A medida que muchos estados reinician actividades —la mayoría sin alcanzar los umbrales recomendados por la Casa Blanca— comienza un nuevo análisis sobre los riesgos de COVID-19 para los estadounidenses.
¿Debería ir a la playa? ¿Y a la peluquería? ¿Comer en un restaurante? ¿Visitar a mamá en el Día de la Madre?
Los estados están respondiendo al enorme costo económico de la pandemia y al deseo de la población por vivir con “normalidad” de nuevo. Pero expertos en salud pública piden cautela. En muchas áreas, señalan, los casos de COVID-19, y las muertes, siguen en aumento y algunos temen que relajar las restricciones traiga nuevas oleadas.
“La reapertura no es la normalidad. Se trata de encontrar la manera de permitir que la gente vuelva a salir para hacer su vida normal, y que los negocios puedan hacer negocios”, dijo el doctor Marcus Plescia, director de la Asociación de Funcionarios de Salud Estatales y Territoriales. “Pero no podemos pretender que el virus ha desaparecido cuando la mayoría de la población está en riesgo”.
Hasta ahora, las normativas estatales varían. Pero coinciden en un punto.
“Suponen que la población usará el sentido común y buenas prácticas de salud pública al salir a las calles”, expresó el doctor Georges Benjamin, director ejecutivo de la Asociación Americana de Salud Pública.
Las personas deberán sopesar los riesgos y los beneficios de salir basándose en su tolerancia a la incertidumbre. Lo importante, según expertos, es que a medida que los estados reinicien actividades, se continúe practicando el distanciamiento social, se usen máscaras, se mantenga el lavado de manos, y que las personas se responsabilicen de su propia salud y de la de otros que estén cerca.
“Pienso que es demasiado pronto para que en muchos lugares se levante la norma de quedarse en casa”, explicó Benjamin. “Pero como eso es lo que va a suceder, tenemos que dar consejos para que se haga con seguridad. Nadie debe interpretar mis comentarios como un apoyo para que se lleve a cabo, pero si se va a hacer, hay que tener cuidado”.
Una advertencia adicional: todos los consejos aplican a los estadounidenses de riesgo normal. Los mayores de 60 años y las personas con condiciones de salud subyacentes o sistemas inmunológicos débiles deben seguir en casa.
“La población en mayor riesgo debe continuar siendo muy cuidadosa y limitar el contacto con otras personas”, señaló Plescia.
Entonces, ¿debería ir a la playa?
No hay nada intrínsecamente arriesgado en la playa, comentó Benjamin. Pero, de nuevo, “si puedes, evita las multitudes”, dijo. “Rodéate de la menor cantidad de gente posible”.
Mantén esa distancia de seis pies (dos metros), incluso en el agua.
“Al acercarte e interactuar, existe la posibilidad de que alguien esté enfermo sin saberlo, y pudiera contagiarte”, indicó Plescia. “Mantener los 6 pies de distancia es siempre bueno”.
Claro que, “en la playa o cualquier lugar al aire libre, hay mayor movimiento del aire, lo que es muy diferente a estar en un vagón de metro lleno de gente”, añadió.
Aún así, las imágenes de playas y parques abarrotados del primer fin de semana de mayo plantean dudas sobre si la gente es capaz, o está dispuesta, a seguir las directrices de distanciamiento social.
Pero si todos usamos máscaras, ¿realmente necesitamos estar a 6 pies de distancia?
Sí, por dos razones. Aunque las máscaras no son perfectas, reducen la cantidad de gotas expulsadas al aire.
Las gotas de los estornudos, de la tos o incluso al hablar se consideran la principal forma de transmisión del coronavirus, ya sea por “aterrizar” sobre otra persona o sobre una superficie. Quienes tocan esa superficie pueden correr el riesgo de infección si luego se tocan la cara, los ojos o la boca. “Al usar máscara, reduzco la cantidad de partículas que expulso por la boca”, explicó Benjamin. “Trato de protegerte, pero también me protejo”.
Y, en segundo lugar, las máscaras no protegen los ojos, y el virus puede entrar en el cuerpo a través de los ojos, por lo que estar más separados también reduce ese riesgo.
¿Debo visitar a mamá en el Día de la Madre?
Es una decisión complicada para muchas familias. Obviamente, si mamá vive en una residencia, la respuesta es claramente no, ya que la mayoría no permite visitas porque el virus ha sido devastador entre los mayores.
Pero los riesgos están también fuera de las residencias. Datos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) muestran que ocho de cada 10 muertes por coronavirus ocurren entre personas de 65 años o más. Las condiciones subyacentes, como las enfermedades cardíacas o pulmonares, y la diabetes, parecen desempeñar un papel y los adultos mayores son más propensos a sufrir estas enfermedades.
¿Y si mamá está sana? No hay una respuesta fácil, según expertos en salud pública, porque la forma en que el virus afecta a las persona es impredecible. Y un visitante puede estar infectado y no saberlo, ya que se estima que el 25% de las personas muestran pocos síntomas, o ninguno.
“Este año, una reunión virtual es una alternativa mucho más segura”, dijo Benjamin.
