacientes que necesitan atención de urgencia, como aquellos que sufren un ataque cardíaco, un accidente cerebrovascular u otros traumas, y que ahora deben viajar más lejos para recibir atención.
Y el cierre profundizará las desigualdades de salud existentes para las personas que enfrentan desafíos para recibir atención debido a su estatus migratorio, barreras de idioma, falta de transporte u otros factores socioeconómicos, dijo. “Esas disparidades se agravarán con el tiempo”.
Los líderes comunitarios y la dirección del hospital tienen la esperanza de reabrir. El hospital ha solicitado $80 millones del nuevo fondo de préstamo de $300 millones de California para hospitales en apuros.
Los líderes de los hospitales deben diseñar un plan de reapertura antes del 31 de julio, pero incluso si lo hacen, es poco probable que obtengan el monto total solicitado: 16 hospitales ya pidieron préstamos por un total de más de $385 millones, dijo Joe DeAnda, vocero de la Oficina del Tesorero del Estado de California.
“No van a dar una cuarta parte del total de su fondo a un hospital que ni siquiera tiene un socio”, dijo Glenn Melnick, economista de salud de la Universidad del Sur de California y autor de un análisis sobre la propuesta de fusión de St. Agnes y Madera encargado por la oficina del Procurador General. “Hace dieciocho meses, la demanda habría sido mucho menor”.
Incluso si Madera Community Hospital encuentra un socio viable y obtiene los fondos que necesita, la reapertura sería difícil y costosa. El hospital tendría que contratar a cientos de enfermeros, técnicos y otro personal en un mercado laboral de atención de salud limitado y caro, y encontrar la manera de evitar los problemas financieros que lo llevaron a la bancarrota.
“Algunas cosas que ofrece un hospital de cuidados intensivos son rentables y otras no”, dijo Jay Varney, oficial administrativo del condado de Madera, cuyo trabajo es similar al de un director ejecutivo. “No tiene mucho sentido que se vuelva a abrir como estaba y que quiebre de nuevo”.
“Se está acabando el tiempo”
Reabrir el hospital con todos los servicios que brindaba antes no es la única opción.
Baldwin Moy, abogado de California Rural Legal Assistance, un grupo de defensa de la comunidad, dijo que él y sus colegas han estado abogando para que el tribunal le otorgue a Madera tiempo adicional para encontrar un comprador o para que el condado “reúna fondos para reabrir la sala de emergencias con una operación clínica simplificada”. Pero “se les está acabando el tiempo”, dijo Moy.
Karen Paolinelli, directora ejecutiva del hospital, dijo que los postulantes actuales están interesados en reabrirlo como un centro de cuidados intensivos que “tendría o no todos los servicios que ofrecía el hospital de Madera antes”.
Si el hospital pudiera resistir unos meses más, dice, podría cobrar $23.5 millones que debe el estado en “tarifas de proveedores” y posiblemente $10 millones más de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA). Esos pagos cubrirían con creces la deuda total del hospital de $30 millones. Pero la cantidad y fecha de los pagos no están claros.
Paolinelli, al expresar una queja común de la industria, dijo que el hospital tiene una cantidad desproporcionadamente alta de pacientes de Medi-Cal y que las tarifas que tiene este programa no cubren el costo de brindar atención.
Pero los datos estatales muestran que Madera recibió pagos suplementarios que suman casi $15 millones de Medi-Cal en 2021, aunque perdió más de $11 millones en el tratamiento de pacientes de Medicare. Madera también perdió alrededor de $6.8 millones en pacientes con seguros comerciales en 2021, según muestran los datos estatales. Los pagos de seguros comerciales cubrieron solo el 59.5% de lo que costó atender a esos pacientes. Eso se compara con un promedio estatal de 156%, según Melnick.
Paolinelli dijo que Madera trató de negociar mejores tarifas con los planes de salud comerciales, pero “no tienen mucha influencia sobre los proveedores”. Agregó que muchos residentes de Madera que obtienen un seguro comercial a través de sus empleadores eligen Kaiser Permanente, cuyo hospital de atención aguda más cercano está en Fresno, a 20 millas de distancia.
La senadora estatal demócrata Anna Caballero, cuyo distrito incluye partes de los condados de Madera, Merced y Fresno, dijo que si Madera Community Hospital reabriera con éxito, más personas con seguro comercial tendrían que elegirlo en lugar de ir a otros hospitales fuera del condado, algo que no habían estado haciendo con frecuencia.
“El condado y la ciudad van a tener que decir: ‘Si necesitas hospitalización, debes ir a Madera y no habrá copago, pero si sales del condado, tendrás un copago”, dijo Caballero.
Pero sin un plan claro para la reapertura, esa discusión es prematura, agregó.
Melissa Montalvo cubre las comunidades latinas para The Fresno Bee como parte de Central Valley News Collaborative, una asociación que incluye The Fresno Bee, Vida en el Valle, Valley Public Radio y Radio Bilingüe. Este artículo es parte de Central Valley News Collaborative, que cuenta con el respaldo de Central Valley Community Foundation con tecnología y soporte de capacitación de Microsoft Corp.