Denver, Colorado.— Cuando Denver Health quiso abrir una unidad de desintoxicación para adolescentes que sufren adicción a los opioides, los médicos buscaron por todas partes un modelo a seguir, pero no encontraron ninguno.
Los adolescentes que llegan a salas de emergencia por una sobredosis de opioides generalmente reciben naloxona para revertir los efectos de las peligrosas drogas en su sistema y se les proporciona una lista de lugares a los que pueden acudir para recibir atención de seguimiento.
Sin embargo, con demasiada frecuencia, nunca buscan ayuda adicional y quedan a merced de la agonía de la abstinencia sin medicamentos que alivien sus ansias. Como resultado, muchos de ellos vuelven a consumir opioides, algo que a menudo termina en tragedia.
Christian Thurstone, director de servicios de salud conductual del hospital de Denver, informó que seis de sus pacientes adolescentes han muerto por sobredosis de fentanilo en los últimos dos años. Denver Health ha inaugurado ahora lo que él cree que es la primera unidad de desintoxicación para adolescentes hospitalizados en el país.
“Llevo 20 años tratando a adolescentes con problemas de adicciones aquí en Denver”, dijo Thurstone. “No sabría a dónde enviar a alguien para una desintoxicación adolescente”.
Una nueva investigación ha descubierto que la mayoría de las áreas de Estados Unidos carecen de instalaciones que ofrezcan desintoxicación supervisada por personal médico para pacientes menores de 18 años. Con las sobredosis de adolescentes en aumento junto con el rápido crecimiento del uso intencional y no intencional de fentanilo, hay una notable falta de opciones para este grupo.
Investigadores de la Oregon Health & Science University se hicieron pasar por tíos de un adolescente que recientemente había sufrido una sobredosis. Los investigadores llamaron a todas las instalaciones de tratamiento de adicciones para adolescentes que pudieron encontrar en Estados Unidos para preguntar si su sobrino o sobrina podía ir allí para desintoxicarse y si la instalación ofrecía medicamentos para ayudar con el proceso.
De las 160 instalaciones de tratamiento residencial para adolescentes que contactaron, solo 63 dijeron que permitirían la desintoxicación de adolescentes en el lugar. De esos 63, solo 18 ofrecían buprenorfina, el único medicamento aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para tratar el trastorno por uso de opioides en jóvenes de 16 años en adelante, y algunos de ellos no ofrecían medicamentos adicionales para controlar los síntomas de abstinencia.
“No estoy segura de si ‘inhumano’ es una palabra demasiado fuerte”, dijo Caroline King, residente de medicina de emergencia en la Universidad de Yale, quien se graduó de OHSU en 2023 y lideró la investigación. “No ofrecer nada, ni siquiera medicamentos para las náuseas o cosas realmente básicas, es realmente una tragedia”.
El personal de una instalación le dijo a los investigadores que no ofrecen medicamentos porque los niños son resilientes, insinuando que no sufren tanto como los adultos, o tal vez que merecen sufrir, dijo King. En otro establecimiento, los trabajadores dijeron a los investigadores que “intentan darles Gatorade y simplemente los acuestan”, comentó King.
King dijo que varios lugares respondieron que no podían pensar en un solo lugar en su estado en donde los jóvenes pudieran acudir para desintoxicarse.
“Es realmente terrible escuchar que esa es la situación”, dijo King.
La Sociedad Estadounidense de Medicina de Adicción está revisando sus estándares para el tratamiento del trastorno por uso de opioides en adultos (este año) y menores (en 2024). Sandra Gómez-Luna, directora médica de psiquiatría en la Escuela de Medicina de Yale, quien lidera el esfuerzo pediátrico, dijo que la mayoría de los adolescentes no experimentan síntomas significativos de abstinencia y que, en general, la abstinencia no es tan intensa para los adolescentes como lo es para los adultos.
“Eso no significa que no haya un grupo de adolescentes con trastornos por uso de sustancias que requerirán una desintoxicación con monitoreo médico”, dijo.
Gómez-Luna explicó que, debido a que los adolescentes generalmente no han consumido drogas durante tanto tiempo como los adultos, es posible que no sufran las consecuencias del uso crónico o tengan condiciones de salud que puedan dificultar la abstinencia o el tratamiento.
