TURLOCK, California — California, al igual que gran parte del país, no está formando a suficientes enfermeras para satisfacer las necesidades de una población envejecida y diversa.
Esto genera una escasez de personal que podría poner en peligro la calidad de la atención a los pacientes.
Según datos estatales, casi el 60% de los condados de California —que se extienden entre las fronteras con México y Oregon— enfrentan una falta importante de enfermeras.
El gobernador demócrata Gavin Newsom y los legisladores estatales han intentado reforzar el personal sanitario del estado. Lo hacen, en parte, implementando las recomendaciones de la California Future Health Workforce Commission, un panel de 24 miembros integrado por representantes del estado, de los sindicatos, del mundo académico y de la industria.
En los últimos años, el estado ha ampliado las competencias de las enfermeras profesionales, permitiéndoles realizar algunas prácticas médicas —como solicitar estudios y recetar medicamentos— sin la supervisión médica tradicional. También ha trabajado para ampliar las plazas académicas de enfermería y los programas de formación.
Aun así, se espera que la escasez de enfermeras registradas en California aumente del 3,7% en 2024 al 16,7% para 2033 —más de 61.000 enfermeras— debido a la falta de reclutamiento, capacitación y retención, según Kathryn Phillips, subdirectora del equipo Improving Access de la California Health Care Foundation, una organización sin fines de lucro dedicada a la investigación y educación en el ámbito de la salud.
Se prevé que aumente la escasez regional de estas profesionales, especialmente en el Valle Central y en la zona rural del norte. “Existen déficits importantes y podrían agravarse”, declaró Phillips.
Los investigadores afirman que la brecha entre la oferta y la demanda de enfermería se ve agravada por la falta de oportunidades de desarrollo profesional y la alta rotación del personal en un sector de alta exigencia.
Las enfermeras y sus sindicatos, por el contrario, argumentan que el problema se debe principalmente a una crisis de personal provocada por la mala gestión y las pobres condiciones de trabajo.
Las enfermeras afirman que la suya sigue siendo una vocación noble, pero muchas dicen que se sienten presionadas para desocupar camas rápido y atender más pacientes. Este estrés puede disuadir a las jóvenes de ingresar a la profesión y llevar a las más experimentadas a abandonarla o a jubilarse temprano.
Los representantes del sector presentan estas preocupaciones como argumentos sindicales para aumentar los costos laborales, pero las enfermeras afirman que están perdiendo beneficios, además de trabajar en exceso, lo que debilita su moral y les dificulta brindar incluso atención médica básica en hospitales, clínicas y residencias de adultos mayores de todo el estado.
Lorena Burkett, enfermera del Emanuel Medical Center en Turlock, una ciudad agrícola en el corazón del Valle Central, contó que el año pasado estaba tan sobrecargada que no registró inmediatamente la historia clínica de un paciente psiquiátrico después de administrar la medicación, un paso fundamental para garantizar la dosis adecuada de los medicamentos.
“Me presionaron para que apurara el alta médica y olvidé escanear su medicación opioide; lo pasé por alto”, dijo Burkett, una veterana con 12 años de experiencia, que más tarde actualizó el historial del paciente. “Después de eso dije: no más. Debemos priorizar la atención al paciente, pero estamos bajo mucha exigencia para que los pacientes dejen las camas y así generar ganancias”.
Tenet Healthcare, el sistema hospitalario con fines de lucro con sede en Dallas que es propietario de Emanuel, se negó a responder a la afirmación de Burkett y a las preguntas sobre la dotación de personal. En un comunicado, el vocero de Tenet, Rob Dyer, afirmó que el hospital ofrece “atención de calidad y enfocada en el bienestar del paciente” y desestimó de manera general las preocupaciones de las enfermeras.
“Actualmente estamos negociando el contrato con el sindicato que representa a nuestro personal de enfermería y sospechamos que esto es lo que está detrás de estas afirmaciones falsas”, declaró.
Mejores condiciones para las enfermeras
Hace dos años, los legisladores estatales aprobaron $300 millones para ayudar a los hospitales con dificultades financieras a mantener sus operaciones, lo que puede incluir la retención del personal de enfermería.
Los legisladores también están intentando mejorar las condiciones laborales de las enfermeras de hospital y proteger la atención del paciente reforzando la dotación mínima de personal en los centros de salud. Algunos también piden que se invierta en una plantilla de enfermería más sólida.
“El personal de enfermería trabaja en hospitales y otros lugares que están muy escasos de personal”, afirmó Michelle Mahon, directora de prácticas de enfermería de National Nurses United, un sindicato que representa a 225.000 enfermeras.
Phillips explicó que las razones varían. En el Área de la Bahía de San Francisco, este personal debe lidiar con la falta de vivienda accesible y el alto costo de la vida y del cuidado infantil. En el Valle Central, la educación, la capacitación y la orientación son insuficientes. Y en el norte rural es difícil atraer suficientes enfermeras para reemplazar a las jubiladas y satisfacer las necesidades de una población que envejece.
