Cuando hace unos dos años Stephen Miller dejó su consulta de atención primaria para trabajar en salud pública, se sorprendió de la cantidad de casos de sífilis que se trataban en la clínica.
Durante décadas, los índices de esta infección de transmisión sexual fueron bajos. Pero el Departamento de Salud del condado de Hamilton, en Chattanooga, una ciudad mediana rodeada de bosques nacionales y situada a los pies de los Apalaches de Tennessee, atendía a varios pacientes de sífilis al día, explicó Miller.
Lo que Miller observó en Chattanooga refleja una tendencia que está disparando alarmas en los departamentos de salud de todo el país.
A nivel nacional, las tasas de sífilis están en su punto más alto en 70 años. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) indicaron el 30 de enero que se reportaron 207,255 casos en 2022, lo que continúa un fuerte aumento en cinco años.
Entre 2018 y 2022, las tasas de sífilis subieron alrededor del 80%. La epidemia de infecciones de transmisión sexual, especialmente la sífilis, está “fuera de control”, dijo la Coalición Nacional de Directores de ETS.
El repunte ha sido aún más pronunciado en Tennessee, donde las tasas de infección por las dos primeras fases de la sífilis crecieron un 86% entre 2017 y 2021.
Pero esta situación ya difícil se complicó la primavera pasada por la escasez de una inyección específica de penicilina que es el tratamiento de referencia para la sífilis.
Esta escasez actual es tan grave que las agencias de salud pública han recomendado que los proveedores racionen el medicamento, dando prioridad a las pacientes embarazadas, ya que es el único tratamiento de la sífilis considerado seguro para ellas. La sífilis congénita, que ocurre cuando la madre transmite la enfermedad al feto, puede causar malformaciones congénitas, abortos espontáneos y mortinatos (muerte fetal).
Según datos recientes, en 2022 se notificaron a los CDC 3,755 casos de sífilis congénita en todo el país, 10 veces más que hace una década. De esos casos, 231 dieron lugar a mortinatos y 51 provocaron la muerte del bebé. El número de casos en bebés se ha elevado un 183% entre 2018 y 2022.
“La falta de pruebas oportunas y tratamiento adecuado durante el embarazo contribuyó al 88% de los casos de sífilis congénita”, indicó un informe de los CDC publicado en noviembre. “Las brechas en las pruebas y el tratamiento estuvieron presentes en la mayoría de los casos en todas las razas, etnias y regiones de la Oficina del Censo de Estados Unidos”.
Las tasas de sífilis del condado de Hamilton han reflejado la tendencia nacional, con un aumento de los casos en todos los grupos, incluidos los lactantes.
En noviembre, la organización de defensa materno infantil March of Dimes publicó su informe anual sobre los resultados de salud de los estados. En el reporte se constata que, en todo el país, alrededor del 15,5% de las embarazadas recibe atención a partir del quinto mes de gestación o más tarde, o acude a menos de la mitad de las visitas prenatales recomendadas. En Tennessee, la tasa era aún peor, del 17,4%.
Pero Miller dijo que incluso quienes van a todas las citas recomendadas pueden tener problemas porque los proveedores están obligados a realizar pruebas de sífilis solo al principio del embarazo. La idea es que si se hace la prueba unas semanas antes del parto, hay tiempo para tratar la infección.
Sin embargo, esa recomendación depende de si el profesional de salud sospecha que la paciente ha estado expuesta a la bacteria que causa la sífilis, lo que puede no ser obvio para las personas que dicen que sus relaciones son monógamas.
“Lo que descubrimos es que, muchas veces, la pareja no es tan monógama y trae la sífilis a la relación”, explicó Miller.
Incluso si la paciente dio negativo inicialmente, puede haber contraído la sífilis más adelante en el embarazo, cuando las pruebas de detección de la enfermedad no son rutinarias, dijo.
Para tratar la sífilis se utilizan dos antibióticos: la penicilina inyectable y un fármaco oral llamado doxiciclina.
