Los más de dos años agotadores de pandemia han producido enormes beneficios para una empresa, Pfizer, lo que la ha vuelto muy influyente y enormemente rentable a medida que covid-19 continúa infectando a decenas de miles de personas, y matando a cientos cada día.
Su éxito en el desarrollo de medicamentos contra covid le ha dado a la farmacéutica un peso inusual en la determinación de la política de salud de Estados Unidos. En base a investigaciones internas, ejecutivos de la compañía anunciaron con frecuencia la siguiente etapa en la lucha contra la pandemia, incluso antes que los funcionarios del gobierno tuvieran tiempo de estudiar el tema.
Esto incomodó a muchos expertos en el campo de la medicina, y dejó a algunos pacientes sin saber en quién confiar.
Las ganancias de Pfizer en 2021 fueron de $81,300 millones, aproximadamente el doble de sus ingresos de 2020, cuando sus productos más vendidos fueron una vacuna contra la neumonía, el medicamento contra el cáncer Ibrance y el tratamiento para la fibromialgia Lyrica, cuya patente había caducado.
Ahora, su vacuna de ARNm posee el 70% de los mercados de Estados Unidos y Europa. Y su antiviral Paxlovid es la píldora de primera elección para tratar los síntomas iniciales de covid. Este año, la compañía espera recaudar más de $50 mil millones en ingresos globales solo con estos dos productos.
El valor de Paxlovid para los pacientes vacunados aún no está claro, y la vacuna contra covid de Pfizer no previene por completo las infecciones, aunque cada refuerzo restaura temporalmente cierta protección. Sin embargo, aunque los pacientes pueden dudar ante la necesidad de inyecciones repetidas (ahora se recomiendan dos refuerzos para personas mayores de 50 años), el requisito es oro en polvo para los inversores.
“Con suerte, podríamos administrarla anualmente y, tal vez, para algunos grupos que son de alto riesgo con más frecuencia”, dijo el CEO Albert Bourla a los inversores este año. “Entonces tienes el tratamiento [Paxlovid] que, digamos, resolverá los problemas de aquellos que contraen la enfermedad”.
Hace pocos días, la administración Biden acordó comprar otras 105 millones de dosis de la vacuna contra covid de Pfizer para la campaña de refuerzo de otoño, a un costo de $3,2 mil millones. A $30,47 por dosis, es una prima significativa sobre la tarifa de $19,50 por dosis que el gobierno pagó por las primeros 100 millones de dosis. La vacuna se está modificando para apuntar a las primeras variantes de omicron, pero las variantes más nuevas están ganando terreno.
Debido a que el virus sigue mutando y existirá durante mucho tiempo, el mercado de los productos de Pfizer no desaparecerá. En los países más ricos, es probable que el público siga regresando por más, como los comensales de un restaurante con un precio fijo por comer todo lo que se quiere: saciados pero nunca del todo satisfechos.
La dependencia de los productos de Pfizer en cada etapa de la pandemia ha guiado la respuesta de Estados Unidos, incluidas las decisiones críticas de salud pública.
Cuando el año pasado Bourla sugirió que pronto se necesitaría una dosis de refuerzo, los funcionarios de salud pública siguieron esa dirección más tarde, dando la impresión de que Pfizer estaba al mando. A algunos científicos y expertos en salud pública les preocupa que estas decisiones hayan sido precipitadas y señalan, por ejemplo, que aunque los refuerzos con las inyecciones de ARNm producidas por Moderna y Pfizer-BioNTech mejoran inicialmente la protección de los anticuerpos, por lo general esta protección no dura.
Desde enero, Bourla ha estado diciendo que todos los adultos probablemente necesitarán vacunas de refuerzo anuales, y altos funcionarios de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) han indicado que están de acuerdo.
En una reunión el 28 de junio de asesores de la FDA que consideraban una posible campaña de vacunación de otoño, Pfizer presentó estudios en los que participaron unas 3,500 personas que mostraban que las modificaciones a su vacuna permitió obtener más anticuerpos contra la variante omicron que comenzó a circular en diciembre pasado.