Investigadores de la University of California-San Francisco que han estudiado la fuerza laboral de enfermería afirman que, si bien las personas siguen buscando trabajo en esta profesión, han disminuido tanto la matriculación de estudiantes como la de graduados.
La California Board of Registered Nursing informa que había casi 552.000 enfermeras registradas con licencias activas en California al 1 de octubre.
Sin embargo, la California Nurses Association afirma que un número significativamente menor ha estado ejerciendo, señalando que datos de 2024 indicaban que solo 350.850 trabajaban en su profesión.
El mismo problema persiste a nivel nacional, según National Nurses United, que informó que, en mayo de 2024, más de 1,1 millones de enfermeras registradas no trabajaban en el sector.
La vocera de la California Hospital Association, Jan Emerson-Shea, afirmó que los hospitales de todo el estado se enfrentan a “costos que están por las nubes” en mano de obra, productos farmacéuticos, equipos médicos y cumplimiento de las normativas gubernamentales.
Los costos de la atención a los pacientes se han disparado un 30% en los últimos cinco años y siguen aumentando, afirmó. Mientras tanto, el 53% de los hospitales del estado “pierden dinero cada día atendiendo a los pacientes”, añadió.
Y la situación podría empeorar.
Según la ley de impuestos y gastos del Partido Republicano, que el presidente Donald Trump denominó “One Big Beautiful Bill”, el estado estima que aproximadamente 3,4 millones de californianos podrían perder su cobertura médica debido, en parte, a importantes recortes a Medicaid y a nuevas normas, como los requisitos laborales que limitan la elegibilidad de los residentes de bajos ingresos y con discapacidades.
California corre el riesgo de perder $30 mil millones en fondos anuales y los hospitales se verán especialmente afectados porque dependen de los reembolsos federales y necesitan un número determinado de pacientes asegurados para mantenerse solventes.
Emerson-Shea afirmó que los hospitales de California podrían perder hasta $128 mil millones en una década a consecuencia de esa ley.
“Esta proyección no incluye los probables aumentos en la atención no compensada debido a los requisitos laborales de Medicaid, las pérdidas de cobertura por la eliminación de los subsidios que dispone la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio, las revisiones más frecuentes de Medi-Cal y las pérdidas de cobertura para quienes tienen un estatus migratorio irregular”, declaró Emerson-Shea.
Si bien algunos hospitales de California pierden dinero en la atención al paciente, los datos financieros muestran que la industria está generando ganancias: en 2024 alcanzó aproximadamente $11,5 mil millones en ingresos netos o beneficios, afirmó Kristof Stremikis, director de Market Analysis and Insight en la California Health Care Foundation.
Stremkins señaló datos estatales preliminares que comparan 365 hospitales. “La industria en su conjunto ha recuperado los niveles de rentabilidad previos a la pandemia”, afirmó.
Sin embargo, reconoció que los recortes a Medicaid reducirán los ingresos de todos los centros de salud.
Los hospitales se verán sobrecargados a medida que aumente el número de pacientes sin seguro médico, quienes a menudo llegan con enfermedades crónicas o traumatismos que pueden encarecer el tratamiento. Esto agravará los desafíos de la atención médica en comunidades con altos índices de pobreza y con una gran población beneficiaria del Medi-Cal, ya que el programa de protección social suele pagar a los hospitales y proveedores menos que los seguros privados o Medicare.
Antes de que se sientan los impactos de los recortes federales a la atención médica, algunos hospitales ya están cerrando debido a dificultades financieras. Otros han limitado el acceso a la atención e incluso cerrado salas de maternidad y de emergencia.
Persiste el agotamiento que causó la pandemia
Las enfermeras de primera línea afirmaron que el agotamiento del personal de salud, ampliamente documentado durante la pandemia de covid-19, todavía se siente hoy y se suma a la creciente demanda hospitalaria, lo que hace que muchos trabajadores se desvinculen del sector. Esta situación está impulsando a algunos hospitales a contratar más enfermeras itinerantes de otros estados.
En el Hazel Hawkins Memorial Hospital, un centro público con problemas financieros en el condado de San Benito, cerca de la Costa Central, la California Nurses Association informó que el hospital emplea a 22 enfermeras temporales, aunque el hospital dijo que son 16.
Las enfermeras locales señalaron que las trabajadoras temporales pueden aliviar la carga de trabajo, pero les preocupa que los hospitales las usen para evitar contratos laborales que requieren mejores salarios y beneficios. Ellas opinan que los hospitales deberían invertir en personal local bien capacitado y familiarizado con la comunidad.