A los pacientes alérgicos a la penicilina se les suele recetar el antibiótico oral. Pero la Organización Mundial de la Salud recomienda encarecidamente a las pacientes embarazadas que eviten la doxiciclina porque puede causar graves deformidades óseas y dentales en el bebé.
Por ello, las pacientes embarazadas con sífilis suelen recibir penicilina, aunque sean alérgicas, mediante una técnica llamada desensibilización, explicó Mark Turrentine, ginecólogo y obstetra de Houston. A las pacientes se les administran dosis bajas en un entorno hospitalario para ayudar a su organismo a acostumbrarse al fármaco y comprobar si se produce una reacción grave. La inyección de penicilina es una técnica de un solo uso, a diferencia de los antibióticos, que requieren un curso de tratamiento de dos semanas.
“Es difícil tomar un medicamento durante un largo período de tiempo”, afirmó Turrentine. La inyección única puede dar tranquilidad a los pacientes y a sus médicos. “Si no vuelven por el motivo que sea, no hay que preocuparse”, dijo.
El Departamento de Salud Pública Metropolitana de Nashville, Tennessee, empezó a administrar el antibiótico oral a todas las adultas no embarazadas con sífilis en julio, según dijo Laura Varnier, directora clínica y de enfermería.
Turrentine dijo que empezó a ver avisos sobre la escasez de penicilina inyectable en abril, más o menos cuando el antibiótico amoxicilina empezó a ser difícil de encontrar y los médicos empezaron a utilizar la penicilina como sustituto, precipitando potencialmente la escasez, dijo.
El aumento de la sífilis ha creado una demanda de la inyección que el fabricante Pfizer no puede satisfacer, según la American Society of Health-System Pharmacists (ASHP). “El suministro es insuficiente para los pedidos habituales”, afirmó la ASHP en una nota.
Aunque la penicilina existe desde hace mucho tiempo, fabricarla es difícil, en gran parte porque mucha gente es alérgica, dijo Erin Fox, jefa asociada de farmacia del sistema de salud de la Universidad de Utah y profesora adjunta de la universidad, que estudia la escasez de medicamentos.
“Eso significa que no se pueden fabricar otros fármacos en esa línea de producción”, explicó. Solo los grandes fabricantes como Pfizer disponen de los recursos necesarios para construir y gestionar instalaciones tan especializadas. “No es necesariamente eficiente ni rentable”, dijo Fox.
En un comunicado, Pfizer confirmó que la escasez de amoxicilina y el aumento de la sífilis incrementaron la demanda de penicilina inyectable en un 70%. Según sus representantes, la empresa invirtió $38 millones en las instalaciones que producen esta forma de penicilina, al contratar más personal y ampliar la línea de producción.
“Este aumento tardará algún tiempo en notarse en el mercado, ya que el ciclo de producción es de 3 a 6 meses desde que se fabrica el producto hasta que está disponible para los consumidores”, según el comunicado. La empresa calcula que la escasez se reducirá considerablemente durante la primavera.
Mientras tanto, dijo Miller, su clínica de Chattanooga continúa elaborando estrategias. Cada dosis de penicilina inyectable puede costar cientos de dólares. Además, hay que conservarla en frío y caduca a los 48 meses.
Incluso con el espectacular aumento de casos, la sífilis sigue siendo relativamente rara. Más de 7 millones de personas viven en Tennessee, y en 2019, los proveedores de todo el estado informaron 683 casos de sífilis.
Los departamentos de salud como el de Miller tratan a la mayor parte de los pacientes con sífilis. A la mayoría los envían sus médicos. El departamento trabaja con rastreadores de contactos para identificar y notificar a las parejas sexuales que podrían estar afectadas y realiza pruebas a los pacientes para detectar otras infecciones de transmisión sexual, incluido el VIH.
“Cuando diagnosticas en el consultorio, piensa que solo estás viendo la punta del iceberg”, afirmó Miller. “Necesitas un equipo de individuos para poder explorar y ver el resto del iceberg”.
Esta historia es parte de una alianza que incluye a WPLN, NPR y KFF Health News.