Pero la mayoría de los asesores dijeron que la FDA debería exigir que la próxima vacuna ataque a una variante de omicron aún más nueva, conocida como BA.5.
Eso significaría más trabajo y gastos para Pfizer, que solicitó a la FDA que le permita realizar cambios futuros en la vacuna contra covid sin ensayos en humanos, de manera similar a cómo se aprueban las vacunas anuales contra la influenza. “Si se implementara un proceso de este tipo, las respuestas a futuras oleadas podrían acelerarse sustancialmente”, dijo Kena Swanson, vicepresidenta de vacunas virales de Pfizer.
En la reunión, los funcionarios de la FDA no respondieron de inmediato a la sugerencia.
A medida que las sociedades abandonan otros esfuerzos para controlar la propagación de covid, como los mandatos de máscara y el distanciamiento físico, las perspectivas de Pfizer parecen aún más prometedoras, especialmente ahora que la compañía ha lanzado Paxlovid, de hecho el primer tratamiento oral para covid.
El 3 de mayo, Angela Hwang, presidenta de Pfizer Biopharmaceuticals Group, dijo a los inversionistas: “La gente va a salir. Sabemos que con todo eso, las infecciones van a aumentar y ese es el papel que puede desempeñar Paxlovid”.
Durante una llamada reciente de inversionistas, un funcionario de Pfizer pudo transformar los informes recientes que indicaron que el virus puede ocultarse de Paxlovid en buenas noticias, prediciendo que, al igual que con la vacuna, los pacientes pueden necesitar múltiples cursos de tratamiento.
Los pacientes inmunocomprometidos “pueden portar este virus durante mucho, mucho tiempo”, explicó el doctor Mikael Dolsten en la llamada a los inversores. “Y vemos esa área como una verdadera nueva oportunidad de crecimiento para que a Paxlovid le vaya muy bien, donde es posible que la persona deba tomar varios cursos”.
Pfizer ha gastado generosamente para reforzar su influencia durante la pandemia. Desde principios de 2020, ha desembolsado más de $25 millones para cabildeo interno y pagos a 19 firmas de cabildeo, presionando por una legislación para proteger sus productos y promover programas de vacunación más sólidos.
Las donaciones de Pfizer a candidatos políticos en el ciclo de 2020 fueron mayores que las de cualquier otra compañía farmacéutica, con un total de alrededor de $3.5 millones, y la mayor parte se destinó a los demócratas. Joe Biden recibió $351,000; Donald Trump solo $103,000.
A diferencia de Moderna, Sanofi, Novavax y Johnson & Johnson, que obtuvieron miles de millones de dólares en apoyo de Estados Unidos, Pfizer no buscó dinero del gobierno para desarrollar su vacuna, diciendo que funcionaría de forma independiente.
Pero Pfizer sí se benefició de los $445 millones que el gobierno alemán proporcionó a BioNTech, el socio de Pfizer, para el desarrollo de la vacuna. Y, al final, Pfizer dependió sustancialmente del apoyo logístico del gobierno de Estados Unidos, según un nuevo libro de Paul Mango, ex funcionario de Salud y Servicios Humanos.
En 2021, Pfizer registró $7,800 millones en ingresos en Estados Unidos por su vacuna contra covid. El gobierno tiene opciones para comprar 1,600 millones de dosis de vacunas de Pfizer y hasta ahora ha comprado 900 millones, incluidos 500 millones comprados a precios sin fines de lucro para ser donados a países pobres.
Los términos de Pfizer en los contratos excluyen muchas protecciones para los contribuyentes. Niegan al gobierno cualquier derecho de propiedad intelectual y dicen que el gasto federal no jugó ningún papel en el desarrollo de la vacuna, a pesar de que los científicos de los Institutos Nacionales de Salud inventaron una característica clave de la vacuna de Pfizer, dijo Robin Feldman, experto en leyes de patentes de la Universidad de California.
“El acuerdo podría sentar un precedente”, en el que otra empresa podría citar los contratos de Pfizer para argumentar que el gobierno ha cedido cualquier derecho sobre una invención, dijo.
