Oakland, California.- El doctor Andrew Herring tiene un objetivo claro con los pacientes que buscan medicamentos para tratar la adicción a opioides: persuadirlos de que reciban una inyección de buprenorfina de liberación prolongada.
En su clínica de adicciones en el Hospital Highland, un centro público en el corazón de Oakland, Herring promueve la administración de una inyección de buprenorfina en la barriga para proporcionar un mes de tratamiento, en lugar de recetar versiones orales que deben tomarse a diario.
Asegura que esta opción es un “cambio de juego” y que puede ser su única oportunidad de ayudar a un paciente vulnerable en riesgo de sobredosis.
En California, donde las muertes por sobredosis han estado aumentado, expertos en adicciones dicen que administrar un mes de medicamento tiene un gran potencial, particularmente para las personas sin vivienda o que luchan contra otras formas de inestabilidad.
Sin embargo, el uso de buprenorfina inyectable sigue siendo bastante limitado, especialmente en comparación con otras formas de medicación para la adicción. Los investigadores aún tienen que publicar estudios que comparen diferentes formas de administrar buprenorfina.
La buprenorfina, uno de los tres medicamentos aprobados en los Estados Unidos para tratar el trastorno por uso de opioides, funciona uniéndose a los receptores de opioides en el cerebro y reduciendo las ansias y los síntomas de abstinencia.
Así, si un paciente toma una dosis alta de una droga como la heroína o el fentanilo, es menos probable que sufra una sobredosis. Los pacientes a menudo usan buprenorfina durante años.
Si Herring receta un suministro de buprenorfina en forma de tableta o de una tira que se coloca debajo de la lengua, el paciente debe comprometerse a tomar el medicamento al menos una vez al día, y muchos dejan de hacerlo.
“Es como algo religioso: tienes que levantarte cada mañana y repetir tus votos”, dijo Herring. “En realidad, hay muchas personas que merecen un tratamiento y que no pueden cumplir con ese requisito”.
Las formas orales de buprenorfina han estado disponibles para tratar la adicción desde 2002 y se pueden comprar como genéricos por menos de $100 al mes.
La buprenorfina inyectable, vendida bajo la marca Sublocade, recibió la aprobación de la FDA en 2017. Tiene un precio de lista alto, de $1,829.05 por una inyección mensual. El fabricante Indivior reportó ganancias de $244 millones por la venta de la droga, solo el año pasado, y pronostica alcanzar los $1,000 millones. No hay disponible una versión genérica o competidora del medicamento.
La mayoría de los pacientes no pagarán el precio completo, dice Indivior, su fabricante, porque la mayoría de los planes de salud cubren el medicamento. Los médicos, sin embargo, dicen que el alto costo puede ser una barrera para los pacientes con planes privados, que a veces se resisten a cubrir el medicamento.
Medi-Cal, el programa de seguro médico de California para personas de bajos ingresos, cubre Sublocade sin autorización previa, lo que hace que el tratamiento sea accesible para la mayoría de los pacientes de Herring.
Aún así, expertos en adicciones dicen que el uso de Sublocade sigue siendo limitado debido a los obstáculos normativos necesarios para administrarlo.
Los proveedores deben registrarse en la Administración de Control de Drogas (DEA) y obtener una exención para recetar buprenorfina porque se considera una sustancia controlada. Además, las clínicas deben completar un programa de certificación de seguridad de la FDA para dispensar el medicamento. Y solo puede pedirse a través de una farmacia especializada, aprobada por la FDA.
“En muchos hospitales, eso significará un retraso en la obtención de este medicamento o simplemente optar por no recibirlo”, dijo el doctor Rais Vohra, director regional de California Bridge Network, un programa financiado por el estado que apoya a los hospitales para que ofrezcan tratamiento para adicciones, incluida la clínica de Herring.
Vohra dijo que el Centro Médico Regional Comunitario en Fresno, donde trabaja como médico de emergencia, todavía está revisando los requisitos para ver si la farmacia del hospital puede distribuir el medicamento, lo que lo convertiría en uno de los pocos proveedores del Valle Central.
La buprenorfina oral, por el contrario, es una receta simple que la mayoría de las farmacias locales tienen en stock.
“Todos los obstáculos que los médicos y los pacientes tienen que superar para obtener este medicamento son una locura. No hacemos eso para ninguna otra enfermedad”, dijo la doctora Hannah Snyder, quien dirige la clínica de adicciones en el Hospital General Zuckerberg de San Francisco.
Varios médicos señalaron que el acceso sigue siendo un problema incluso con formas orales de buprenorfina. A pesar de una cascada de estudios que prueban la eficacia del tratamiento asistido por medicamentos, muchos médicos se resisten a recetarlo, especialmente en comunidades de color.
“La pregunta más importante no es si la bupre inyectable de acción prolongada es una mejor solución”, dijo el doctor Michael Ostacher, profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, que compara las versiones inyectables y orales de buprenorfina a través de Veteran Affairs. “La pregunta más importante es cómo aumentamos el acceso al tratamiento para todas las personas que lo necesitan”.
Angela Griffiths se encuentra entre los pacientes que dicen que Sublocade ha cambiado sus vidas. Griffiths, de 41 años, de San Francisco, usó heroína durante 18 años. Cuando estaba embarazada de su hija en 2016, los médicos le recetaron metadona, lo que la hizo sentir “miserable”. Hace tres años cambió a tiras de buprenorfina, pero llevar las tiras a todas partes todavía la hacía sentir atada a su adicción.
Cuando los médicos de la clínica general de SF la cambiaron a inyecciones mensuales de Sublocade, describió el cambio como “extraordinario”.
En los estados donde los planes de Medicaid aún pueden requerir autorización previa, las esperas para Sublocade pueden extenderse a meses. Al otro lado de la frontera, en la clínica Northern Nevada Hopes en Reno, Nevada, por ejemplo, la doctora Taylor Tomlinson dijo que les dice a los pacientes que, entre las batallas por la cobertura y los retrasos en las farmacias, es posible que tengan que esperar dos meses para recibir una inyección.
“El tiempo de espera crea una barrera para la atención”, opinó Tomlinson
El programa de Medicaid de California no requiere autorización previa, pero proporcionar Sublocade sigue siendo un desafío. Herring ha podido reducir parte de la burocracia en su clínica de Oakland trabajando con la farmacia de Highland para almacenar y distribuir Sublocade.
Tan pronto como un paciente acepta una inyección, Herring simplemente llama a la farmacia al final del pasillo y se la administra en el acto.
Herring ve la urgencia de aumentar el uso de buprenorfina inyectable a medida que aumenta el uso de fentanilo en California. Durante años, el mortal opioide sintético se concentró principalmente en la costa este; en 2018, el 88% de estas muertes ocurrieron en los 28 estados al este del río Mississippi.
Pero más recientemente, el fentanilo ha comenzado a infiltrarse en los estados occidentales. De 2018 a 2020, las muertes por sobredosis de fentanilo en California se quintuplicaron, según datos estatales.
“Nadie entiende a lo que se enfrenta”, dijo Herring sobre la potencia del fentanilo. “Este es el momento en el que ocurrirán un mayor número de muertes”.