En California, y en todo el país, se está acrecentando una crítica escasez de trabajadores de salud y asistentes de enfermería en hogares y a domicilio, amenazando la atención de personas con discapacidades graves y adultos mayores vulnerables.
En Minnesota y Wisconsin, hogares de adultos mayores les han negado la admisión a miles de pacientes durante el año pasado, ya que carecen de personal esencial, de acuerdo con las asociaciones locales de atención a largo plazo.
En Nueva York, pacientes que viven en zonas rurales se han lesionado, ensuciado y hasta quedado sin comer porque no hay cuidadores remunerados, de acuerdo con testimonios presentados en febrero ante el comité de salud de la Asamblea estatal.
En Illinois, la independencia de las personas con severas discapacidades de desarrollo está siendo comprometida, ya que las agencias experimentan una escasez de personal de hasta 30%, de acuerdo con un supervisor de la corte que monitorea un decreto de consentimiento federal.
La crisis emergente es impulsada por el bajo salario -alrededor de $10 por hora, financiados en su mayoría por los programas estatales del Medicaid- que reduce el número de trabajadores dispuestos a realizar este trabajo física y emocionalmente exigente. El trabajo consiste en ayudar a la gente a entrar y salir de la cama, a ducharse, comer, y participar en actividades. A menudo, se necesita tratar con comportamientos difíciles.Y esto presagia dificultades aún peores, ya que la población de adultos mayores de Estados Unidos aumentará a 88 millones en 2050, frente a 48 millones en la actualidad, y requerirá más asistencia con enfermedades crónicas y discapacidades, advierten los expertos.
“Si no revertimos esto, las cosas sólo van a empeorar”, dijo el doctor David Gifford, vicepresidente senior de calidad y asuntos regulatorios de la Asociación Americana de Cuidado de la Salud, que representa a hogares de adultos mayores en los Estados Unidos.
“Para mí, como padre, la inestabilidad de este sistema es aterradora”, dijo Cheryl Dougan, de Bethlehem, Pennsylvania. Su hijo, Renzo, sufrió un paro cardíaco hace casi 19 años, a los 14, y sufre de una grave discapacidad. Recibe atención de cuidadores pagos las 24 horas del día.
California proyecta que necesitará 713.300 ayudantes de atención personal en 2024, frente a 525.200 en 2014, una tasa de crecimiento del 36% en 10 años, de acuerdo con el Departamento de Desarrollo de Empleo del estado. Además, se necesitarán unos 45.700 asistentes certificados en salud en el hogar, comparado con 32.900 en 2014.
“El problema continúa empeorando por el envejecimiento de la población y por nuestra economía”, dijo Susan Chapman, profesora de la Universidad de California en San Francisco. “Cuando hay otras oportunidades en la economía, la gente no quiere hacer este trabajo”.
Aumento de la demanda, salarios estables
Durante años, los expertos han pronosticado que la demanda de servicios de una población que envejece rápidamente superaría la capacidad de mano de obra de “atención directa”: ayudantes de cuidado personal, asistentes de salud en el hogar y asistentes de enfermería.
La Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos calcula que 1,2 millones de trabajadores de este tipo serán necesarios para 2024, lo que representa un aumento del 26% respecto a 2014. Sin embargo, la población de trabajadores potenciales que tienden a ocupar estos puestos de trabajo, abrumadoramente mujeres de entre 25 a 64 años, aumenta a un ritmo mucho más lento.
Después de la recesión de 2008-09, las posiciones en agencias de salud en el hogar financiadas por Medicaid, hogares de ancianos y agencias de servicios comunitarios fueron relativamente fáciles de llenar durante varios años. Pero la mejora de la economía ha llevado a los trabajadores a buscar otras alternativas más rentables, en los servicios minoristas, por ejemplo, y las tasas de rotación se han disparado.
Al mismo tiempo, los salarios de los asistentes de enfermería, asistentes de salud en el hogar y ayudantes de cuidado personal se han estancado, dificultando el reclutamiento. El pago por hora promedio a nivel nacional es de $10,11, unos pocos centavos menos que hace una década, según la PHI, una organización que estudia la fuerza de trabajo de atención directa. Hay un empuje ahora en un puñado de estados para aumentar el mínimo a $15 por hora.
