A medida que la gripe aviar se propaga entre las vacas lecheras en Estados Unidos, veterinarios e investigadores han tomado nota de la decisión de Finlandia de vacunar a los trabajadores agrícolas que corren el riesgo de infectarse. Y se preguntan por qué su gobierno no se hace lo mismo.
“Los trabajadores agrícolas, veterinarios y productores están manejando grandes volúmenes de leche que pueden contener altos niveles del virus de la gripe aviar”, dijo Kay Russo, veterinaria de ganado y aves de corral en Fort Collins, Colorado. “Si una vacuna parece proporcionar algo de inmunidad, creo que también habría que ofrecérsela a ellos”.
La mayoría de una docena de expertos en virología y brotes epidémicos entrevistados por KFF Health News, está de acuerdo con Russo.
Dijeron que a las personas que trabajan en tambos se les debería ofrecer la vacuna contra una enfermedad que ha matado a aproximadamente la mitad de las personas que se sabe que la han contraído en todo el mundo durante las últimas dos décadas, que ha matado a gatos en Estados Unidos este año, y que tiene potencial pandémico.
Sin embargo, otros investigadores están de acuerdo con la posición de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), que recomiendan no vacunar por ahora. Consideran que no hay evidencia de que el virus de la gripe aviar de este año se propague entre personas, o cause enfermedad grave en humanos. Y que tampoco está lo suficientemente claro qué tan eficaz es la vacuna disponible a la hora de prevenir cualquiera de estos escenarios.
Sin embargo, para Jennifer Nuzzo, directora del Centro Pandémico de la Universidad Brown, la táctica de esperar y ver “es una apuesta”. “Para cuando tengamos consecuencias graves, muchas personas ya se habrán contagiado”, aseguró.
“Ahora es el momento de ofrecer las vacunas a los trabajadores agrícolas en Estados Unidos”, dijo Nahid Bhadelia, directora del Centro de Enfermedades Infecciosas Emergentes de la Universidad de Boston. Agregó que en el país hasta las medidas más apremiantes están retrasadas. Bhadelia considera que es urgente realizar análisis tanto a los trabajadores agrícolas como a las vacas para detectar la presencia del virus de la gripe aviar H5N1, estudiarlo y erradicarlo antes de que se establezca en las granjas, lo que representaría una amenaza pandémica constante.
Demetre Daskalakis, director del Centro Nacional de Inmunización y Enfermedades Respiratorias de los CDC, explicó que la agencia se toma muy en serio a la gripe aviar y que se están almacenando 4.8 millones de dosis de la vacuna. Pero admitió que “no hay ninguna recomendación para lanzar una campaña de vacunación”.
“Se trata de la relación riesgo-beneficio”, comentó Daskalakis. Los beneficios todavía son inciertos porque no contamos con suficientes testeos como para entender con qué facilidad el virus pasa de las vacas a las personas, y tampoco sabemos cuán grave puede ser la enfermedad.
Este año, en Estados Unidos, solo cuatro personas han dado positivo y fueron casos leves. Es un número muy limitado, que no permite sacar conclusiones definitivas.
También informaron que han estado enfermos otros trabajadores agrícolas y veterinarios que trabajan en granjas lecheras donde se han detectados casos de gripe aviar. Sin embargo, no se les hicieron los análisis correspondientes. Desde que se detectó el brote en marzo, los hospitales públicos han examinado solo a unas 50 personas que podrían haberse contagiado.
De todos modos, Daskalakis aseguró que los CDC no están preocupados por la posibilidad de que la agencia esté pasando por alto infecciones significativas de gripe aviar debido a su sistema de vigilancia de la influenza. Los hospitales reportan pacientes con casos graves de gripe y este año los números se mantienen normales.
Otro indicio que tranquiliza a la agencia es que el virus aún no ha desarrollado mutaciones que le permitan propagarse rápidamente cuando la gente estornuda o respira. “Si comenzáramos a ver cambios en el virus, ese sería un factor que incidiría en la decisión de pasar de una fase de planificación a una fase operativa”, explicó Daskalakis.
Para evaluar si administrar o no las vacunas, la agencia se basó en el brote de gripe porcina de 1976. En aquel momento, los funcionarios temían que se pudiera repetir la pandemia de gripe porcina de 1918, que mató aproximadamente a medio millón de personas en Estados Unidos. Por lo tanto, en un año vacunaron rápidamente a casi 43 millones de personas.
Pero ese año los casos de gripe porcina resultaron ser leves. Esto hizo que la campaña de vacunación se considerara innecesariamente riesgosa ya que surgieron varios informes de un trastorno potencialmente mortal, el síndrome de Guillain-Barré.
Hay que tener en cuenta que, según los CDC, aproximadamente una persona de cada millón que son vacunadas contra la influenza puede desarrollar ese síndrome. En el balance, el beneficio de la prevención supera al riesgo. Desde el 1 de octubre por lo menos 830,000 personas han sido hospitalizadas por la gripe estacional y entre 25,000 y 75,000 han muerto.
Un informe elaborado tiempo después respecto de las acciones frente a la gripe porcina de 1976 habló de una “experiencia aleccionadora y con moraleja” sobre qué pasa si se responde prematuramente a una amenaza incierta para la salud pública.
“Es una historia sobre lo que sucede cuando lanzas un programa de vacunación en el que se está aceptando correr riesgos sin que haya un beneficio demostrado”, señaló Daskalakis.
