Regina Barrett, una jubilada de 69 años que vive en Monroe, una pequeña ciudad de Carolina del Norte, al sureste de Charlotte, hace tiempo que no está contenta con el agua del grifo.
“Nuestra agua ha estado turbia y burbujeante, y parece lechosa”, dijo Barrett, que culpa al fluoruro, un mineral que comunidades de todo el país han agregado durante décadas al suministro de agua para ayudar a prevenir las caries y mejorar la salud dental.
“¡No quiero flúor en nada!”, dijo Barrett, haciéndose eco de un número creciente de personas que no sólo dudan de la eficacia del mineral sino que también creen que puede ser perjudicial a pesar de décadas de datos que destacan sus beneficios económicos y para la salud pública.
En febrero, la Junta de Comisionados del Condado de Union, cuya sede es Monroe, votó 3-2 para dejar de agregar fluoruro al agua potable en la Planta de Tratamiento de Agua del Río Yadkin, la única fuente de agua operada por el condado, que es de su propiedad. Pero la decisión se produjo después de fuertes discusiones entre residentes y funcionarios.
“Mis hijos tuvieron la bendición de crecer con fluoruro en el agua y… tienen muy pocos problemas dentales”, dijo el comisionado Richard Helms antes de votar. Un colega lo vio de otra manera: “Dejemos de poner en el agua algo que esté destinado a tratarnos, y demos a la gente la libertad de elegir”, dijo David Williams.
El agua de Barrett proviene de la ciudad de Monroe, no de las instalaciones de Yadkin. Así que, por ahora, seguirá bebiendo agua enriquecida con fluoruro. “Sospecho de por qué agregan eso a nuestra agua”, dijo a KFF Health News.
Es un escenario que se desarrolla a nivel nacional. Desde Oregon hasta Pennsylvania, en los últimos años cientos de comunidades han dejado de agregar fluoruro a sus suministros de agua o han votado para evitar agregarlo.
Los partidarios de estas prohibiciones argumentan que a las personas se les debería dar libertad de elección. Dicen que la amplia disponibilidad de productos dentales de venta libre que contienen el mineral hace que ya no sea necesario agregarlo al suministro público de agua.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) dicen que si bien los productos que se compran en tiendas reducen las caries, la mayor protección se produce cuando se usan en combinación con la fluoración del agua.
El resultado de un caso federal en curso en California podría obligar a la Agencia de Protección Ambiental (EPA) a crear una norma que regule o prohíba el uso de fluoruro en el agua potable en todo el país.
Mientras tanto, la tendencia está haciendo sonar las alarmas entre los investigadores de salud pública que temen que, al igual que con las vacunas, el fluoruro pueda haberse convertido en víctima de su propio éxito.
Los CDC sostienen que la fluoración del agua comunitaria no sólo es segura y eficaz, sino que también produce importantes ahorros en los costos de tratamientos dentales. Los funcionarios de salud pública dicen que eliminar el fluoruro podría ser particularmente perjudicial para las familias de bajos ingresos, para quienes el agua potable puede ser la única fuente de atención dental preventiva.
“Si tienes que salir y recibir atención por tu cuenta, es un juego completamente diferente”, dijo Myron Allukian Jr., dentista y ex presidente de la Asociación Americana de Salud Pública. Millones de personas han vivido con agua fluorada durante años, “y no hemos tenido problemas de salud importantes”, afirmó. “Es mucho más fácil prevenir una enfermedad que tratarla”.
Según el grupo anti-fluoruro Fluoride Action Network, desde 2010, más de 240 comunidades en todo el mundo han eliminado el fluoruro de su agua potable o han decidido no agregarlo.
Sólo hay que mirar al condado de Union para ver cuán intensas pueden ser las discusiones. Generalmente cuando los comisionados se reúnen en el primer piso del Centro de Gobierno en el centro de Monroe, la mayoría de los asientos están vacíos. Pero las sesiones sobre la prohibición del fluoruro en los suministros públicos de agua estuvieron colmadas de gente, y los residentes que se inscribieron para hablar estaban divididos.
Una persona que habló el 5 de febrero comparó la fluoración del agua con un cinturón de seguridad. No “previene el accidente automovilístico, pero limita el daño causado”, dijo. Otro argumentó que no hay pruebas de que el fluoruro sea seguro o eficaz. “Es un hito potencial significativo para revertir más de 60 años de envenenamiento del público”, dijo, utilizando una afirmación no probada que a menudo utilizan los opositores a la fluoración.
