Hace pocos días, Colorado se convirtió en el primer estado en notificar a familias que los niños que reciben atención médica a través del Programa de Seguro de Salud Infantil (CHIP) están en riesgo de perder su cobertura.
Casi 9 millones de niños están asegurados a través de CHIP, que cubre principalmente a familias de ingresos medios y bajos. El programa cuenta con el respaldo bipartidista tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado, pero el Congreso dejó que expirara el financiamiento federal en septiembre.
La National Governors Association instó al Congreso a volver a autorizar el programa este año porque los estados están empezando a quedarse sin dinero.
En Virginia, Linda Nablo, oficial del Departamento de Servicios de Asistencia Médica, está redactando una carta para los padres de los 66,000 niños inscritos en CHIP en ese estado.
“Nunca tuvimos que hacer esto antes”, dijo. “Cómo se escribe una carta que diga: ‘Su hijo podría perder la cobertura, pero aún no es seguro. Mientras tanto, estas son algunas cosas en las que debe pensar’”.
Los niños pueden inscribirse en el Medicaid, sumarse a un plan familiar en los mercados establecidos por la Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA) o incluirse en un plan de salud del empleador. Pero las opciones varían según el estado y pueden ser muy costosas.
Si el Congreso reautoriza los fondos de CHIP, los estados estarán bien. Pero aún no pueden contar con eso, y tienen que prepararse para cerrar si los fondos no llegan. Virginia tendría que hacerlo el 31 de enero.
“Básicamente estamos haciendo todo lo que necesitamos para cerrar el programa a fines de enero”, dijo Nablo. “Tenemos un grupo de trabajo con todos los diferentes componentes de esta agencia, y hay muchos”.
Por ejemplo, deberán reprogramar sus sistemas de inscripción, informar a los pediatras y hospitales, y capacitar al personal para enfrentar los reclamos y preguntas de familias confundidas.
Joan Alker, quien dirige el Center for Children and Families de la Universidad Georgetown, dijo que la mayoría de los estados deben notificar a las familias con 30 días de anticipación.
“Pero [los funcionarios del estado] están oyendo rumores de que el Congreso podría hacer esto en las próximas dos semanas, y no quieren asustar a las familias”, dijo. “Los estados están realmente en un aprieto. Es muy difícil saber qué hacer”.
Colorado fue el primero en enviar un aviso, y otros estados están muy cerca. Hay un puñado que está empezando a quedarse sin dinero en diciembre, dijo Alker, como Oregon, Minnesota y el Distrito de Columbia.
Es complicado calcular cuál es la fecha exacta en que las arcas de un estado para financiar el programa CHIP quedarán vacías, porque la cantidad de dinero que cada uno tiene depende de cuán rápido lo haya gastado, y de cuánta ayuda adicional haya recibido del gobierno federal.
Algunos estados se están volviendo creativos. Oregon acaba de anunciar que gastará dinero del estado para mantener al CHIP funcionando, dijo Alker, “y están asumiendo que el Congreso lo aprobará y se le reembolsará retroactivamente”. Eso es lo que esperan”.
Texas se quedará sin fondos de CHIP mucho antes de lo esperado. Y hay una gran razón: el huracán Harvey, dijo Laura Guerra-Cardus, del Children’s Defense Fund en Austin.
“Los desastres naturales a menudo son una forma en que las personas que nunca tuvieron que depender de programas como el Medicaid y CHIP los necesitan por primera vez”, dijo.
Guerra-Cardus dijo que después de Harvey muchas nuevas familias se inscribieron en CHIP y también que hubo una mayor demanda de servicios. “Cuando hay un evento tan traumático, las necesidades de atención médica aumentan. Ha habido una gran cantidad de casos de estrés postraumático en los niños”, dijo.
Y para ayudar a esas familias, los funcionarios de Texas también renunciaron a las tarifas que generalmente tienen que pagar para unirse a CHIP. Por lo tanto, últimamente ha habido menos dinero entrando y más dinero saliendo. Al igual que Virginia, sin reautorización, Texas tendría que cerrar el CHIP a fines de enero.
Es algo a lo que teme mucho Amy Ellis, de Alpine, Texas. “Es algo que me hace perder el sueño”.
Ellis tiene una hija de 8 años que ha estado en CHIP desde que nació. La niña tiene asma y alergias, dijo Ellis, y el seguro de salud es muy importante porque su familia no gana mucho dinero. La medicina para la alergia de su hija es costosa.
Ellis vive en las zonas rurales del oeste de Texas, casi cuatro horas al sudeste de El Paso y “a tres horas de la ciudad más cercana”, dijo.
El aislamiento significa que Ellis no tiene muchas opciones además de CHIP, explicó. Una opción sería inscribir a su hija en el plan de salud que ella y su esposo tienen a través de ACA. Pero Ellis dijo que sería costoso.
“Cuesta $300 a $400 por mes agregarla a nuestro plan, que sería una gran parte de nuestros ingresos”, dijo. “Ese es el dinero que tenemos para comprar comida y gasolina”.
Muchas familias en Texas podrían encontrarse en la misma situación si el Congreso no actúa pronto, dijo Guerra-Cardus. “Esto va a afectar la vida de los niños con necesidades crónicas o de atención médica especiales”.
Aproximadamente 450,000 niños están cubiertos por CHIP en Texas. Funcionarios dicen que le están pidiendo al gobierno federal que les dé dinero para mantener al CHIP con vida hasta febrero.
Pero debido a que los funcionarios deben avisar a las familias con 30 días de anticipación si el programa finalizará, las familias en Texas podrían recibir cartas cerca de Navidad que indiquen que sus hijos están perdiendo su seguro de salud.
Esta historia es parte de una asociación informativa con NPR, estaciones miembro locales y Kaiser Health News. Selena Simmons-Duffin es productora de All Things Considered, de NPR, y está actualmente en un intercambio con la estación miembro de Washington, D.C., WAMU.