La lógica indicaría que Fletcher Hall no debe ser feliz.
A los 76, el gerente retirado de una asociación comercial ha sufrido tres ataques al corazón y ocho operaciones de derivación cardíaca. Ha tenido cuatro stents y un globo insertado en su corazón. Tiene diabetes, glaucoma, osteoartritis en ambas rodillas y neuropatía diabética en ambas piernas. No puede conducir. No puede viajar mucho. No puede ver muy bien. Y su condición cardíaca limita severamente su capacidad de hacer ejercicio. En un buen día, puede caminar unos 10 metros antes de necesitar descansar.
Sin embargo, el residente de Brooklandville, Maryland, insiste en que es una persona genuinamente feliz, en parte, porque sí aprecia lo que puede hacer. “No hay duda de que a medida que la edad afecta a tu vida, tienes días oscuros, dijo Hall. “Yo lucho contra el envejecimiento todos los días. Pero nunca, nunca me rindo. Tienes que trabajar para mantenerte feliz”.
Hall se enfoca en las cosas que le dan alegría: escribir y escuchar música y audiolibros. Con esos pasatiempos a lo largo del día -todos los días- en última instancia, siente una sensación de satisfacción. “Cada una de esas cosas requiere que use mi mente, algo que es muy bueno”.
Los expertos en geriatría están de acuerdo en que Hall ha calculado la fórmula adecuada. “Usted tiene que estar dispuesto a aceptar su nueva realidad y seguir adelante”, explicó la doctora Susan Lehmann, directora del programa de psiquiatría geriátrica en la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins. “Apunta a tener la mejor vida posible en el lugar en el que estás ahora”.
Vivir con una enfermedad crónica a menudo complica la vida. La mayoría de los adultos de 65 años y más tienen múltiples enfermedades crónicas que contribuyen a la fragilidad y la discapacidad, según un informe de 2013-14 de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). El porcentaje de enfermedades crónicas entre personas de 65 años o más también ha aumentado con el tiempo. El porcentaje de personas que reportaron hipertensión, asma, cáncer y diabetes fue mayor en 2013-14 que en 1997-98, informan los CDC.
Las condiciones crónicas pueden tener un impacto devastador en hombres y mujeres, según el informe de los CDC. Alrededor del 57% de las mujeres y el 55% de los hombres de 65 años o más reportaron hipertensión. Otro 54% de las mujeres y 43% de los hombres reportaron artritis. Y un 35% de los hombres y el 25% de las mujeres reportaron lidiar con enfermedades del corazón. Al mismo tiempo, las mujeres mayores tuvieron más probabilidades de presentar síntomas depresivos clínicamente relevantes que los hombres mayores. En 2014, el 15% de las mujeres de 65 años o más reportó síntomas depresivos, en comparación con el 10% de los hombres.
El dolor crónico, de hecho, con más frecuencia conduce a la depresión que la ansiedad, dijo la doctora Kathleen Franco, decana asociada en la Clínica Cleveland Lerner College of Medicine. Esa depresión conduce entonces a más dolor y sufrimiento, dijo. “Así que tienes un componente emocional y físico”.
Es por eso que Hall se aferra a su mayor pasión: la escritura. Cuando se retiró a los 65, su plan original era viajar con su esposa, Tracey. Sus limitaciones físicas complicaron esos objetivos, por lo que volvió a darle vueltas a lo que le había dado más felicidad. Se mantiene conectado a las noticias del día escribiendo para dos blogs, incluyendo una columna grande en la cual él defiende lo que él llama sus valores “conservadores compasivos”.
Hall también adora la lectura, a pesar de que el glaucoma lo ha hecho casi imposible. Sin darse por vencido, utiliza su altavoz elegante de Amazon Echo para ordenar audiolibros. Le encanta sentarse en su balcón bajo el sol y escuchar libros como The Guns of August. También disfruta de música clásica y country por streaming, especialmente los Oak Ridge Boys y el grupo de rock country Alabama.
Hall también ha aprendido a usar Alexa, el asistente digital incorporado del Echo, para ayudar con tareas aparentemente simples que son difíciles con mala vista. Para saber la hora, simplemente pregunta a Alexa.