Pero el aumento en el uso de fentanilo, un opioide más potente, puede estar cambiando esa percepción.
“A medida que más y más adolescentes se involucren en el uso de fentanilo”, dijo Gómez-Luna, “habrá más adolescentes que requerirán una desintoxicación con monitoreo médico”.
Gómez-Luna dijo que el grupo de medicina de adicción también está preocupado por la escasez de instalaciones para adolescentes y la falta de personal especializado para tratarlos.
Scott Hadland, jefe de medicina para adolescentes y adultos jóvenes en el Hospital General de Massachusetts para Niños y la Escuela de Medicina de Harvard, dijo que hay menos instalaciones para adolescentes en parte porque a muchos de ellos nunca se los identifica como un paciente que necesita ayuda, a pesar del creciente número de sobredosis.
“El volumen de pacientes no siempre está ahí para respaldar un programa como éste, a pesar de que sabemos que es un gran problema de salud pública”, dijo Hadland. “Se vuelve financieramente difícil construir un programa cuya única línea de servicio sea proporcionar servicios de desintoxicación para jóvenes”.
Cuando no hay unidades de desintoxicación dedicadas disponibles, a los adolescentes a veces se los admite en un hospital, a menudo en la unidad de cuidados intensivos, donde hay más supervisión que en las plantas de hospitalización general. Pero eso también significa que es menos probable que los adolescentes reciban atención de un equipo especializado en medicina de adicción para adolescentes.
“Nuestra fuerza laboral pediátrica tradicionalmente no ha recibido una formación sólida en el manejo de la adicción”, dijo Hadland. “Cuando los pacientes van a instalaciones de hospitales pediátricos generales, es posible que no haya alguien allí que tenga la experiencia necesaria para manejar la atención de ese paciente”.
Thurstone dijo que el mayor obstáculo para poner en marcha la unidad de desintoxicación para adolescentes de Denver Health fue el personal. Les tomó más de un año encontrar a un especialista en adicciones certificado para dirigirla.
Especialistas en adicciones enfatizan que no todos los adolescentes con trastorno por uso de opioides necesitan una desintoxicación hospitalaria. La abstinencia se puede manejar en casa si los adolescentes tienen un entorno familiar estable que los apoye, y vigile sus síntomas.
Sin embargo, muchos adolescentes con trastornos por uso de opioides provienen de hogares quebrados, en los que los padres pueden estar luchando con adicciones ellos mismos. Y después de la pandemia, los especialistas también están viendo más adolescentes con este trastorno que tienen otros problemas psiquiátricos, como depresión, ansiedad, trastorno por déficit de atención e hiperactividad o trastornos alimentarios.
“Todas estas condiciones han aumentado por la pandemia, junto con el aumento de las sobredosis que estamos viendo”, dijo Hadland. “Parte del desafío de nuestra fuerza laboral pediátrica en este momento no es solo abordar la adicción, sino también los problemas subyacentes de salud mental con los que los jóvenes están lidiando”.
Thurstone dijo que a nivel nacional, aproximadamente la mitad de todos los adolescentes abandonan el tratamiento, pero que es peor en comunidades marginadas.
Denver Health reacondicionó camas de una unidad psiquiátrica para poner en marcha su programa de desintoxicación para adolescentes. La unidad atendió a su primer paciente en la primavera y ha estado admitiendo a aproximadamente un paciente por semana, en su mayoría adolescentes fentanilo-dependientes.
Los adolescentes reciben terapia asistida con medicamentos, generalmente buprenorfina, para abordar sus ansias, medicamentos adicionales para controlar cualquier efecto secundario de la abstinencia; y terapia cognitivo-conductual para ayudarlos en su recuperación. Una vez que se les puede dar el alta de manera segura, se los conecta con programas de tratamiento de adicciones en sus comunidades. Thurstone cree que proporcionar ese continuo de atención ayudará a reducir las sobredosis en adolescentes en la región de Denver.
“Podemos hacerlo mejor que una visita a la sala de emergencias y una lista de recursos para llamar”, apuntó.