Diana Feliz Oliva, una mujer transgénero de 45 años que creció fuera de Fresno, California, recuerda haber sufrido de intimidaciones y haberse sentido confundida sobre su identidad de género cuando era más joven. Vivía deprimida y temerosa que la descubrieran: rezaba todas las noches para que Dios se la llevara mientras dormía.
“Vivía en confusión”, dijo Oliva, quien ahora trabaja como gerenta del programa de salud en una clínica para personas transgénero en el St. John’s Well Child & Family Center en Los Ángeles. “Cada mañana me despertaba y sabía que tendría que soportar otro día”.
La experiencia de Oliva es sorprendentemente consistente con los hallazgos de un nuevo informe de la UCLA, que muestra que los adultos transgénero en California tienen más probabilidades de tener pensamientos suicidas que otros adultos en el estado, y es más probable que hayan intentado suicidarse.
El informe también halló que son más propensos que sus pares no transgénero a enfrentar problemas psicológicos severos y a estar discapacitados debido a una condición de salud física o mental.
Los autores del estudio dijeron que la brecha de salud mental es preocupante porque apunta a discriminación y sesgo continuos.
Los datos, publicados como parte de la Encuesta Anual de Entrevistas de Salud de la UCLA en California, resaltan las disparidades de salud en una población marginada. La encuesta, una colaboración entre el Centro de Investigación de Políticas de Salud de la UCLA y el Instituto Williams de la Facultad de Derecho de la misma universidad, cubre datos demográficos, acceso a la atención médica y estado de salud.
California prohíbe la discriminación contra las personas transgénero en el trabajo, el seguro, la vivienda y el alojamiento público. La investigadora Bianca Wilson, del Instituto Williams, dijo que el informe de la UCLA subraya la necesidad de determinar qué tan bien se están implementando estas políticas antidiscriminatorias en todo el estado. En todo el país, 30 estados carecen de leyes antidiscriminatorias similares, según el estudio.
“También hay debates y políticas nacionales que impactan a las personas trans independientemente de dónde vivan en el país”, agregó Wilson. “En el frente nacional, todavía tenemos mucho trabajo por hacer”.
En todo el país, la controversia se ha extendido sobre el acceso a los baños y al servicio militar. Una orden de la Casa Blanca prohibió que las tropas transgénero sirvieran en el ejército, pero un juez federal bloqueó esa política temporalmente y agregó que es probable que sea inconstitucional.
“Hemos logrado grandes avances, pero con esta nueva política de la administración, las personas viven con más ansiedad y depresión. Nuestra comunidad está en riesgo”, dijo Oliva.
En sus años 20, Oliva se mudó a Los Ángeles, ganó dinero como trabajadora sexual y terminó pasando un tiempo en la cárcel. Fue entonces cuando decidió que sería mejor descubrir quién era realmente y qué era lo que quería. Comenzó su transición de género en sus 20 y estudió trabajo social en Cal State Los Angeles. Finalmente obtuvo su maestría en la Universidad de Columbia en Nueva York.
Oliva dijo que el informe de la UCLA es perfecto. “Todo lo que dice el informe es todo lo que experimenté. He superado todas las barreras, luchas y desafíos”.
Los datos utilizados en el estudio de la UCLA se recopilaron en 2015 y 2016. Según el estudio, alrededor de 92,000 californianos de entre 18 y 70 años viven con una identidad de género diferente a la que tenían al nacer. Casi la mitad se identifica como transgénero, mientras que el 32% se identifica como mujer y el 7% como hombre. Cerca de dos tercios se identifican como blancos no hispanos, un porcentaje más alto que entre otros adultos. También es menos probable que los adultos transgénero sean latinos.
Las personas transgénero difieren notablemente en la orientación sexual de otros adultos. Solo el 28% dijo ser heterosexual, en comparación con el 93% de los adultos que no son transgénero.
Tienen niveles similares de educación, ciudadanía y pobreza que aquellos que no son transgénero. También tienen tasas similares de diabetes y asma, pero más altas de VIH. El informe encontró que los adultos transgénero tienen un acceso similar a la atención médica en general, pero es más probable que retrasen llenar los medicamentos recetados, o que no obtengan las recetas en absoluto.
El estigma y el sesgo probablemente contribuyan a los problemas de salud mental de las personas transgénero, expresó Cecilia Chung, directora principal de proyectos estratégicos del Transgender Law Center, con sede en Oakland. Las prohibiciones recientes, que incluyen el acceso a los baños y al servicio militar, han creado una crisis en la comunidad transgénero, dijo.
“Su mala salud mental continuará y empeorará si nuestro gobierno continúa mostrando hostilidad hacia las personas transgénero”, dijo Chung, quien es una mujer transgénero. “No se está priorizando el bienestar de los ciudadanos transgénero de nuestro país”.
Más del 20% de los adultos transgénero han intentado suicidarse, en comparación con aproximadamente el 4% de los que no son transgénero. Y tienen más del triple de probabilidades de tener pensamientos suicidas. Un tercio de los adultos transgénero sufrió graves trastornos psicológicos en el último año, en comparación con el 9% de los que no lo son.
Jody Herman, académica del Instituto Williams, dijo que el estudio subraya la necesidad de más capacitación sobre temas transgénero para profesionales de salud mental. Los autores del trabajo también pidieron más investigación sobre la salud de la población transgénero y sobre posibles soluciones para mejorar su bienestar mental y físico.
Chung dijo que le gustaría ver mejores respuestas para explicar las diferencias en salud mental, especialmente teniendo en cuenta las similitudes demográficas entre las poblaciones transgénero y no transgénero. “¿Qué es lo que los diferencia en términos de los resultados de salud?”, se preguntó. “¿Cuál es la razón de las mayores tasas de intentos de suicidio?”.
Oliva dijo que, aunque ahora tiene un trabajo, un seguro y un apartamento, todavía se preocupa cada día por sufrir agresiones físicas a causa de ser una mujer transgénero. “Mi oración diaria constante es para asegurarme de estar viva”, dijo.
La cobertura de KHN en California es financiada en parte por Blue Shield of California Foundation.