Solía ser tema de comedias y de campañas anti drogas. Hoy en día, la palabra marihuana se está convirtiendo en un término común, a medida que los votantes de todo el país apoyan su uso para fines médicos o recreativos.
En respuesta, los gobiernos estatales están probando formas de garantizar que la integración de esta sustancia, que alguna vez fue ilícita, en la vida cotidiana no cree nuevos riesgos para la salud pública. Estos esfuerzos ponen sobre la mesa una pregunta difícil: ¿cuándo una persona está demasiado drogada como para conducir?
La respuesta es complicada. Neurólogos y farmacólogos no saben cómo medir si la marihuana causa deterioro, y hasta qué punto.
La razón: los análisis de sangre y orina que se usan hoy en día pueden detectar el uso de marihuana, pero, debido a que los rastros de la droga permanecen en el organismo durante mucho tiempo, esos exámenes no pueden especificar si el consumo ocurrió temprano ese mismo día, o ese mes. Tampoco indican el nivel en el que un conductor debería considerarse “drogado”.
“Es un problema realmente difícil”, dijo Keith Humphreys, profesor de psiquiatría y experto en leyes sobre drogas de la Universidad de Stanford en California, el primer estado en legalizar la marihuana medicinal y en donde el uso recreativo entre adultos se legalizó en 2016. “Realmente no tenemos buena evidencia, incluso si sabemos que alguien ha estado consumiendo, [para medir] cuál es su nivel de deterioro”.
Ahora, la marihuana es legal para uso recreativo en 10 estados y en el Distrito de Columbia, incluido Michigan, donde una iniciativa aprobada en las elecciones de noviembre entró en vigencia el 6 de diciembre. En Nueva York, el gobernador dijo que la legalización sería una prioridad máxima para 2019. Y casi tres docenas de estados han aprobado el uso del cannabis medicinal.
Para el alcohol, existe una norma nacional clara. Si la cantidad de alcohol en sangre (BAC) es de 0.08% o más, se considera que la persona tiene una discapacidad cognitiva a un nivel que es inseguro que esté frente al volante. Investigaciones exhaustivas respaldan esta determinación, y esta claridad hace que sea más fácil hacer cumplir las leyes sobre conducir en estado de ebriedad.
Establecer un nivel de deterioro relacionado con la marihuana es mucho más complejo. Pero los estados que han legalizado la marihuana tienen que resolverlo, insistieron expertos.
“No se puede legalizar una sustancia y no tener una política coherente para controlar el manejo cuando se la consume”, dijo Steven Davenport, investigador asistente de leyes en la organización sin fines de lucro Rand Corp., quien se especializa en la investigación de la marihuana.
La marihuana, después de todo, debilita la capacidad del conductor para mantener la concentración y vuelve lentos los reflejos.
Estados han presentado un grupo de enfoques. Al menos cinco tienen lo que se llama una ley “per se”, que prohíbe conducir si el nivel de tetrahidrocannabinol, o THC, en sangre supera una cantidad fija. El THC es el principal intoxicante de la marihuana.
Colorado, en donde los votantes aprobaron la legalización de la marihuana recreativa en 2012, tiene este tipo de ley. Llevó tres años de intensos debates, pero en ese estado se considera “intoxicado” a cualquier conductor cuya prueba revele más de 5 nanogramos de THC por mililitro de sangre.
Indiana, Rhode Island y Pennsylvania prohíben conducir con cualquier nivel de THC. Otros dicen que se debe penalizar a los conductores solo si están incapacitados por el químico, un estándar que parece razonable pero que se vuelve difícil de medir o incluso definir.
Expertos dicen que ninguno de estos enfoques ofrece una solución ideal.
Las pruebas de THC son imprecisas, ya que el químico puede permanecer en el torrente sanguíneo de una persona durante semanas después que haya usado marihuana. Alguien podría haber fumado legalmente un cigarro y aún tener THC en las muestras de sangre u orina mucho después que sus efectos hayan pasado.
Existe un acuerdo general, conducir drogado es malo, pero no hay una relación lineal entre los niveles de THC y el grado de deterioro. Los estados que han elegido un número para reflejar cuándo el THC en el torrente sanguíneo se convierte en un peligro lo han “inventado”, argumentó Humphreys.
Las pruebas para el THC en las calles también son logísticamente difíciles.
La sangre, por ejemplo, necesita ser analizada en un laboratorio, y la recolección de orina se vuelve… complicada.
En Canadá, en donde se legalizó la marihuana recreacional recién este año, las autoridades policiales evaluarán a los conductores con una prueba de saliva llamada Dräger DrugTest 5000, pero tampoco es perfecta.
Compañías privadas están tratando de desarrollar una especie de alcoholímetro para la marihuana. Pero Jonathan Caulkins, investigador de leyes sobre drogas en la Universidad Carnegie Mellon, dijo: “Hay problemas fundamentales con la química y la farmacocinética. Es realmente difícil tener una prueba objetiva y fácil de administrar en la carretera”.
Algunos estados confían en los oficiales de la policía para evaluar si la habilidad de conducir de una persona parece estar dañada, y determinar después si tuvo que ver con la marihuana.
En California, todos los oficiales en patrullas aprenden a administrar las “pruebas de sobriedad en las calles”: reciben 16 horas adicionales de capacitación para reconocer las señales de diferentes drogas, incluida la marihuana. Debido a que la marihuana medicinal ha sido legal en el estado desde 1996, los oficiales están “muy acostumbrados” a reconocerla, dijo Glenn Glazer, coordinador del estado para el programa de capacitación de expertos en reconocimiento de drogas.
Estas pruebas, sin embargo, conllevan otro tipo de errores.
“Son subjetivas”, advirtió Davenport de Rand Corp.
Por un lado, las pruebas administradas por los oficiales pueden estar influenciadas por el sesgo racial. Alguien que haya tenido experiencias deficientes con el cumplimiento de la ley también puede tener un peor desempeño, no debido a un mayor deterioro sino al nerviosismo.
Investigadores como Marcotte están tratando de idear algún tipo de prueba que pueda, de hecho, evaluar si alguien está mostrando signos de deterioro por marihuana. Pero eso podría llevar años.
Mientras tanto, la amenaza para la salud pública es real. Los estados que legalizaron la marihuana parecen experimentar más accidentes automovilísticos, aunque la relación es confusa. “Esto va a ser un dolor de cabeza durante una década”, dijo Caulkins.