Xavier Becerra, elegido por el presidente electo Joe Biden para dirigir el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS), será un secretario de la era pandémica, sin experiencia en salud pública. Si eso importa o no, depende de quién conteste.
Becerra construyó su carrera en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos antes de convertirse en fiscal general de California. Algunos se preguntan si sus habilidades políticas y legales serían las adecuadas para conducir al HHS a través de una catástrofe de salud que está matando a miles de estadounidenses cada día.
Aunque aportará al cargo años de trabajo en legislacones y políticas de salud, nada de esto proviene de la experiencia de primera línea como ejecutivo o administrador dirigiendo programas de salud pública, gerenciando la atención de pacientes o controlando la propagación de enfermedades.
Sin embargo, más allá de la crisis inmediata de COVID-19, muchos demócratas ven a Becerra como un aliado importante para deshacer el daño que causaron los esfuerzos de la administración Trump para socavar la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio (ACA); el Medicaid, que brinda cobertura a más de 70 millones de estadounidenses; la salud reproductiva; y más.
Como fiscal general de California desde 2017, Becerra ha sido una molestia para la administración Trump, presentando 107 demandas para revocar la acción federal sobre ACA, la anticoncepción, inmigración, derechos de los trabajadores, derechos LGBT, educación, protección del consumidor, violencia con armas de fuego, y medio ambiente.
“COVID es el mayor problema sobre la mesa, pero no es el único”, dijo el doctor Georges Benjamin, director ejecutivo de la Asociación Estadounidense de Salud Pública. “Si miras su trabajo, no es tu abogado tradicional. Su trabajo en el área de la salud es sustancial. Y creo que eso cuenta”.
El martes 8 de diciembre, Biden está presentando formalmente a Becerra junto con otros candidatos para los principales puestos de salud, muchos con una profunda experiencia en salud pública.
Entre ellos se encuentra la doctora Rochelle Walensky, experta en enfermedades infecciosas de la Escuela de Medicina de Harvard, quien ejerce en el Hospital General de Massachusetts, en Boston, como próxima directora de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
Como “zar” de COVID, la elección de Biden es Jeffrey Zients, un ejecutivo de inversiones y ex funcionario de la administración Obama que dirigirá la respuesta a la pandemia desde la Casa Blanca. El doctor Vivek Murthy es el nominado a cirujano general de los Estados Unidos, cargo que ocupó en los últimos años de Obama.
Biden ha dicho que permitirá que los científicos veteranos del gobierno federal guíen su respuesta a la pandemia, en particular los de los CDC, a los que supervisa el HHS. El presidente Donald Trump marginó a la agencia, dañando su reputación como la institución de salud pública más confiable del mundo.
El hecho de que la experiencia más profunda de Becerra sea política hace que algunos observadores desconfíen.
“Creo que siempre existe el peligro de dejar que eso enturbie el juicio científico y médico sobre la mejor manera de hacer las cosas. Espero que puedan manejar eso bien”, dijo Jeffrey Morris, profesor de bioestadística en la Universidad de Pennsylvania, quien ha trabajado en temas de COVID.
Morris agregó que tuvo sentimientos encontrados sobre la elección de Becerra. “¿Cuál es el estilo de liderazgo? ¿Habrá una microgestión? Para mí, ese es el aspecto clave”.
Garry South, estratega demócrata con sede en Los Ángeles, calificó el nombramiento de Becerra de “curioso”.
“Mucha gente está levantando las cejas, incluso aquellos que están complacidos y orgullosos de que Biden eligiera a otro californiano para unirse a su administración”, dijo South. “Si los republicanos buscan apuntar a algunos de los nombrados, para rechazarlos, pueden plantear que no existe un nexo lógico entre un fiscal general estatal y el cargo de secretario de Salud y Servicios Humanos”.
Aún así, Becerra, quien como miembro del Congreso trabajó con el liderazgo demócrata de la Cámara y fue miembro del poderoso Comité de Medios y Arbitrajes, tiene más experiencia en políticas de salud y más conocimiento de los sistemas financieros y de prestación de servicios de salud del país que sus predecesores en el HHS, que tiene más de 80,000 empleados y un presupuesto de $1.3 mil millones.
Durante tres años, Becerra ha administrado el Departamento de Justicia de California, con un presupuesto de $1.1 mil millones y 4,800 empleados. Como fiscal general, ha estado profundamente involucrado en la elaboración de políticas de salud. Su oficina ha perseguido el comportamiento anticompetitivo de los hospitales. Y ha patrocinado una legislación para enfrentar a los fabricantes de medicamentos y los esquemas de pago por demora.
“Ha perseguido a intereses poderosos en la atención de salud”, dijo Anthony Wright, director ejecutivo de Health Access California, una organización sin fines de lucro.
