Tu cama podría estar vigilándote.
Pero no con una cámara.
Si duermes en una de las muchas “camas inteligentes” que se venden hoy en día, o usas una app para dormir, estos dispositivos saben cuándo te acuestas. Tienen la información sobre cuándo te das vueltas en la cama. E incluso pueden ser capaces de decir cuándo estás teniendo relaciones sexuales.
Sleep Number, una compañía que fabrica camas que pueden monitorear el ritmo cardíaco, la respiración y el movimiento, dijo que recopila más de 8 mil millones de datos biométricos cada noche: se registra información cada segundo, que se envía por internet a través de una aplicación a los servidores de la empresa.
“Esto nos brinda la información necesaria para poder continuar alimentando nuestros algoritmos”, dijo la presidenta ejecutiva, Shelly Ibach, a los asistentes a una conferencia sobre Fortune Brainstorm Health en San Diego en abril.
Ibach agregó que, analizar todos esos datos personales, no solo ayuda a los consumidores a aprender más sobre su salud, sino que también ayuda a los esfuerzos de la compañía para hacer un mejor producto.
Sin embargo, defensores de la privacidad del consumidor plantean cada vez más preocupaciones sobre el destino de la información personal de salud, que es potencialmente valiosa para las compañías que la recopilan a través de un número creciente de dispositivos conectados a Internet, y que luego la venden.
“No sabemos qué pasa con todos esos datos”, dijo Burcu Kilic, director del programa de derechos digitales en Public Citizen, un grupo de defensa en Washington, DC.
La información “también es relevante e importante para las compañías farmacéuticas y para aquellas que desarrollan tecnología relacionada con hospitales”, agregó Kilic.
Así y todo, los consumidores están adquiriendo masivamente colchones, y sensores debajo del colchón, destinados a cuantificar el sueño, así como dispositivos de seguimiento del sueño; de hecho, las aplicaciones para dormir están entre las descargas más populares en Apple y Android.
La cama Sleep Number es uno de los productos más promovidos, con comunicados de prensa y anuncios que a menudo igualan el buen dormir con una vida mejor. Las ventas de estas camas aumentaron un 6% de 2017, a $1.5 mil millones en 2018, según muestran registros de la compañía. A principios de este año, la compañía firmó una asociación con Thrive Global, una empresa de bienestar corporativo que fundó Ariana Huffington después de dejar The Huffington Post en 2016. El año pasado, el fabricante de camas comenzó una asociación de varios años con la NFL, con camas para todos los jugadores.
Sleep Number dice que hace todo lo posible para proteger los datos de sus clientes.
“Para ser claros, Sleep Number no comparte ningún dato de Sleep IQ o biométrico” fuera de la compañía, dijo la vocera, Julie Elepano, en un intercambio de correo electrónico.
Sin embargo, eso difiere del aviso de privacidad de la compañía, que establece claramente que la información personal, que potencialmente incluye datos biométricos, “puede” compartirse con compañías de marketing o socios comerciales. Ellos, a su vez, podrían enviar ofertas especiales de nuevos lanzamientos para consumidores de Sleep Number. La norma también dice que la información personal podría entregarse a los socios para “investigar, analizar o administrar encuestas”.
Finalmente, la política de privacidad dice que Sleep Number puede “explotar, compartir y usar para cualquier propósito” información personal con nombres o direcciones retenidas o eliminadas, lo que se conoce como datos “no identificados”.
Cuando se le preguntó sobre la aparente diferencia entre lo que establece la política de privacidad y sus comentarios, Elepano no abordó el tema directamente, pero reiteró que Sleep Number no comparte ni siquiera datos biométricos no identificados.
Detalles del “País de los Sueños”
Comenzando con cuándo te acuestas y cuándo te levantas, y muchas cosas en el medio, estas camas saben mucho.
Y porque es una cama, hay un factor lujurioso ineludible.
“No puedo imaginar que no sea posible mirar esos datos y decir: ‘Oh, eso parece ser sexo'”, dijo Lee Tien, abogado principal de la Electronic Frontier Foundation, hablando sobre todo el rango de herramientas de seguimiento del sueño. “Es posible que los datos sin procesar no te digan eso, pero lo que hacen es tomar los datos sin procesar e intentar interpretarlos”.
Las camas inteligentes y otros tipos de rastreadores del sueño tienen diferentes sensores. Por ejemplo, las camas Sleep Number tienen sensores de movimiento que pueden inflar, desinflar o ajustar el colchón para mayor comodidad.
Algunas aplicaciones y dispositivos para dormir fabricados por otras empresas incluso utilizan micrófonos para rastrear los ronquidos.
A fines del año pasado, hubo una histeria colectiva en las redes sociales cuando blogueros notaron una peculiaridad en la política de privacidad de la cama Sleep Number que parecía indicar que esas camas tenían un micrófono.
