No era la fractura del pómulo de Deon Jones ni su conmoción cerebral lo que más preocupaba al doctor Amir Moarefi. Su mayor preocupación era que Jones se quedara ciego.
“Sufrió el impacto de una bala de goma en la mejilla, que le rompió el hueso cigomático, o sea el pómulo, exactamente a una pulgada y media del ojo y a otra pulgada y media de la sien”, explicó Moarefi.
La muerte de George Floyd provocó una ola nacional de protestas contra la brutalidad policial y el racismo. Los intentos de las fuerzas del orden por controlar apasionadas manifestaciones, en su mayoría pacíficas, incluyeron el uso de armas “menos letales”, como el gas lacrimógeno, el aerosol de pimienta y las balas de goma. Pero dependiendo de dónde se golpee a una persona, dijo Moarefi, se pueden causar graves lesiones a largo plazo. Y se puede matar.
Jones recibió el impacto de una bala de goma durante una protesta en Pan Pacific Park en Los Ángeles el 30 de mayo. Se las arregló para llegar a la sala de emergencias del Cedars-Sinai con la ayuda de un trabajador de la salud que también estaba manifestándose. Los rayos X confirmaron que tenía fracturas faciales y los médicos recomendaron que lo viera un oftalmólogo para asegurarse de que el nervio óptico no se había dañado.
“Tenía moretones debajo del ojo que también estaba hinchado, y ahora no tengo seguro médico”, dijo Jones.
No sabía cómo conseguir la atención que necesitaba de un especialista hasta que un amigo le habló de un médico local que trataba a los manifestantes heridos, especialmente a los que no tienen seguro médico.
“Lo llamé, fui a la consulta y llené algunos papeles”, contó Jones. “Recuerdo que la chica dijo: ‘Su visita de hoy será gratis’, y pensé en cuánta gente necesitaba oír eso”.
En un comunicado del 4 de junio, la Academia Americana de Oftalmología pidió al liderazgo de las fuerzas del orden “… que pongan fin inmediatamente al uso de balas de goma para controlar o dispersar a los manifestantes”.
Medicina Instagram
Jones es uno de los cientos de personas que ha contactado con Moarefi para recbir ayuda médica desde que el oftalmólogo de Long Beach, California, publicó su oferta en Instagram.
“Empecé a recibir mensajes y, primero, comencé con muchas consultas virtuales, muchos mensajes, fotos, charlas FaceTime”, recordó Moarefi.
Las peticiones de ayuda se multiplicaron rápidamente. Su posteo en Instagram fue compartido por grupos de protesta de todo el país.
“He visto tobillos rotos, manos rotas, dedos rotos, ronchas por todo el cuerpo. He visto gente que ha sufrido heridas muy graves por gas lacrimógeno, con el rostro agrietado en una especie de colmenas irritantes que les invadían los ojos. Por el aerosol de pimienta, he visto casos realmente malos. Sólo se podía ver la hinchazón del globo ocular”, relató Moarefi.
Entre sus cirugías programadas, Moarefi revisa el teléfono para ver si hay nuevas peticiones. Para tratar a los manifestantes en otros estados, ha formado una red de médicos que conoce de la escuela de medicina y de las conferencias. La mayoría de ellos dan consejos médicos a la gente a través de mensajes de texto.
A pesar de que los enfrentamientos con la policía han disminuido, algunos manifestantes sufren heridas supurantes de hace días.
“Te da esa adrenalina en la que te sientes como si estuvieras bien. Pero más tarde, cuando regresas a casa, puedes estar haciéndote daño [al no tener una lesión evaluada inmediatamente]”, expresó Moarefi.
El cuidado de la salud como una forma de protesta
Tratar a los manifestantes es el modo de protesta de este oftalmólogo contra la injusticia racial y un sistema de salud que, según él, no trata equitativamente a la gente de color.
“El sentimiento de injusticia es de lo que se trata todo esto. Y la injusticia crece cuando la gente protesta pacíficamente, y resulta herida”, señaló Moarefi.
El gran número de lesiones reportadas durante las protestas, incluyendo a los reporteros de KPCC/LAist, ha llevado a demandas para que la policía deje de usar armas “menos letales” en las concentraciones.
Una coalición de activistas comunitarios y abogados de derechos civiles pidió a la Comisión de Policía de Los Angeles que prohibiera su uso contra los manifestantes. Un portavoz de la policía de Los Angeles (LAPD) se negó a comentar estas demandas.
En una declaración, LAPD dijo que el departamento investiga las acusaciones de mala conducta y uso de fuerza excesiva contra los manifestantes. El departamento aseguró que ha asignado 40 investigadores a la tarea, y reportó un total de 56 investigaciones por quejas, 28 de las cuales tienen que ver con un presunto uso de la fuerza.
Si las manifestaciones continúan, Moarefi y un grupo de 11 doctores, enfermeras y paramédicos planean asistir con kits médicos y tratar a la gente en la calle.
“Cuando descanso y reposo mi cabeza sobre la almohada por la noche, quiero sentir que he hecho todo lo posible para ayudar y apoyar una causa en la que creo”, concluyó.
Esta historia es parte de una alianza que incluye a KPCC, NPR y Kaiser Health News.