Los opositores al fluoruro afirman que el mineral es responsable de todo, desde el acné hasta la presión arterial alta, desde los problemas de tiroides hasta el cáncer de huesos.
Los Institutos Nacionales de Salud (NIH) reconocen que, cuando se ingiere en cantidades extremadamente grandes, el fluoruro de los productos dentales o suplementos dietéticos puede causar náuseas, vómitos, dolor abdominal, diarrea, dolor de huesos e incluso la muerte en casos extremadamente raros.
Los bebés y niños que reciben demasiado fluoruro pueden sufrir decoloración o pequeñas lesiones en los dientes. En los adultos, el consumo excesivo de fluoruro durante períodos prolongados puede provocar fluorosis esquelética, una afección muy rara que causa dolor y rigidez en las articulaciones, huesos débiles, pérdida de masa muscular y problemas nerviosos.
Sin embargo, la dosis recomendada en el agua potable siempre ha sido pequeña. En 2015, el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) redujo la concentración óptima de fluoruro de 1,2 miligramos por litro a 0,7 mg/L.
Juneau, en Alaska, votó a favor de eliminar el fluoruro de su agua potable en 2007. Un estudio publicado en la revista BMC Oral Health en 2018 comparó los registros dentales de niños y adolescentes que recibieron atención dental por caries cuatro años antes y cinco años después que la ciudad dejara de agregar fluoruro al agua. El estudio encontró que los procedimientos relacionados con las caries y los costos de tratamiento fueron significativamente más altos en el último grupo.
Portland, en Oregon, es la ciudad más grande del país que se ha negado sistemáticamente a agregar fluoruro a su agua potable. Los votantes han rechazado repetidamente las medidas para agregarlo, primero en 1956 y la última vez en 2013.
A pesar de la fuerte recomendación de los médicos y dentistas locales, los votantes de Wichita, Kansas, han rechazado agregar fluoruro al agua varias veces, la más reciente en 2012.
El Distrito Municipal de Servicios Públicos de Brushy Creek en el condado de Williamson, en Texas, estuvo agregando fluoruro a su sistema de agua desde 2007, pero puso fin a esta práctica en diciembre pasado.
En 2016, los comisionados del condado de Collier, en Florida, optaron por no eliminar el fluoruro del sistema de agua. Pero revocaron por unanimidad esa decisión luego de una Declaración de Derechos de Libertad de Salud de 2023 en respuesta a covid-19 que emitió el condado a través de una ordenanza, “para salvaguardar los derechos y libertades de atención médica de los residentes del condado de Collier”.
La Autoridad del Agua de State College Borough, en Pennsylvania, dejó de agregar fluoruro al agua de sus 75,000 clientes en marzo de 2023. Los funcionarios citaron razones que habitualmente usan los activistas anti-fluoruro: la posible contaminación ambiental, preocupaciones sobre la libertad médica y posibles efectos adversos para la salud.
Un estudio publicado en JAMA Pediatrics en 2019, realizado en seis ciudades canadienses, asoció la exposición al fluoruro durante el embarazo con puntuaciones de coeficiente intelectual más bajas en los niños. Pero el estudio se basó en informes propios y ha sido criticado por sus aparentes deficiencias metodológicas.
En 2016, varios grupos de defensa del consumidor, incluidos Fluoride Action Network, Food & Water Watch y Moms Against Fluoridation, solicitaron a la EPA que pusiera fin a la fluoración del agua en virtud de la Ley de Control de Sustancias Tóxicas, alegando que importantes investigaciones demostraban que el fluoruro era neurotóxico en las dosis usadas actualmente. El mismo grupo presentó una demanda federal contra la EPA al año siguiente, después que la agencia denegara la petición.
Durante un juicio de 10 días en San Francisco, que concluyó a mediados de febrero, las dos partes debatieron los riesgos y las áreas de incertidumbre. Si el juez federal de distrito Edward Chen determina que la fluoración del agua presenta un “riesgo irrazonable” para la salud humana, la EPA se verá obligada a crear una norma que regule o prohíba la fluoración del agua en Estados Unidos. Se espera una decisión pronto.
Por el momento, las decisiones sobre la fluoración de los sistemas de agua comunitarios todavía se toman principalmente a nivel local, lo que Barrett espera que cambie.
“De todas las cosas, lo que más quieren es que nuestros dientes estén sanos cuando faltan las necesidades básicas de vivienda y alimentación”, expresó.