SAN FRANCISCO— Los americanos se han caracterizado por estar entre los residentes del mundo desarrollado más preocupados por los costos de la salud, gastos que muchas veces los han llevado a la bancarrota. Pero en el segundo año de la cobertura expandida bajo la Ley de Cuidado de Salud, esas preocupaciones se han aliviado significativamente en el estado más poblado de la nación.
Una encuesta realizada en todo el estado halló que los nuevos asegurados californianos ya no colocan primero en la lista de sus preocupaciones a los costos del cuidado de salud. Esta preocupación quedó debajo de otras como vivienda, gastos domésticos y gasolina.
“Éste fue exactamente el objetivo”, dijo el doctor Bob Kocher, oficial senior de la administración de Barack Obama en la Casa Blanca en el 2009 y el 2010, quién ayudó en el borrador de la ley federal de cuidado de salud. “La seguridad financiera fue un gran factor a la hora de diseñar esta ley”, dijo.
California ha logrado avances rápidos en la extensión de la cobertura de salud a sus residentes. Fue uno de tan solo 15 estados y el Distrito de Columbia que optaron por un mercado gerenciado por el estado y que amplió el programa de Medicaid financiado con fondos públicos para los residentes de bajos ingresos. Esas acciones han dado sus frutos: alrededor de dos tercios de los californianos que estaban sin seguro en el 2013 ahora tienen seguro médico, según la encuesta realizada por la Kaiser Family Foundation, que fue lanzada el jueves 6 de agosto.
Desde que se estableció el mercado de seguros del estado —Covered California hizo su debut en octubre del 2013— alrededor de 1,4 millones de personas han comprado cobertura de salud privada, la mayoría con subsidios federales. Pero el mayor impulsor en la reducción del número de personas sin seguro médico, por lejos, ha sido la decisión del estado de expandir el Medicaid. De acuerdo con la encuesta, de los californianos que reportaron no tener seguro en el 2013, el 34 por ciento se inscribió en el Medicaid (conocido en California como Medi-Cal). Esto ha elevado el número de residentes cubiertos por el programa a 11,9 millones.
La oleada de inscripciones, cerca de tres veces más alta que las predicciones iniciales del estado, ha tensado un sistema de cuidado de salud ya sobrecargado.
Impulsado en parte por una avalancha de quejas de los beneficiarios de Medi-Cal, una reciente auditoría estatal encontró que el Departamento de Servicios de Atención de la Salud, la agencia que administra el programa de seguro público de California, no garantizó que los pacientes tuvieran un acceso adecuado a los médicos, un requisito bajo la ley del estado. Según la auditoría, los directorios médicos estaban plagados de errores, y los oficiales en las líneas de ayuda al parecer responden a sólo de un tercio a la mitad del total de llamadas.
A pesar de estos defectos, la encuesta de la Kaiser Family Foundation halló que los nuevos asegurados están muy satisfechos con su cobertura, incluyendo el 83 por ciento de los enrolados en el Medi-Cal y el 63 por ciento de los californianos que compraron seguros privados en el mercado Covered California. Un aspecto positivo, según los encuestados, es que les está resultando más fácil conseguir atención médica.
“Finalmente tuve la colonoscopía”, dijo David Bishop, un trabajador de la construcción de 60 años, que se inscribió en Medi-Cal después de pasar ocho años sin cobertura. “La última vez que tuve un seguro, yo tenía esposa y tres hijos, y se podía pagar la casa o el camión con lo que costaba un seguro médico… Era tan costoso que decidimos suspenderlo”.
Entre los recién asegurados, el 86 por ciento dijo que sus necesidades de salud se están cumpliendo, comparado con el 51 por ciento en el 2013; y el 76 por ciento informó tener una clínica consistente o un consultorio médico que se preocupa por ellos, en comparación con el 60 por ciento en el 2013.
La encuesta también encontró una reducción notable en el porcentaje de californianos recientemente asegurados que luchaba para pagar las facturas médicas: el 23 por ciento dijo que tenían dificultades; por debajo del 45 por ciento en el 2013.
“Estoy pagando un dólar al mes”, dijo Paul Marcus, de 62 años y asistente médico en un centro de rehabilitación, quien respondió la encuesta y está inscripto en un plan de salud a través del mercado de seguros estatal. La última vez que había comprado cobertura de salud, después de perder su cobertura subsidiada por el empleador en el 2011, la prima mensual era de $1.100, mucho más de lo que podía permitirse.
Sin embargo, Marcus es cauteloso acerca del uso de su seguro médico. “Creo que estoy en un plan de bronce con un deducible alto y alto copago”, dijo. “Todavía estoy contando con tratar de mantenerme sano”.
La encuesta encontró que los nuevos asegurados se preocupan mucho menos de lo que se preocupa el tercio de la población del estado que sigue sin seguro. En este último grupo, los costos del cuidado de salud siguen siendo la principal preocupación, según la encuesta.
Cuarenta y uno por ciento de los californianos que permanecen sin seguro no son elegibles para la cobertura, ya que están en el país ilegalmente, indica el sondeo. Otro 43 por ciento parece caer en la categoría de “difícil acceso” —personas que son elegibles para la cobertura, pero que han estado sin seguro por más de dos años a partir del 2013—. Veinte y nueve por ciento de los que quedan son los latinos sin seguro que son elegibles pero no se han inscripto para tener cobertura.
Con su población diversa, el estado tuvo problemas durante el primer año de inscripciones para registrar a su gran población latina. Sin embargo, un esfuerzo de alcance más concertado, incluso a través de medios de comunicación en español, parece estar funcionando. La encuesta de la Kaiser Family Foundation encontró que los blancos no hispanos y los hispanos han ganado cobertura a un ritmo similar: el 79 por ciento de los blancos no hispanos elegibles recibió seguro, al igual que el 74 por ciento de los latinos.
Hacer el cuidado de la salud más asequible fue una de las promesas centrales de la ley. Los arquitectos de la ley buscaban proteger a los hogares de ingresos bajos a moderados de de los “castigos” por los costos de atención de la salud mediante la limitación de los deducibles a $6.600 para un individuo y $13.200 para una familia, con la concesión de subsidios federales. (Medicaid sigue siendo en gran parte gratis para los beneficiarios.) De acuerdo con el IRS, 2,7 millones de contribuyentes estadounidenses reclamaron unos $9 mil millones en subsidios; la subvención media fue de $ 3.400.
Y el crecimiento en el gasto fuera de bolsillo se proyecta que se haya ralentizado del 3,2 por ciento en el 2013 a 1,3 por ciento en el 2014, según la Oficina del Actuario de los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid.
Aunque la ley ha aliviado la presión sobre las billeteras, un número considerable de californianos sigue reportando problemas para pagar por el acceso y la atención de salud. Tres de cada 10 dijeron que enfrentaban esperas irrazonables para una cita y el 16 por ciento dijo que los consultorios médicos habían rechazado tomarlos como nuevos pacientes.
La encuesta, la tercera de una serie diseñada para realizar un seguimiento de cómo les ha ido a los californianos sin seguro desde que se lanzó la ley de salud, se llevó a cabo del 18 febrero al 13 mayo del 2015 e incluyó a 1.105 adultos. El margen de error es de más o menos 4 puntos porcentuales para los resultados basados en la muestra completa, 5 puntos porcentuales para los californianos recientemente asegurados y 8 puntos porcentuales para los californianos sin seguro.