Pero la compañía aclaró inmediatamente que no los tenían.
En su lugar, las camas Sleep Number recopilan datos a través de pequeños cambios en la presión del aire del colchón, explicó Pete Bils, vicepresidente de investigación y ciencia del sueño de Sleep Number.
Esos datos, junto con los objetivos que cada consumidor establece para dormir, forman parte de la creación de lo que la empresa denomina una puntuación de IQ de sueño, un término ideado para evaluar qué tan bien duerme un consumidor, y que se usa intensamente en el marketing de la empresa. Con el tiempo, la puntuación puede mostrar si una persona se está desviando de sus promedios.
Si los consumidores no quieren rastrear lo que está sucediendo en la cama, pueden cambiar a un “modo de privacidad”, que detiene la transmisión, pero también limita lo que un consumidor puede aprender sobre sus patrones de sueño, que es probablemente la razón principal por la que compraron la cama.
“Cuanto más usas la cama, más la cama te conoce”, dijo Bils.
De lo que se detalla en las políticas de privacidad para estas camas y aplicaciones, está claro que los datos también podrían ser útiles de otras maneras.
Por ejemplo, la compañía francesa Withings, que hace que el monitor debajo del colchón Sleep pueda rastrear el movimiento, la frecuencia cardíaca, los ronquidos y otros factores, dijo que comparte datos anónimos y agregados “con socios como hospitales, investigadores o empresas, y también con el público a través de blogs y estudios de datos”.
De acuerdo con la política de privacidad de Sleep Number, la empresa recopila información personal, que puede incluir nombres e información sobre la edad, el peso, la altura y el género del consumidor. Si un consumidor crea un perfil de usuario en la aplicación de la cama, esa información personal se expande para incluir detalles sobre el movimiento, las posiciones, la respiración y la frecuencia cardíaca.
Eso también aplica a los niños, si los padres crean un perfil de usuario para ellos.
La política también señala que los datos personales pueden almacenarse indefinidamente, incluso “después que se cancelen o desactiven” las cuentas de los usuarios.
Es más que registrar un ronquido
Las reglas de privacidad de muchos dispositivos que rastrean y transmiten información personal permiten compartir datos que han sido eliminados de identificadores personales.
Pero los expertos en privacidad han demostrado que no es terriblemente difícil usar o combinar dicha información para “re-identificar” a las personas.
La sensación que queda es “no te preocupes, nadie podrá señalarte “, pero no lo dicen claramente.
A diferencia de los datos personales recopilados en el consultorio de un médico o en una clínica del sueño, la información recopilada por los rastreadores del sueño no está protegida por las normas federales de privacidad.
Algunos rastreadores de sueño o aplicaciones pueden conectarse con otros dispositivos “inteligentes” en el hogar, como un termostato o una cafetera.
Por ejemplo, cuando te despiertas, tu calentador puede encenderse y la cafetera puede comenzar a hacer su trabajo. Pero también puede significar que esos dispositivos están compartiendo tu información. Sleep Number dijo que sus camas pueden importar información de otros dispositivos, pero no comparte información de los clientes con las empresas que los fabrican.
Aun así, la interconexión expone más vulnerabilidades.
“Conectamos todos estos dispositivos entre sí”, señaló Kilic en Public Citizen. “Si los piratas informáticos quieren ingresar al sistema, [ellos] pueden hacerlo fácilmente y recopilar toda esta información: ¿Cómo usas tu cama? ¿Con qué frecuencia tienes relaciones sexuales? Es información muy sensible”.
Los expertos en privacidad recomiendan el cifrado y el uso de contraseñas seguras y autentificación adicional siempre que sea posible.
El objetivo de la recopilación de datos, según Sleep Number y otras compañías, es ayudar a los estadounidenses que tienen problemas de sueño a dormir mejor.
Pero, ¿los consumidores realmente necesitan una aplicación, o una cama que puede costar miles de dólares, para decirles qué tan descansados se sienten en la mañana?
Estas herramientas son “excelentes porque hacen que las personas estén más conscientes del sueño, pero es una situación riesgosa”, dijo la doctora Seema Khosla, neumonóloga y directora médica del Centro para el Sueño de Dakota del Norte, una instalación de estudio del sueño en Fargo. Khosla, quien también utiliza algunos rastreadores, es también la autora principal del documento de posición de la Academia Estadounidense de Sueño sobre las aplicaciones para dormir.
Una consecuencia inesperada: los consumidores que están sintonizados con sus datos pueden experimentar ansiedad e incapacidad para dormir.
“Lo llamamos ortosomnia”, dijo. “Obtienen todos estos datos y se ponen ansiosos por tener un número perfecto”.