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FDA cuestiona uso de antidepresivos en el embarazo, pero médicos dicen que son esenciales

FDA cuestiona uso de antidepresivos en el embarazo, pero médicos dicen que son esenciales

Kellyn Haight sufrió una depresión discapacitante cuando su hija era pequeña. Ahora intenta tener otro hijo y planea seguir tomando Zoloft durante todo el embarazo. (Katie Linsky Shaw for KFF Health News)

Si estás embarazada o acabas de ser madre y estás lidiando con depresión o ansiedad, puedes llamar o enviar un mensaje de texto a la Línea Nacional de Salud Mental Materna, disponible 24/7: 833-TLC-MAMA (833-852-6262). Postpartum Support International puede ayudarte a encontrar un proveedor local de salud mental en el 800-944-4773 o psidirectory.com.

Antes de dar a luz a su segundo hijo, Heidi DiLorenzo sentía ansiedad. Le preocupaba su presión arterial y la preeclampsia que la llevó a ser hospitalizada dos veces durante el embarazo. Le angustiaba que algo terrible e indefinido le ocurriera a su hija de 3 años. Le preocupaba no poder amar a su segundo bebé tanto como al primero.

Pero DiLorenzo, abogada en Birmingham, Alabama, no se preocupaba por tomar Zoloft. Ya había usado ese medicamento para tratar la ansiedad antes de tener a su primer hijo, y continuó tomándolo durante ese embarazo y también en el más reciente.

Desde que tuvo a su segunda hija, en septiembre, atribuye a una dosis más alta del medicamento el haber salido del “pozo oscuro” de tristeza en el que se encontraba después del parto. “No sería tan buena madre para mis niñas si no lo tomara”, dijo. “No tendría la energía”.

DiLorenzo forma parte del estimado 20% de mujeres en Estados Unidos que tienen depresión o ansiedad durante o después del embarazo.

Sin embargo, solo la mitad de ellas recibe tratamiento adecuado, según Kay Roussos-Ross, quien dirige el programa de trastornos del estado de ánimo perinatal en la Universidad de Florida. Y apenas un 5% toma inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS, por sus siglas en inglés), una clase de medicamentos comúnmente usada para tratar ambas condiciones.

Actualmente, a los expertos médicos les preocupa que una mesa redonda convocada en julio por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) pueda provocar más casos de depresión no tratada.

Muchos de los 10 integrantes del panel expresaron preocupación sobre el uso de los ISRS, como Zoloft, durante el embarazo. Entre ellos estaban Josef Witt-Doerring, un psiquiatra que tiene clínicas enfocadas en ayudar a las personas a dejar los antidepresivos, y Adam Urato, un obstetra-ginecólogo que recientemente solicitó a la FDA colocar advertencias más fuertes en estos medicamentos.

Aunque la discusión no representó una guía oficial de la FDA, los panelistas —en afirmaciones que el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG, por sus siglas en inglés) calificó como “extravagantes y sin fundamento”— relacionaron estos medicamentos con un mayor riesgo de aborto espontáneo, defectos congénitos y autismo en los niños expuestos durante el embarazo.

La Sociedad de Medicina Materno-Fetal expresó que sus miembros estaban “alarmados por las afirmaciones infundadas e inexactas de los panelistas de la FDA”.

Los antidepresivos son una herramienta segura y “que salva vidas”, dado que los problemas de salud mental como el suicidio y las sobredosis son la principal causa de muerte materna en el país, señaló el presidente de ACOG, Steven Fleischman, en un comunicado en el sitio web de la organización.

Christena Raines, enfermera especializada que en 2011 ayudó a fundar la primera unidad psiquiátrica perinatal de hospitalización del país, en Carolina del Norte, dijo que los ISRS son “probablemente los medicamentos más estudiados durante el embarazo”.

En estudios de largo plazo de niños expuestos a estos medicamentos en el útero, aseguró, los investigadores no han observado problemas.

Aún es pronto para saber si esta discusión ha afectado las tasas de recetas, o si las embarazadas están evitando más estos medicamentos.

Pero Raines, quien enseña en la Escuela de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, dijo que ya está recibiendo preguntas de sus pacientes. Comentó que la desinformación difundida por los panelistas —junto con afirmaciones distorsionadas del presidente Donald Trump sobre tomar Tylenol durante el embarazo— está complicando su trabajo.

Dorothy DeGuzman, médica de medicina familiar que atiende embarazos de alto riesgo en California, dijo: “Ya existe mucho estigma en torno al uso de antidepresivos durante el embarazo. Esto solo aumentará el miedo”.

El panel

La discusión de julio fue una de cuatro mesas redondas que la FDA ha convocado desde mayo. En el pasado, la agencia evaluaba cuidadosamente a los miembros de sus comités asesores para evitar conflictos de interés.

Sin embargo, estos paneles se seleccionaron en privado y los eventos se llevaron a cabo con poca difusión pública. Una investigación de MedPage Today publicado en julio cuestionó la ética y legalidad de estas mesas, según investigadores y consultores.

Emily Hilliard, vocera del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés), no respondió directamente sobre el proceso de selección de los panelistas. Dijo que los eventos son “mesas redondas” en las que expertos revisan la evidencia científica más reciente, evalúan riesgos potenciales para la salud y “exploran alternativas más seguras”.

El panel de julio pareció responder a una orden ejecutiva que Trump emitió en febrero para crear la Comisión Make America Healthy Again y ordenarle que “evaluara la prevalencia y los riesgos del uso de inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina” y otros medicamentos.