La enfermera de urgencias Ariahnna Sánchez afirmó que los trabajadores de Hazel Hawkins, un centro de acceso crítico con 25 camas, se ven presionados a dar de alta a los pacientes rápidamente para poder atender a más personas. Según los representantes sindicales, a medida que se acercaba la renegociación de los contratos, los hospitales han recortado drásticamente las prestaciones y no han ofrecido aumentos adecuados para adaptarse al costo de la vida.
Los salarios varían según la región, pero el salario anual promedio de las enfermeras tituladas de California fue de $148,330 en 2024, según la U.S. Bureau of Labor Statistics.
“La moral está muy baja en este momento”, declaró Sánchez. “Estamos intentando dar la batalla, pero constantemente retenemos en urgencias a personas que deberían ser ingresadas debido a que el hospital está al máximo de su capacidad”.
Los datos estatales muestran que el condado de San Benito tiene una escasez extrema de enfermeras y necesita unas 180 más para atender a la población local. Sin embargo, Hazel Hawkins niega que exista esa escasez.
La California Nurses Association sostiene que 40 enfermeras han abandonado el centro desde el año pasado, mientras que el hospital aseguró que reemplazó a 15 de las 21 profesionales que se marcharon.
El portavoz de Hawkins, Marcus Young, dijo que el personal de enfermería está confundiendo la dotación de personal con los protocolos para atender a los pacientes de urgencias cuando no hay suficientes camas.
“No hay escasez significativa de personal de enfermería y las operaciones hospitalarias no se están viendo afectadas en la actualidad”, afirmó Young. “Cumplimos plenamente en todo momento con la proporción de enfermeras por paciente exigida por el estado”, ratificó.
La ley de California establece un mínimo de personal en los hospitales, que va desde una enfermera por cada tres pacientes hasta una por cada cinco, según el nivel de atención que requiera cada uno.
Las investigaciones han demostrado que los errores clínicos pueden aumentar en hospitales y otros centros de atención médica cuando el personal de enfermería está estresado y trabaja en exceso.
Desde 2020, el estado ha emitido 32 multas a hospitales de California por incumplir los niveles mínimos de dotación de personal de enfermería, con sanciones económicas que ascienden a un total de $840,000, según el Department of Public Health del estado. Ni Hazel Hawkins ni el hospital Emanuel de Turlock recibieron citaciones. El portavoz Mark Smith afirmó que la agencia no podía dar información relacionada con ninguna “investigación potencial, pendiente o en curso” sobre centros de salud que presuntamente incumplen las proporciones estatales de enfermeras.
Burkett, la enfermera de Turlock, afirmó que, aunque puede atender hasta cinco pacientes a la vez, superó esa proporción dos veces el año pasado. En su último informe financiero trimestral, Tenet reportó $288 millones en ingresos netos, un aumento con respecto a los $259 millones del mismo período del año anterior.
“Tome esa asignación en contra de mi voluntad”, declaró Burkett, señalando que el sindicato distribuye formularios que protegen a las enfermeras de las consecuencias si cometen errores cuando atienden a más pacientes que los que permite el Estado.
“El formulario dice que estoy aceptando a estos pacientes en contra de mi criterio y estoy protegida porque no estoy de acuerdo con esto, pero el hospital me obliga a hacerlo”, añadió. “Es difícil. Quiero decir que simplemente hay que hacer malabarismos, lo que se pueda, con la esperanza de no perderse nada importante. No es seguro”.
La senadora estatal Caroline Menjivar, demócrata que representa parte de la región de Los Ángeles, puso un proyecto de ley para fortalecer la ley estatal de proporción de enfermeras por paciente en el escritorio del gobernador Newsom. En él exige que los hospitales se esfuercen más por encontrar enfermeras disponibles para cumplir con los requisitos de personal.
“Durante años, los hospitales han estado eludiendo la obligación de contar con una dotación mínima de personal de enfermería”, afirmó Menjivar, que fue técnica de emergencias médicas. “Si no proporcionamos más apoyo a nuestras enfermeras, no obtendremos la atención de calidad que se necesita”.
La sobrina de Menjivar, Megan Noguera-DeLeon, está entusiasmada con convertirse en enfermera, a pesar de los desafíos laborales. Estudiante de enfermería que espera graduarse el próximo año de la West Coast University in Southern California comentó que tiene familiares que trabajan como enfermeras y que le han advertido lo difícil que puede ser el trabajo. Le preocupa el agotamiento, pero mantiene su compromiso con su proyecto.
“Creo que cuidar a la gente es algo hermoso”, dijo Noguera-DeLeon. “Sé que este trabajo puede ser muy duro y que muchas enfermeras están sufriendo agotamiento, pero, sinceramente, he visto de primera mano cuánto pueden ayudar las enfermeras a los pacientes, incluso en los días más difíciles, y quiero ayudar a la gente”.
Esta historia fue producida por Kaiser Health News, que publica California Healthline, un servicio editorialmente independiente de la California Health Care Foundation.