Paul Offit, virólogo del Hospital Infantil de Philadelphia, se alinea con la decisión que tomaron los CDC. “Esperaría a tener más datos”, dijo.
Sin embargo, otros investigadores dicen que el escenario de 1976 fue distinto. Nadie está sugiriendo vacunar a decenas de millones de personas: se está hablando de una vacuna totalmente voluntaria para los miles de trabajadores que están en contacto cotidiano con el ganado, lo que reduce la posibilidad de efectos adversos raros.
La vacuna contra la gripe aviar que está disponible, fabricada por la empresa de vacunas contra la gripe CSL Seqirus, fue autorizada el año pasado por el equivalente europeo de la Administración de Drogas y Alimentos (FDA). Una versión previa tiene la aprobación de la FDA, pero la más reciente aún no recibió la luz verde.
Aunque la vacuna está dirigida a una cepa diferente de gripe aviar que la H5N1, que es la que circula actualmente entre las vacas, los estudios muestran que desencadena una respuesta inmune contra ambas variantes. Se considera segura porque utiliza la misma tecnología en base a huevo que se despliega cada año en las vacunas contra la gripe estacional.
Por estas razones, Estados Unidos, el Reino Unido, Holanda y otra docena de países están almacenando millones de dosis. Finlandia espera ofrecérselas este mes también a quienes trabajan en granjas peleteras, como precaución porque sus granjas de visones y zorros fueron golpeadas por la gripe aviar el año pasado.
En contraste, las vacunas de ARNm que se están desarrollando contra la gripe aviar serían las primeras de su tipo también para la influenza. El 2 de julio, el gobierno de Estados Unidos anunció que pagaría a la farmacéutica Moderna $176 millones por su desarrollo y que las vacunas podrían entrar en la etapa de ensayos clínicos el próximo año.
Utilizadas ampliamente contra covid-19, esta nueva tecnología emplea ARNm para enseñar al sistema inmune cómo reconocer virus particulares.
Mientras tanto, Florian Krammer, virólogo especializado en gripe en la Escuela de Medicina Icahn de Mount Sinai, señaló que las personas que trabajan en tambos deberían tener la opción de recibir la vacuna basada en huevo. Esta vacuna desencadena una respuesta inmunitaria contra un componente principal del virus H5N1 de la gripe aviar, lo que debería brindar un grado de protección contra la infección y la enfermedad grave, explicó.
Aun así, la protección no sería del 100%. Y nadie sabe cuántos contagios y hospitalizaciones podría prevenir esta vacuna, ya que no se ha utilizado para combatir el virus de este año. Esos datos deben recopilarse en estudios que rastreen qué resultado tuvo en las personas que opten por ser vacunadas, agregó.
A Krammer no lo tranquiliza que no se hayan detectado casos graves de gripe aviar en las clínicas. “Porque cuando los indicios llegan a los hospitales, significa que la situación ya se encuentra fuera de control, que estamos frente a una pandemia”, dijo. “Y eso es lo que queremos evitar”.
El virólogo y otros especialistas enfatizaron que Estados Unidos debería estar haciendo todo lo posible para frenar las infecciones antes de octubre, cuando comienza la temporada de gripe. La vacuna podría proporcionar una capa adicional de protección, que se sumaría a las evaluaciones, el uso de guantes y gafas, y la desinfección del equipo de ordeñe.
Algunos científicos temen que, si las personas contraen la gripe aviar y la gripe estacional simultáneamente, los virus de la gripe aviar podrían generar adaptaciones de los virus estacionales que les permitieran propagarse rápidamente entre humanos.
También dicen que podría llevar meses distribuir las vacunas después que se recomiende oficialmente, ya que ese tipo de campaña requiere grandes esfuerzos de divulgación.
Bethany Boggess Alcauter, directora de investigación del National Center for Farmworker Health, comentó que las personas que trabajan con vacas lecheras aún carecen de información sobre el virus, cuatro meses después del inicio de este brote.
Los funcionarios de salud han hablado con los propietarios de tambos, pero las entrevistas de Boggess con los trabajadores agrícolas permiten pensar que esas conversaciones no han llegado a su personal.
Un trabajador agrícola en el Panhandle de Texas le contó a Boggess que en su trabajo le dijeron que se desinfectara las manos y las botas para proteger a las vacas de enfermedades que los trabajadores puedan transmitir. “Nunca nos dijeron que la vaca podría infectarnos con alguna enfermedad”, dijo el hombre en español.
El ritmo siempre lento en que se divulga la información es un recordatorio de que todo lleva tiempo, incluidas las decisiones sobre vacunación. Para resolver si recomendar las vacunas, los CDC normalmente buscan orientación de su Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización, o ACIP. Un consultor del grupo, el investigador de enfermedades infecciosas William Schaffner, ha pedido repetidamente a la agencia que presente su opinión sobre la vacuna contra la gripe aviar de Seqirus.
En lugar de preocuparse por la situación de la gripe porcina de 1976, Schaffner sugirió que los CDC consideren la pandemia de gripe porcina de 2009-10. Esta pandemia causó más de 274,000 hospitalizaciones y 12,000 muertes en Estados Unidos en un año. Para cuando comenzó la vacunación, dijo, gran parte del daño ya estaba hecho.
“El momento de discutir esto con ACIP es ahora”, sostuvo Schaffner. Es decir, antes de que la gripe aviar se convierta en una emergencia de salud pública. “No queremos que se comience a discutir cuando ya sea demasiado tarde”.