A photo of Kellyn Haight with her daughter. Her daughter is holding a chicken.
Kellyn Haight planea seguir tomando Zoloft durante su próximo embarazo. “Estoy dispuesta a asumir el riesgo, porque sé cómo es la alternativa, y no quiero volver a eso”, afirmó.(Katie Linsky Shaw for KFF Health News)

El secretario de Salud y Servicios Humanos, Robert F. Kennedy Jr., quien supervisa la FDA, es un crítico frecuente de estos medicamentos. Ha afirmado —sin pruebas— que podrían estar contribuyendo a los tiroteos escolares.

En sus comentarios iniciales durante el panel de julio, el comisionado de la FDA, Marty Makary, también expresó preocupación sobre los medicamentos. “Desde una perspectiva nacional, mientras más antidepresivos recetamos, más depresión hay”, dijo.

“No es un lujo”

La única integrante del panel que era psiquiatra certificada y obstetra-ginecóloga —Kay Roussos-Ross, de la Universidad de Florida— expresó una preocupación distinta. “Las investigaciones muestran que las mujeres que dejan de tomar sus medicamentos durante el embarazo tienen cinco veces más probabilidades de sufrir una recaída”, dijo.

Agregó que las madres con depresión o ansiedad de moderada a grave durante el embarazo tienen mayor riesgo de parto prematuro y de tener bebés con bajo peso al nacer. Si no reciben tratamiento, tienen más probabilidades de consumir drogas o alcohol y de estar en riesgo de suicidio.

También pueden tener dificultades para crear un vínculo con sus bebés, lo que aumenta el riesgo de que esos niños enfrenten problemas como trastorno de déficit de atención e hiperactividad, depresión o ansiedad, no por los ISRS, sino por los desafíos de salud mental de la madre.

“Quiero subrayar que tratar las enfermedades mentales durante el embarazo no es un lujo”, dijo al panel. “Es una necesidad”.

En general, alrededor del 19% de las mujeres en Estados Unidos de entre 20 y 30 años sufren depresión, según los datos más recientes de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), y cerca del 10% toma ISRS.

Pero los estudios muestran que la mitad de las mujeres dejan de tomar antidepresivos antes o durante el embarazo.

Una de las razones por las que tan pocas mujeres embarazadas reciben tratamiento para la depresión, según los médicos, es que ya sienten temor de tomar cualquier medicamento durante el embarazo.

La mayoría de las pacientes de DeGuzman son beneficiarias de Medicaid, el programa de cobertura médica para personas con bajos ingresos o con discapacidad. La mitad son latinas. Aunque ella suele recetar ISRS, dijo que sus pacientes rara vez los toman.

Este problema es especialmente urgente para madres negras no hispanas y latinas, quienes experimentan tasas más altas de depresión y ansiedad que las mujeres blancas no hispanas, pero reciben tratamiento adecuado con menos frecuencia. Entre los factores que contribuyen a esta disparidad están el racismo sistémico, la exposición a la violencia, diagnósticos erróneos y la falta de acceso a atención médica.

A photo of Kellyn Haight and her daughter sitting by a shed outside.
Haight y su hija en su casa en Brevard, Carolina del Norte.(Katie Linsky Shaw for KFF Health News)

Shanna Williams, terapeuta de salud mental perinatal que atiende a madres afroamericanas en Philadelphia, dijo que muchas de sus pacientes ya tienden a confiar más en sus familiares y amistades que en los médicos para decidir si es seguro tomar antidepresivos durante el embarazo o la lactancia.

El panel de la FDA es “una voz más que dice que no deberían hacerlo”, comentó. “Y eso no ayuda”.

Judite Blanc, quien estudia la salud mental perinatal en mujeres de color, dijo que el acceso universal al cuidado infantil y la licencia por maternidad remunerada serían de gran ayuda. “Mi investigación mostró que lo más importante que podemos ofrecer es apoyo social”, señaló Blanc, profesora asistente de Psiquiatría en la Escuela de Medicina Miller de la Universidad de Miami. “Necesitamos que la comunidad actúe”.

Kellyn Haight experimentó una depresión debilitante después de mudarse a la ciudad de Brevard, en las montañas de Carolina del Norte. Esta ex enfermera de partos no tenía atención infantil para su hija de 2 años ni familia o amistades cercanas, mientras su esposo viajaba por trabajo.

Su doctora le recetó Prozac, pero no la ayudó. Llamó a su esposo para que regresara a casa, pero su insomnio empeoró. Una mañana, le suplicó que acabara con su sufrimiento. El esposo la llevó a la sala de emergencias, desde donde la trasladaron a la unidad psiquiátrica de un hospital local. Allí, contó, le quitaron la ropa y la pusieron en una habitación cerrada. “Me sentía como un animal”, dijo Haight, ahora de 37 años. “Uno de mis mayores temores es que eso vuelva a ocurrir”.

Después de salir del hospital, Haight encontró a un psiquiatra y comenzó a tomar Zoloft. Hizo amistades y empezó a sentirse estable.

Ahora que su hija tiene 5 años, intenta tener otro hijo y planea continuar tomando Zoloft durante todo el embarazo. “Prefiero estar segura y presente para mi hija”, dijo. “Estoy dispuesta a asumir el riesgo, porque sé cómo se ve la alternativa, y no quiero volver a eso”.