La administración Trump acaba de anunciar $100 millones en fondos suplementarios para centros de salud comunitarios, para apoyar la respuesta a la pandemia de coronavirus.
“Los centros de salud están desempeñando un papel fundamental”, dijo James Macrae, administrador asociado de la Oficina de Atención Primaria de Salud del gobierno federal.
Alrededor de 29 millones de personas en el país dependen de estos centros, que ofrecen atención médica a pacientes de bajos ingresos y sin seguro. Millones de latinos reciben atención en estas clínicas.
A medida que los hospitales reciben más pacientes con COVID-19, los centros están revisando la forma en que atienden a los pacientes y han puesto en marcha nuevos protocolos para el manejo de enfermedades infecciosas.
Los fondos extra del gobierno se repartirán entre 1,381 centros de salud comunitarios (muchos de los cuales operan múltiples clínicas), principalmente para respaldar más pruebas para COVID-19, telemedicina y adquisición de equipos de protección personal.
“No está cerca de lo que se necesita, pero estamos agradecidos”, dijo Bob Marsalli, CEO de la Washington Association for Community Health, un grupo que representa a los centros de salud comunitarios en el estado de Washington.
Marsalli dijo que los centros en el estado están bajo una creciente presión financiera a medida que recrudece la batalla contra el coronavirus, al tiempo que pierden algunas fuentes clave de financiación.
“[Nuestras clínicas] están reasignando su fuerza laboral de manera inteligente, pero frenética, para mantenerse al día con la demanda”, dijo Marsalli.
Nuevas reglas de juego
En circunstancias normales, HealthPoint, un centro de salud comunitario en Auburn, Washington, alentaría a los pacientes a ir a la clínica para todas sus necesidades médicas, tanto para surtir una receta como para aprender sobre nutrición.
“Por lo general, nuestro lobby está colmado”, dijo la doctora Esther Johnston. “Es un espacio abierto y todos están juntos”.
Pero en estos días solo hay unos pocos pacientes con máscaras quirúrgicas esperando que los atiendan. Y Johnston les dice a los pacientes que no vayan a menos que realmente necesiten atención médica.
“Es un poco frustrante y desmoralizante, pero es la realidad de la situación”, dijo.
HealthPoint dirige más de una docena de clínicas en todo el oeste de Washington. Ahora, en la entrada de sus centros, el personal hace preguntas a los pacientes para identificar los síntomas de COVID-19 y controlar los mantiene a distancia uno del otro una vez dentro.
Johnston dijo que la clínica no se abrió para albergar una afluencia de pacientes con enfermedades infecciosas. Tienen un limitado número de cuartos, y cada uno debe cerrarse y limpiarse después que entra un paciente sospechoso de tener COVID-19.
“Simplemente no tenemos suficiente espacio para poder hacer eso de forma rutinaria”, dijo.
Johnston se preocupa por lo que vendrá a medida que aumenten los casos de COVID-19 en su área.
“Nos enorgullecemos de ser un espacio de atención primaria”, dijo Johnston. “No tenemos suficientes máscaras N95, ni, para ser sinceros, estábamos preparados para una situación en la que todos debían estar bien equipados”.
La doctora Judy Featherstone, directora médica de HealthPoint, dijo que ahora la mayoría de las citas se hacen por teléfono. Su personal está atendiendo llamadas de personas preocupadas por los síntomas, así como de nuevos pacientes que quieren tener un médico en caso que contraigan el coronavirus.
“Es un poco como tomar 20 años de trabajo y rediseñarlo en una semana”, dijo Featherstone. “Creo que estamos anticipando posibles problemas de la fuerza laboral”.
Al igual que muchas clínicas en Washington, HealthPoint ha establecido sitios de pruebas al aire libre, pero el suministro de kits y equipos de protección personal, limita el número de pacientes que pueden hacérselas.
Crece la tensión financiera
A medida que van menos pacientes para recibir atención, autoridades se preocupan por el futuro financiero de los centros. Las clínicas han cambiado a citas telefónicas, pero el programa de Medicaid de Washington tardó varias semanas en ajustar la forma en que paga esas visitas. Mientras tanto, los centros de salud comunitarios están eliminando las visitas dentales de rutina, un flujo de financiación clave.
“Toma esos tres factores… y ya has comenzado a perder ingresos antes de prepararte para nuevas formas de brindar atención”, dijo Michael Erikson, CEO de Neighborcare Health, que atiende a más de 70,000 residentes de Washington, más de la mitad de ellos bajo Medicaid. “Estamos en camino de perder $3 millones al mes”.
La Washington Association for Community Health proyecta que el recorte en la atención dental podría llevar a un déficit de $250 millones para el sistema de centros de salud comunitarios del estado durante los próximos nueve meses.
Rol vital en el sistema de salud
Las clínicas comunitarias juegan un papel importante en el servicio a pacientes que de otro modo terminarían en una sala de emergencias. Erikson dijo que su organización está tratando de aliviar la presión sobre el sistema hospitalario al ver pacientes con problemas de atención médica urgentes no relacionados con COVID-19.
“Por ejemplo, a un paciente para el cuidado de heridas que tiene diabetes subyacente no quieres exponerlo a un posible entorno con COVID-19”, dijo Erikson.
Algunos líderes de clínicas comunitarias también se preocupan por perder personal debido a una infección real o sospechada por coronavirus.
“Es muy crítico que las clínicas permanezcan con todo el personal, de modo que solo aquellos que están gravemente enfermos vayan al hospital”, dijo Sheila Berschauer, directora ejecutiva de Moses Lake Community Health Center, un proveedor de atención médica rural en Washington que atiende a un tercio de la población de su condado, de aproximadamente 100,000 residentes.
Si incluso cinco a 10 trabajadores de salud se enferman, dijo Berschauer, eso podría afectar su organización y, como resultado, posiblemente abrumar al hospital local.
Berschauer agregó que algunos pacientes aún no se dan cuenta de la gravedad de la pandemia y se enojan cuando se los deriva al sitio de prueba al aire libre en lugar de a la clínica.
Un trabajador de alud en un centro en las afueras de Seattle dijo que varios pacientes han tergiversado sus riesgos de COVID-19 para pasar el examen.
“Recibimos una paciente que logró pasar todos los controles y llegó ante un médico para recién entonces revelarnos que su pareja está expuesta a COVID y que se siente enferma”, dijo un empleado (le preocupa perder su trabajo por hablar, por lo que NPR y KHN no están usando su nombre).
Los trabajadores de salud que vieron al paciente no usaron equipo protector porque esos suministros limitados están reservados para pacientes con riesgo conocido de COVID-19.
“Ahora todos los proveedores y el personal de esa instalación deben comenzar a autocontrolarse para detectar signos de infección”, dijo el empleado. “Si se infectan, entonces toda la clínica cierra. Es un problema muy grande”.
Esta historia es parte de una asociación entre NPR y Kaiser Health News