Pero si tu familia insiste en un Día de la Madre en persona, “todos los miembros de la familia deberían hacerse un chequeo médico antes de la reunión”, dijo. “Nadie con algún síntoma de COVID o fiebre debe participar”.
También se debe considerar el nivel de penetración del coronavirus en tu área, dicen expertos, así como los contactos que tú u otros miembros de la familia han tenido con otras personas.
Si visitas a mamá, usa máscaras y nada de abrazos, besos o cualquier otro contacto cercano, indicó Benjamin.
Mi cabello es un desastre ¿Puedo ir a la peluquería?
Una vez más, no hay una sola respuesta. Muchos salones y peluquerías planean abrir y tomar precauciones. Los estados y las asociaciones profesionales recomiendan pedir cita, limitar el número de clientes, instalar mamparas de plexiglás, la desinfección frecuente de sillas, lavabos y otras superficies, y pedir que estilistas y clientes usen máscaras. Pregunta qué medidas ha establecido tu salón.
“Los empleados deben quedarse en casa si están enfermos o en contacto con alguien que esté enfermo”, dijo la doctora Amanda Castel, profesora de epidemiología en la Escuela de Salud Pública del Instituto Milken de la Universidad George Washington. “Además, los empleadores deben evitar que se produzcan aglomeraciones en la cocina o en la sala de descanso”.
Los salones también deben llevar un registro de los clientes que ven, por si hay que contactarlos en caso que exista sospecha de que un cliente o estilista se ha infectado, añadió Castel.
Se debería limitar la charla durante el corte, recomendó Plescia, porque hablar de cerca aumenta el riesgo, aunque “parezca mala educación”, admitió.
¿Y si tu estilista está tosiendo y estornudando?
“Me iría inmediatamente”, respondió.
¿Y cenar en un restaurante?
Muchos estados y los CDC recomiendan que los restaurantes limiten su capacidad —algunos estados establecen un 25% al principio— además de poner las mesas bien separadas, usar menús desechables, condimentos individualizados y requerir que el personal use máscaras.
“Ese es el tipo de cosas que ayudan a reducir las posibilidades de propagación del virus”, dijo Plescia.
Si tu restaurante favorito ha abierto, llama para preguntar qué precauciones está tomando. Haz una reservación y “piensa bien con quién vas a cenar”, señaló Plescia. Los familiares son una cosa, pero “tener un contacto físico más cercano con los amigos es algo con lo que se debe tener cuidado”.
Debes decidir cuán cómodo te sientes con la situación.
“Si vas a ir a un restaurante para sentarte y preocuparte, entonces mejor comprar comida para llevar”, dijo.
¿Y viajes?
Considera tus opciones y si realmente necesitas viajar, dicen expertos.
Conducir y alojarse en un hotel puede ser una opción para algunos.
Si los hoteles se desinfectan adecuadamente, “puede funcionar”, dijo Plescia. Lleva toallitas para desinfectar, e incluso tus propias almohadas. Pero, de nuevo, “si vas a ver a tus padres, lo último que quieres es infectarte en el viaje y contagiarlos”.
En cuanto a los vuelos, las aerolíneas están tomando medidas, como hacer una limpieza profunda entre vuelos. El aire fresco y recirculado pasa por filtros especiales HEPA. Aunque todavía hay poca investigación específica sobre el coronavirus y los vuelos, estudios sobre otras enfermedades respiratorias e infecciosas han concluido, en general, que el riesgo es bajo, excepto para quienes se encuentran a menos de dos filas de la persona infectada.
Pero un caso relacionado con otro coronavirus indicó una posible propagación más amplia a través de varias filas.
La distancia en el avión y en el proceso de embarque es clave.
En el avión, “usa una máscara”, recomendó Benjamin.
Y planifica con antelación. ¿Qué tan frecuente es el coronavirus en las áreas a donde viajas y de donde vienes? ¿Existen requisitos de cuarentena al llegar? ¿Cómo vas a ir y venir del aeropuerto minimizando estar cerca de otros?
Si no es esencial, tal vez no debas viajar.
“La gente que no está obligada a viajar debería postergarlo”, enfatizó Plescia.
Mis servicios religiosos son esenciales para mí, ¿qué precauciones debo tomar?
La regla de la distancia debe mantenerse cuando reabran iglesias, templos y mezquitas.
“Tanto como puedas dentro de las reglas de tu religión, trata de evitar el contacto”, dijo Benjamin.
El doctor no ofreció ningún consejo sobre la comunión, dejándolo en manos de los líderes religiosos. Pero, enfatizó, “beber de la misma copa aumenta el riesgo si una persona está enferma o alguien enfermo toca los objetos”.
Por último, hay que tener en cuenta que cada día se sabe más del virus, desde tratamientos hasta efectos secundarios, y la forma en que se propaga.
“Mi enfoque personal es mantener la cautela por más tiempo”, recomendó Plescia. “Para el otoño entenderemos mejor los riesgos y cómo manejarlos”.
Castel estuvo de acuerdo.
“Necesitamos un poco más de tiempo para comprender plenamente cómo funciona COVID-19 y más tiempo para aumentar las pruebas, encontrar tratamientos y, ojalá, una vacuna”, dijo. “Todos estamos cansados del distanciamiento social. Pero respetándolo, seguimos salvando vidas”.