Los bajos salarios son particularmente un problema en Los Ángeles y el área de la Bahía de San Francisco, donde los precios de la vivienda son inasequibles para muchos. En California, el salario medio por hora es de $10 para asistentes de cuidado personal y $ 11.65 para asistentes certificados de salud en el hogar. Los trabajadores rara vez tienen beneficios para la salud y tienen una escala de carrera limitada, todo lo cual conduce a un alto volumen de movilidad de trabajadores., dijo Chapman de UCSF.
Se están realizando esfuerzos en California para ampliar la capacitación y proporcionar beneficios para la salud, pero los salarios siguen siendo un gran escollo, dijo Chapman. Y si California y otros estados no encuentran una manera de hacer que los empleos sean más atractivos, la “salud de la gente se deteriorará y las familias tendrán que hacerse cargo”, dijo Chapman. “Algunas personas simplemente no reciben atención y pueden terminar en instituciones”.
Incluso las franquicias con fines de lucro que ofrecen servicios como la limpieza ligera del hogar o la compañía a personas mayores que pagan de su bolsillo están teniendo problemas con la dotación de personal.
“Todos los trabajadores experimentados ya están trabajando con familias. Están fuera del mercado”, dijo Carrie Bianco, propietaria de Always Best Care Senior Services, con sede en Torrance, California, que tiene franquicias en 30 estados.
Encontrar nuevos empleados fue tan difícil que Bianco comenzó hace nueve meses su propio programa de capacitación para cuidadores, que dura 14 semanas. Para atraer a los reclutas, produjo anuncios dirigidos a mujeres que habían abandonado la fuerza de trabajo o estaban cerca de sus abuelos. A cambio de la matrícula gratuita, los graduados deben aceptar trabajar para su agencia después del programa.
Homebridge, una agencia para trabajadores de atención en el hogar con sede en San Francisco, se enfrenta a una “terrible crisis” al tratar de emplear a trabajadores en el área de la bahía, dijo el director ejecutivo Mark Burns. Homebridge ha perdido cerca del 20% de su fuerza de trabajo de 500 personas sólo en los últimos 90 días.
“Estamos realizando grandes esfuerzos para reclutar y retener, pero en última instancia, creemos que los salarios y las oportunidades de carrera de este campo tienen que transformarse para atraer a una nueva categoría de trabajadores, dijo en un correo electrónico.
Karen Kulp, presidenta de Home Care Associates en Filadelfia, dijo que hay mucha más competencia ahora.
“Se han abierto muchas franquicias y la gente se acerca a nuestros trabajadores fuera de nuestro edificio o en el vestíbulo y les preguntan si quieren trabajar para ellos”, dijo Kulp.
Los más difíciles de cubrir en el área de Kulp son las personas con discapacidades o los adultos mayores que viven a cierta distancia del centro de la ciudad y sólo necesitan de una a dos horas de ayuda al día. Los trabajadores prefieren los turnos más largos y menos tiempo viajando entre clientes, por lo que buscan otras oportunidades, y “estas personas no necesariamente están recibiendo servicio”, dijo.
No es posible documentar exactamente lo común que son estos problemas a nivel nacional. Ni los estados ni el gobierno federal rutinariamente recopilan información sobre las tasas de vacantes del personal en las agencias de atención domiciliaria u hogares de ancianos, las tasas de rotación o las personas sin servicios.
“Si realmente queremos entender lo que se necesita para enfrentar la escasez de mano de obra, necesitamos mejores datos”, dijo Robert Espinoza, vicepresidente de políticas de PHI.
Tiempos difíciles en Wisconsin
Algunos de los mejores datos disponibles provienen de Wisconsin, donde las instituciones de atención a largo plazo y las agencias que atienden a personas mayores y personas con discapacidades han encuestado a sus miembros durante el año pasado.
Los hallazgos son sorprendentes. En Wisconsin, uno de cada siete puestos de cuidado en los hogares de ancianos y hogares de grupo permaneció sin llenar, descubrió una encuesta; el 70% de los administradores reportaron una carencia de solicitantes calificados. Como resultado, el 18% de las instalaciones a largo plazo en Wisconsin han tenido que limitar las admisiones de residentes, privando de la atención a más de 5.300 residentes vulnerables.
“Las palabras ‘sin precedentes’ y ‘desesperadas’ me vienen a la mente”, dijo John Sauer, presidente y director ejecutivo de LeadingAge Wisconsin, que representa instituciones sin fines de lucro de atención a largo plazo. “En mis 28 años en el negocio, ésta es la situación laboral más difícil que he visto”.