Más allá de eso, evita quedar atrapado en cualquier lazo de frustración, como intentar solucionar problemas con la computadora. Durante una pelea tecnológica reciente, simplemente cerró la máquina y encendió PBS y Charlie Rose. “Observar ese espectáculo mantiene mi mente activa”, dijo. Después de tomar tiempo para desestresarse, fue capaz de resolver el problema técnico.
Hall encuentra alguna excusa para salir de su casa todos los días. A veces hace un mandado. O se encuentra con un amigo para almorzar. Como amante de las aves, podría simplemente sentarse en un parque escuchando a los pájaros cantar. “Si puedo combinar un lugar agradable con el sonido de las sinfonías de las aves, soy feliz”, dijo.
Esta es la versión de Hall de lo que algunos expertos llaman “mindfulness”. Mindfulness, que a menudo implica una respiración profunda y lenta que está dirigida a bajar el ritmo cardíaco y calmarlo, puede ser muy eficaz en personas mayores, enfermas, dijo Franco. “Es sencillo. No cuesta nada. Puedes hacerlo y nadie sabe que lo estás haciendo”.
Otra cosa a menudo funciona como la magia: ayudar a los demás. “Una vez que empiezas a dar a otros, tiendes a no quedarse atrapados en tus propios dolores”, agregó Franco.
Anne McKinley lo sabe de primera mano. Incluso a los 85 años, ella sigue siendo voluntaria para un grupo de abogacía sobre envejecimiento y tiene un asiento en su junta directiva.
McKinley se enfrenta a los efectos debilitantes de la escoliosis de por vida. Ella también lucha contra el glaucoma y sus dificultades de percepción visual afectan su equilibrio. Ha tenido dos reemplazos de rodilla y más recientemente necesitó una cirugía de emergencia para una infección que contrajo en el hospital después de la cirugía de paratiroides, que también afectó sus cuerdas vocales.
La residente de Evergreen, Colorado, dijo que mantener una actitud muy positiva -y constantemente llegar a familiares y amigos– la hace feliz.
“Sentir que tengo el control de mi vida es muy importante”, dijo. “La clave no es apurarse. Puedo lograr una cosa en un día y sentirme bien al respecto”.
Ha sido un camino difícil desde que su esposo, Cameron, murió hace cuatro años después de 59 de matrimonio. Pero con su maestría en trabajo social y experiencia como trabajadora social, supo cómo utilizar los servicios sociales para las personas mayores en su comunidad. Eso incluye un servicio que realiza tareas domésticas y otras tareas por un módico costo.
McKinley sigue visitando a la familia en Florida, aunque debe usar un bastón o un andador para moverse. Sus nietos vienen con frecuencia a visitarla, “y nos deleitamos cada vez que lo hacen”, agregó. Típicamente ama hornear galletas y cocinar tartas. Pero, sobre todo, dijo, siempre sale de la casa. Se corta el pelo cada semana. “Es la mejor característica que mantengo”, dijo.
Entonces, está su gato siamés, Frankie, que se une a McKinley todas las noches a las 6 p.m. para ver las noticias de la noche mientras McKinley se hace una merienda y un martini. “Lo que más me gusta son las aceitunas”, dijo.
Y, sí, ella expresa lo agradecida que está por lo que tiene, incluyendo una casa con un techo de 20 pies de alto en un sitio de 18 acres, donde puede mirar por cualquier ventana y ver la belleza que la rodea.
La verdadera clave de la felicidad en todas las edades y en todas las etapas, especialmente en la vejez, no son las cosas materiales, pero la gratitud por las bendiciones sencillas de la vida, como la risa entre amigos o ver una puesta de sol con un ser querido, dijo Lehmann, el médico de Johns Hopkins. “Son las pequeñas cosas en la vida que terminan importando más que todo”.
La cobertura de KHN relacionada con el envejecimiento y el mejoramiento de la atención de los adultos mayores es apoyada por The John A. Hartford Foundation y su cobertura sobre envejecimiento y temas de atención a largo plazo es apoyada por la The SCAN Foundation.