En medio del zumbido de las tijeras y el ritmo del hip-hop, Corey Thomas ofrece un pequeño consejo a los clientes que visitan su barbería en Inglewood, California, para comprar productos y hacerse un corte de estilo. Mira lo que comes, les dice. Controla tu presión arterial. No te tomes la vida tan a pecho.
“Formamos parte de una estadística alta para… la hipertensión y para todo, y es algo que dejamos pasar”, dijo Thomas mientras trabajaba en su barbería, llamada A New You.
Thomas, quien sufre de hipertensión, ayudó a liderar a un grupo de clientes como parte de un estudio publicado el 12 de marzo en el New England Journal of Medicine, que comprobó que proporcionar información e invitar a un farmacéutico a un lugar como una barbería puede ayudar mucho a los hombres de raza negra a reducir su presión arterial.
El grupo, que se reunió durante 2016, recibía una vez a la semana la visita de un farmacéutico, quien recetaba medicamentos para la hipertensión y hacía el seguimiento de los clientes para asegurarse que los tomaran. Una máquina para medir la presión sanguínea instalada en la barbería enviaba las lecturas de los pacientes directamente a sus médicos y al farmacéutico.
Los investigadores descubrieron que, después de seis meses, los hombres que recibieron educación de sus barberos y medicinas de los farmacéuticos tuvieron más probabilidades de bajar su presión arterial a un nivel más saludable, y permanecer bajo control, que el grupo que solo recibió información y palabras de aliento para ver a sus médicos.
Casi dos tercios de los hombres que recibieron la terapia farmacológica lograron tener una presión arterial saludable de menos de 130/80 mm Hg, mientras que solo cerca del 12% del segundo grupo alcanzó esa meta.
“Todos esperábamos que la intervención fuera efectiva, pero ninguno de nosotros predijo la magnitud del efecto que finalmente vimos”, dijo la farmacéutica Ciantel Adair Blyler, una de las autoras del estudio, quien visitó 10 barberías diferentes en Inglewood, Compton, Bellflower y Long Beach. Fue a cada salón una vez a la semana durante un año para ver pacientes, contó.
Un equipo de farmacéuticos, junto con médicos de varios centros del sur de California, realizaron el estudio en 52 barberías del área de Los Ángeles con una subvención federal de $8.5 millones del Instituto Nacional del Corazón, Pulmón y Sangre.
Cada uno de los 319 clientes en el estudio tenía hipertensión, definida como una presión arterial sistólica promedio de 140 mm Hg o más. Los clientes fueron asignados de manera aleatoria a un grupo de intervención o a un grupo de control.
La hipertensión no controlada es uno de los mayores problemas de salud que enfrentan las personas de raza negra, dicen funcionarios de salud, ya que los afecta con mayor frecuencia, y a una edad más temprana que a los blancos no hispanos y a los negros no hispanos, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). Alrededor del 43% de los hombres de raza negra tienen presión arterial alta, en comparación con el 34% de los hombres blancos no hispanos y el 28% de los estadounidenses de origen mexicano, según los datos de los CDC.
El estrés relacionado con la discriminación racial, la desconfianza en el sistema médico y el uso menos frecuente de servicios de salud y medicamentos son algunas de las razones por las que los hombres de raza negra tienen más probabilidades de tener hipertensión, según los CDC. La presión alta no detectada puede provocar daño cardíaco y renal, y también ataques cerebrales y cardíacos.
Blyler dijo que eligieron las barberías porque es un espacio de confianza, lugares en donde tradicionalmente se reúne la comunidad en los barrios afros.
“Cuando conoces a personas en sus lugares, se gana un nivel diferente de confianza y respeto”, dijo Blyler. “Creo que, en última instancia, fue por eso que esta intervención fue tan exitosa”.
Aun así, observó que “tuvimos que lograr que confiaran en mí, en que el medicamento que les estaba recetando era bueno para ellos, que no era un experimento y que no me estaba beneficiando financieramente de las compañías farmacéuticas”, dijo.
Una vez que se ganó su confianza, los hombres no dudaron en compartir su historia de salud, dijo Blyler. “Muchos admitieron abiertamente que no habían ido al médico en mucho tiempo, a pesar de saber que tenían hipertensión y otras condiciones no tratadas”.
El estudio de Los Ángeles fue dirigido por el doctor Ronald Victor, médico cardiovascular en el Centro Médico Cedars-Sinai, quien utilizó la subvención de $8,5 millones para estudiar las barberías en Los Ángeles cuyos dueños eran de raza negra.
A pesar que el estudio terminó, Thomas, el barbero de A New You, todavía habla con sus clientes sobre la hipertensión. Y la máquina para tomarla sigue en la barbería para que cualquiera la use.
Thomas, quien ahora juega golf y tiene su presión bien controlada, dijo que esfuerzos como éstos pueden ayudar a cambiar los hábitos arraigados entre los hombres afros. “Muchos de nosotros usamos la sala de emergencias como médicos”, dijo. “Así que creo que [estos] estudios ayudarán mucho”.
Esta historia fue producida por Kaiser Health News, que publica California Healthline, un servicio de la California Health Care Foundation.