Sauer y otros culpan a los pagos inadecuados del Medicaid, que financia cerca de dos tercios de estos negocios. En las zonas rurales, especialmente, los operadores están en el punto de ruptura.
“Estamos considerando muy seriamente cerrar nuestro centro de enfermería para que colapse toda la corporación”, dijo Greg Loeser, director ejecutivo de Iola Living Assistance, que ofrece enfermería especializada, asistencia de vida y servicios de vida independiente en una zona rural, unos 70 km al oeste de Green Bay.
Al igual que otros operadores con escasez de personal, tuvo que pedir a los empleados que trabajaran horas extras y utilizar el personal de la agencia, aumentando sustancialmente los costos laborales. Una casa estatal cercana para los veteranos, la más grande en Wisconsin, paga salarios más altos, lo que hace más difícil encontrar a empleados. El año pasado, las pérdidas de Iola con los residentes financiados por Medicaid se dispararon a $631.000, una “cantidad insostenible”, dijo Loeser.
El gobernador de Wisconsin, Scott Walker, ha propuesto un aumento del 2% en Medicaid para los establecimientos de atención a largo plazo y las agencias de cuidado personal para cada uno de los próximos dos años, pero eso no será suficiente para hacer una diferencia sustancial, dicen Loeser y otros expertos.
La situación es igualmente sombría para las agencias de Wisconsin que envían trabajadores de cuidado personal a domicilio. Según otra encuesta de 2016, el 85% de esas agencias dijeron que no tenían suficiente personal para cubrir todos los turnos, y el 43% reportó no poder llenar turnos al menos siete veces al mes.
Barbara Vedder, de 67 años, de Madison, paralizada del pecho para abajo desde que sufrió una lesión de la médula espinal en 1981, ha sido testigo del impacto de primera mano. Actualmente, califica para 8,75 horas de ayuda al día, mientras que su marido la atiende a la noche.
“Es mucho, mucho, mucho más difícil encontrar a gente dispuesta y capaz para ayudarme”, dijo. “Es una puerta giratoria: la gente viene por un par de meses, tal vez, entonces encuentran un trabajo mejor o quedan embarazadas o se mudan fuera del estado. Es una situación interminable de no saber lo que va a suceder a continuación, ¿alguien estará para ayudarme mañana? ¿el próximo mes?”
Cuando los cuidadores no se presentan o los turnos se cortan o se cancelan, “No recibo limpieza apropiada alrededor de mi catéter o en mi área de la ingle”, continuó Vedder. “Voy a saltar una comida o esperar varias horas para tomar una píldora. No obtendré mis ejercicios de movimiento, o mi cojín de la silla de ruedas podría deslizarse fuera de lugar y voy a empezar a sentir dolor. Básicamente, comienzo a perder mi salud”.
Debra Ramacher y su esposo no han podido encontrar cuidadores remunerados desde junio de 2015 para su hija Maya, de 20 años, y su hijo Michael, de 19 años, ambos con parálisis cerebral, epilepsia y otras discapacidades significativas. La familia vive en New Richmond, en el oeste de Wisconsin, a unos 45 minutos del área metropolitana de Minneapolis-St. Paul.
“Al menos tres agencias me dijeron que han dejado de tratar de contratar ayudantes de cuidado personal. No pueden encontrar a nadie y les cuesta dinero publicitar”, dijo Ramacher, director ejecutivo de Wisconsin Family Ties, una organización para familias con niños con trastornos emocionales, mentales y de conducta.
“Es increíblemente estresante para todos nosotros, viviendo con este tipo de incertidumbre”, dijo.
Cada tanto, Ramacher trata de encontrar cuidadores por su cuenta, poniendo anuncios en Craigslist, en los periódicos locales y en las juntas de trabajo.
“Tenemos unas cuantas respuestas,” dijo. “Recientemente, dos personas vinieron y fueron entrevistadas. Una nunca volvió; la otro consiguió un trabajo mejor, con mejor salario”.
Mientras tanto, ella y su esposo reciben pagos del Medicaid para cuidar de Maya y Michael.
“No queremos ser los cuidadores; queremos tener nuestra propia vida “, dijo Ramacher. “Pero no tenemos ninguna opción”.
La cobertura de KHN relacionada con el envejecimiento y el mejoramiento de la atención de los adultos mayores es apoyada por la The John A. Hartford Foundation.