Mientras las temperaturas más cálidas anuncian la llegada de mosquitos molestos, los investigadores están trabajando febrilmente en varias vacunas prometedoras contra el zika, un virus famoso por infectar a los humanos a través de la picadura de este insecto.
La velocidad y los efectos debilitantes del brote de zika del año pasado en el Hemisferio Occidental generaron una carrera para desarrollar una vacuna. Poco más de un año después de que se declarara a esta pandemia como una emergencia sanitaria mundial, un grupo de voluntarios están siendo sometidos a pruebas preliminares.
Pero los investigadores dicen que la incertidumbre sobre si la epidemia de zika continuará afecta su capacidad de terminar las pruebas. Necesitan áreas con un brote viral activo para realizar ensayos en humanos a gran escala y asegurarse de que la vacuna realmente proteja contra la enfermedad.
“Por un lado, usted no quiere ver brotes de infección”, dijo el doctor Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas (NIAID). “Pero, por otro lado, [sin ellos] puede que tenga que esperar mucho tiempo para asegurarse de que la vacuna funciona”.
Todas las vacunas que se están probando ahora están en la etapa de ensayos clínicos de fase I, lo que significa que se están realizando pruebas de seguridad en un número pequeño de personas. Según un artículo de revisión publicado el martes 21 de febrero en la revista Immunity, las vacunas representan una variedad de técnicas científicas para frustrar a la enfermedad, que van desde la inactivación del virus hasta la manipulación de su ADN.
El NIAID anunció el martes que está lanzando otro ensayo de fase I para una vacuna hecha en base a proteínas encontradas en la saliva del mosquito. Esta vacuna busca desencadenar una respuesta del sistema inmune humano a la saliva del mosquito y cualquier virus que se encuentre en la saliva. Si tiene éxito, el producto podría proteger a las personas contra un espectro de enfermedades transmitidas por mosquitos, incluyendo el zika.
El coronel Nelson Michael, director del U.S. Military HIV Research Program de los Estados Unidos en el Walter Reed Army Institute of Research y coautor del artículo, dijo que espera informes preliminares en abril sobre la seguridad de algunas de las vacunas que comenzaron a investigarse primero. A partir de ahora, dijo, es imposible adivinar qué vacuna demostrará ser más efectiva a la hora de generar inmunidad.
“A veces es difícil predecir qué caballo ganará la carrera”, dijo Michael.
El zika, que se transmite de persona a persona por picaduras de mosquitos o contacto sexual, a menudo infecta sin presentar síntomas. En algunos casos, causa algunos similares a los de la gripe, como fiebre, dolores musculares y dolor en las articulaciones en adultos y, en raras ocasiones, síndrome de Guillain-Barré, que puede provocar parálisis temporal. Pero el virus es más notorio por causar que algunos niños, cuyas madres estuvieron expuestas al zika, nazcan con microcefalia: un defecto de nacimiento por el cual la cabeza del bebé es más pequeña que el tamaño promedio, que genera graves retrasos en el desarrollo.
El virus atrajo la atención internacional tras la aparición de cientos de casos de bebés con microcefalia en Brasil. Rápidamente atravesó Sudamérica y el Caribe antes de detenerse en la costa sur de los Estados Unidos.
La Organización Mundial de la Salud declaró al brote una “emergencia de salud pública de interés internacional” el 1 de febrero de 2016, y luego puso fin a la alerta el 18 de noviembre.
Las vacunas que cumplen con el estándar de seguridad en ensayos clínicos de fase I se someten a rondas posteriores de pruebas para medir la efectividad. Para conocer la eficacia, los investigadores confían en el estándar de oro de administrar la vacuna a un gran número de personas en riesgo para ver si el medicamento es efectivo. Sin embargo, la llegada del zika al Hemisferio Occidental es reciente, lo que significa que los investigadores no saben si el virus se convertirá en una amenaza constante, o si se trató solo de una única explosión.
La incertidumbre plantea varias implicaciones para acelerar el desarrollo de una vacuna. Una pausa en el brote podría causar retrasos significativos en las pruebas, lo que también retrasaría la aparición de un producto disponible comercialmente, explicó Fauci.
Mientras que los investigadores pueden utilizar métodos alternativos para medir la eficacia sin pruebas a gran escala, una disminución en la circulación del virus podría retrasar el proceso por años, porque las pruebas de la vacuna no serían eficaces.
“Si no tenemos muchas infecciones esta temporada en Sudamérica y Puerto Rico, puede tomar años para asegurarnos que la vacuna funcione”, dijo.
Fauci espera lanzar en marzo la próxima ronda de pruebas en humanos para una vacuna de ADN desarrollada por el NIAID.
Michael también se preocupa de que la disminución en el número de casos podría llevar al sector privado a retirar los fondos para el desarrollo de la vacuna. Se necesitan millones de dólares para desarrollar una droga o una vacuna, y las compañías farmacéuticas desempeñan un papel crítico en el desarrollo y la fabricación de estos productos, dijo. Pero esas empresas tienen muchos intereses competitivos, agregó, y si es difícil probar una vacuna este año, los esfuerzos de prevención del zika, tanto públicos como privados, pueden derivarse a otras áreas.
“Este es un problema constante, en dónde se ponen sus recursos”, dijo.
Hasta ahora, las señales sugieren que el clima de nuevo podría ser propicio para el zika este año. Las temperaturas, más cálidas que las habituales, están afectando a áreas en todo el Hemisferio Occidental, informó CBS, incluyendo focos de brotes en Brasil. Las temperaturas más altas aumentan la voracidad del principal transmisor del virus del zika, el mosquito Aedes aegypti.
En los Estados Unidos, las áreas con poblaciones de Aedes aegypti están monitoreando de cerca el número de mosquitos. El año pasado, Texas y Florida lidiaron con casos locales de infección por zika (no trasmitidos por viajeros).
En Texas, funcionarios de salud pública han monitoreado las poblaciones de mosquitos durante todo el invierno para rastrear su número y la presencia del virus. Chris Van Deusen, portavoz del Departamento Estatal de Servicios de Salud de Texas, ha visto un número menos de Aedes aegypti y ningún caso de Zika.
Van Deusen dijo que el estado también está monitoreando el brote en México, ya que el tráfico pesado a través de la frontera aumenta la posibilidad de transmisión. Los funcionarios también esperan otro brote de casos de transmisión local, indicó.
“Hay tantos factores a tomar en cuenta, que es realmente imposible hacer una predicción sólida”, dijo.