El reciente lanzamiento de dos vacunas para COVID-19 es una luz de esperanza en medio de la pandemia.
Ahora hay un camino que puede llevarnos a tiempos más felices, incluso mientras observamos y sufrimos la horrible avalancha de nuevas infecciones, hospitalizaciones y muertes que marcan el final de este año lamentable.
Los trabajadores de salud y los residentes de hogares de adultos mayores ya han comenzado a recibir vacunas en la primera fase de la distribución. Y más deberían estar disponibles para el público en general en los primeros meses del próximo año.
Las dos vacunas, una desarrollada por Pfizer y BioNTech, la otra por Moderna, utilizan el mismo enfoque genético novedoso. Su desarrollo en menos de un año, rompiendo todos los récords, es una maravilla de la ciencia. También es motivo de preocupación para millones de estadounidenses que sienten incertidumbre ante una tecnología desconocida.
Los datos de los ensayos clínicos de Las vacunas de Pfizer y Moderna muestran que cuando se reciben las dos dosis necesarias, con un intervalo de tres semanas a un mes, tienen una eficacia de aproximadamente el 95%, al menos para prevenir la forma grave de COVID.
Sin embargo, “una vacuna que permanece en el frasco tiene un 0% de efectividad sin importar lo que muestren los datos”, dijo el doctor Walter Orenstein, profesor de enfermedades infecciosas en la Escuela de Medicina de la Universidad de Emory en Atlanta y director asociado del Centro de Vacunas Emory.
De ahí la importancia de persuadir a millones de personas, de todas las razas, culturas, religiones, simpatías políticas y edades, para que se vacunen cuando llegue el momento. Una encuesta publicada este mes mostró que el 45% de los encuestados están adoptando un enfoque de “esperar y ver qué pasa” con la vacunación.
Debido a que las vacunas se desarrollaron bajo la presión de una pandemia mortal, la clave fue la velocidad. Por lo que, aunque el número de personas en los ensayos es tan grande o mayor que en pruebas anteriores, algunas preguntas clave no se responderán hasta que se vacunen millones más.
Por ejemplo, no se sabe si podrían surgir efectos secundarios irreversibles o quién corre mayor riesgo de sufrirlos. Y tampoco si habrá que vacunarse todos los años, cada tres años o nunca más.
Estas incógnitas se suman a los desafíos que enfrentan el gobierno federal, autoridades de salud locales, profesionales médicos y entidades privadas mientras buscan persuadir a la mayor cantidad de personas posible para que se vacunen.
Hay escepticismo en muchos sectores, incluso entre los afroamericanos, que desconfían desde hace mucho tiempo del mundo médico; los ruidosos “anti-vacunas”; y gente con dudas perfectamente comprensibles. Sin mencionar las comunidades con barreras idiomáticas e inmigrantes indocumentados, más de 2 millones solo en California, que pueden temer ir al centro de vacunación.
A continuación, respuestas a algunas preguntas sobre las nuevas vacunas:
¿Cómo puedo saber si son seguras?
No hay una garantía absoluta. Pero al autorizar las vacunas de Pfizer y Moderna, la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) determinó que sus beneficios superaban a sus riesgos.
Los efectos secundarios observados en los participantes delos ensayos fueron similares a los de otras vacunas: dolor en el lugar de la inyección, fatiga, dolor de cabeza, dolor muscular y escalofríos. “Esos son efectos secundarios menores y el beneficio es no morir a causa de esta enfermedad”, dijo el doctor George Rutherford, profesor de Epidemiología en la Universidad de California-San Francisco.
El sábado 19 de diciembre, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) informaron seis casos de reacción alérgica anafiláctica en las primeras 272,000 personas que recibieron la vacuna de Pfizer por fuera de los ensayos clínicos. Esto ha llevado a los CDC a recomendar que se mantenga en observación a las personas que se vacunan por unos 30 minutos.
Es posible que aparezcan otros efectos adversos inesperados en el futuro. “Las posibilidades son bajas, pero no nulas”, dijo Orenstein. Por ejemplo, todavía no hay datos suficientes para saber si las vacunas representan un riesgo elevado para las mujeres embarazadas o lactantes, o para las personas inmunodeprimidas, como las que viven con VIH.
Y sabemos muy poco sobre los efectos en los niños, que no formaron parte de los ensayos iniciales y para quienes las vacunas no están autorizadas.
¿Por qué debería vacunarse una familia?
En primer lugar, porque se protegerán de la posibilidad de una enfermedad grave o incluso de la muerte. Además, al vacunarse estarán haciendo su parte para lograr una tasa de vacunación lo suficientemente alta como para poner fin a la pandemia. Nadie sabe exactamente qué porcentaje de la población necesita vacunarse para que eso suceda, pero expertos en enfermedades infecciosas sitúan la cifra entre el 60% y el 70%, quizás incluso un poco más. Hay que pensar en vacunarse como en un deber cívico.
Entonces, ¿cuando vacunarse?
Depende del estado de salud de la persona, edad y trabajo. En la primera fase, que ya está en marcha, se está vacunando a trabajadores de salud y a adultos mayores en hogares. Las 40 millones de dosis de Moderna y Pfizer que se espera estén disponibles para fin de año deberían inmunizar a la mayoría de ellos.
Los siguientes en la fila son las personas de 75 años o más y los trabajadores esenciales en varios trabajos públicos. Luego, personas de 65 a 74 años y menores de 65 con ciertas condiciones médicas que los ponen en alto riesgo.
Es posible que haya suficientes vacunas disponibles para el resto de la población a fines de la primavera, pero es más probable el verano o incluso el otoño. Ya se han desarrollado algunos cuellos de botella en la distribución.
En el lado positivo, otras dos vacunas, una de Johnson & Johnson, la otra de AstraZeneca y la Universidad de Oxford, podrían obtener la autorización de la FDA a principios del próximo año, aumentando significativamente el suministro.
Una vez que la persona se vacuna, ¿puede dejar de usar una máscara y el distanciamiento físico?
No. Especialmente al principio, antes de que muchas personas hayan sido vacunadas. Una de las razones es la autoprotección. Las vacunas de Moderna y Pfizer tienen una efectividad del 95%, pero eso significa que la persona aún tiene un 5% de posibilidades de enfermarse si está expuesta a alguien con COVID.
Si la persona ya tuvo COVID-19, ¿aún necesita vacunarse?
Todavía no se sabe con certeza cuánto tiempo dura la inmunidad luego de la infección, y si hay posibilidad de reinfección. Expertos en salud pública dicen que es buena idea vacunarse cuando llegue el turno, especialmente si han pasado muchos meses desde que la persona dio positivo.
Se ha hablado de que las personas que ya han tenido COVID estén últimos en la fila para recibir la vacuna, para garantizar un suministro adecuado para aquellos que podrían estar en mayor riesgo.
¿Cuánto tiempo pasará antes de que se vuelva a la normalidad?
“Si todo va bien, el próximo Día de Acción de Gracias podría ser casi normal y podríamos estar acercándonos a eso para el verano”, dice el doctor William Schaffner, profesor de enfermedades infecciosas en la Escuela de Medicina de la Universidad de Vanderbilt en Nashville, Tennessee. “Pero tendría que haber una aceptación sustancial de la vacuna y datos que muestren que el virus se mueve en una dirección descendente”.
Esta historia fue producida por KHN, que publica California Healthline, un servicio editorialmente independiente de la California Health Care Foundation.