El gobierno también acordó comprar alrededor de 20 millones de cursos de cinco días de tratamiento de Paxlovid a $530 cada uno.
Los precios del medicamento y la vacuna contra covid subirán una vez que termine el período de la pandemia, dijo Bourla en un evento en enero, “para reflejar la tecnología de punta”.
Sharon Castillo, vocera de Pfizer, se negó a responder preguntas específicas sobre la influencia de Pfizer en la política de pandemia. Castillo emitió un comunicado diciendo que “desde el día 1 de esta pandemia, nos hemos centrado intensamente en trabajar en colaboración con todas las partes interesadas relevantes para traer al mundo dos avances médicos. Al hacerlo, nos hemos movido a la velocidad de la ciencia, cumplimos con los estrictos procesos regulatorios y confiamos en la experiencia y destreza de fabricación de nuestros científicos”.
No hay duda de que la compañía logró un golazo científico al responder rápidamente para satisfacer las necesidades médicas que generó la pandemia. Usó inteligencia artificial para rastrear la propagación del virus y encontrar los mejores lugares para reclutar voluntarios para sus ensayos de vacunas ,e implementó herramientas rápidas de detección de drogas para desarrollar Paxlovid.
Su éxito con la vacuna para covid ha generado esperanzas en una vacuna de Pfizer para el virus respiratorio sincitial, un peligro para bebés y adultos mayores. La compañía también está avanzando hacia la obtención de licencias para vacunas que protegen contra la enfermedad de Lyme y las infecciones hospitalarias.
Pfizer había evitado durante mucho tiempo el negocio de las vacunas, con sus ganancias financieras históricamente modestas. Abandonó la producción de vacunas para humanos a fines de los 60’ después del retiro del mercado de su desastrosa vacuna contra el sarampión, que enfermó a decenas de niños después de que la exposición al virus provocara reacciones inesperadas con anticuerpos estimulados por la vacuna.
La compañía volvió al campo de la inmunización en 2009 cuando compró Wyeth, que estaba fabricando una vacuna altamente efectiva y extraordinariamente rentable contra la neumonía y las infecciones del oído.
Ahora, Pfizer es un nuevo tipo de potencia mundial. Solo en 2021, la empresa contrató a casi 2,400 personas. “Somos un nombre familiar en este momento para miles de millones de personas”, dijo Bourla en enero. “La gente confía en las vacunas de Pfizer”.
El poder de la empresa preocupa a algunos expertos en vacunas, que ven su creciente influencia en un ámbito de toma de decisiones médicas tradicionalmente liderado por expertos independientes.
Durante una reciente llamada de inversionistas, el analista Evan Seigerman, de BMO Capital Markets, preguntó si el mundo estaba “caminando a ciegas para recomendar refuerzos” con tanta frecuencia.
Los datos de Israel, que usa solo la vacuna de Pfizer y ha proporcionado la mayoría de los estudios que han llevado a las recomendaciones de refuerzo de vacunación de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), sugieren que la tercera y cuarta dosis de las vacunas de ARNm aumentan los niveles de anticuerpos, que disminuyen rápidamente de nuevo.
Los refuerzos agregados salvaron algunas vidas en la población mayor de 60 años, pero los datos son menos claros sobre el beneficio para los adultos más jóvenes.
Cuando en septiembre de 2021 el presidente Biden ofreció refuerzos a los estadounidenses, poco después de que Bourla los recomendara, el doctor Paul Offit, director del Centro de Educación sobre Vacunas del Hospital Infantil de Filadelfia y desarrollador de una vacuna para un virus intestinal, se preguntó: “¿Dónde está La evidencia de que estás en riesgo de contraer una enfermedad grave cuando te enfrentas a covid si estás vacunado y tienes menos de 50 años?
Las políticas sobre las recomendaciones de refuerzo para diferentes grupos son complejas y cambiantes, dijo Offit, pero deberían hacerlas los CDC, en lugar de Bourla y Pfizer.
“Nos están empujando”, dijo. “Las compañías farmacéuticas están actuando como agencias de salud pública”.