El Departamento de Juticia de los Estados Unidos y la Comisión Federal de Comercio son las entidades que vigilan la aplicación de las leyes antimonopolio. Pero Becerra lo convirtió en una prioridad como principal fiscal de California. En mayo de 2018, presentó un caso antimonopolio contra el gigante de la atención médica sin fines de lucro Sutter Health, acusando al sistema de prácticas monopólicas que elevaban el costo de la atención médica en el norte de California.
“Este es un gran acuerdo”, dijo Becerra en una conferencia de prensa. El caso, que llevó años de trabajo del departamento y sus predecesores y millones de páginas de documentos, alegó que Sutter había comprado agresivamente hospitales y consultorios médicos en toda la región y había explotado ilegalmente ese poder de mercado con fines de lucro.
Los costos de la atención médica en el norte de California, donde Sutter domina con sus 24 hospitales, son entre un 20% y un 30% más altos que en el sur de California, incluso después de ajustar por el mayor costo de vida del norte del estado, según un estudio de 2018 del Nicholas C. Petris Center de la Universidad de California-Berkeley, que se citó en la demanda.
En diciembre de 2019, Sutter acordó pagar $575 millones para resolver el caso y prometió poner fin a una serie de prácticas que, Becerra alegó, sofocaban a la competencia.
Becerra canalizó las lecciones aprendidas del caso Sutter en un proyecto de ley antimonopolio en la Legislatura de California. En última instancia, la legislación fracasó, pero le habría dado al fiscal general el poder de revisar las fusiones o adquisiciones de un sistema de atención médica o un hospital lideradas por fondos de inversión o fondos de cobertura.
“El caso Sutter es un modelo para una política nacional que podría comenzar a restaurar la competencia por el sistema de atención médica y ahorrar a los consumidores miles de millones de dólares de inmediato”, dijo Glenn Melnick, economista de salud de la Universidad del Sur de California.
Melnick ve a Becerra como “un verdadero experto en algunos de los problemas más importantes que enfrenta nuestro sistema de atención médica, no solo en California sino a nivel nacional”.
Si el Senado lo confirma, los partidarios de Becerra dicen que aportará al trabajo una perspicacia política de sus más de dos décadas en el Capitolio, que probablemente será una ventaja para la administración Biden, mientras negocia proyectos de ley de ayuda para enfrentar la pandemia, y otras leyes de salud con un Congreso políticamente dividido.
Henry Waxman, ex miembro demócrata del Congreso de California, trabajó con casi una docena de secretarios del HHS durante su tiempo en el Comité de Energía y Comercio de la Cámara de Representantes. Dijo que no le preocupa que Becerra no tenga experiencia en el liderazgo de una vasta burocracia sanitaria. Para ser secretario del HHS, “se necesitan habilidades políticas para ver hasta dónde se puede llegar con otras personas en un contexto político”. Es por eso que la mayoría de los secretarios del HHS, republicanos y demócratas, han tenido antecedentes políticos.
Becerra “comprende las políticas y tiene un profundo compromiso con ellas”, dijo. “Creo que le irá bien”.
Los funcionarios de salud pública dicen que el trabajo que enfrenta Becerra es gigantesco.
El doctor Gary Pace, oficial de salud en la zona rural del condado de Lake, en California, dijo que Becerra tendría la tarea de reconstruir un sistema de salud pública que no funciona.
“Queremos un aliado federal que pueda brindarnos una buena orientación; algo que no hemos tenido”, dijo Pace. “Lo primero que necesitamos es que los CDC vuelvan a desempeñar un papel emblemático en la salud pública, con una guía confiable y oportuna basada en evidencia”.
Nacido en Sacramento de padres inmigrantes mexicanos, Becerra sería el primer secretario latino del HHS. Fue elegido para el Congreso a los 30 años y ha estado involucrado en la legislación nacional de salud durante las últimas dos décadas, aunque es más conocido por su participación en temas de inmigración e impuestos.
Se unió al poderoso Comité de Medios y Arbitrajes de la Cámara, que supervisa la legislación fiscal y sanitaria, en la década de 1990. El comité jugó un papel central en la redacción de lo que se convertiría en la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio, en 2010.
Si bien el HHS supervisa las principales agencias de salud federales, incluidos los CDC, los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid, la Administración de Alimentos y Medicamentos y los Institutos Nacionales de Salud, también tiene una amplia cartera de servicios sociales, incluida la supervisión del cuidado y el bienestar infantil, programas de beneficiencia, Head Start, programas para personas mayores y reasentamiento de refugiados.
Dan Mendelson, ex funcionario de salud de la administración Clinton, dijo que Becerra era una “elección inspiradora”. “Creo que el punto más importante es que este es el líder de un equipo”.
Las redactoras de California Healthline, Rachel Bluth y Samantha Young, colaboraron con esta historia.