Johnathon Talamantes se rompió la cadera en un accidente de auto el 22 de octubre y se sometió a una cirugía cinco días después en un hospital público cerca del centro de Los Angeles.
Talamantes tendrá que estar en el hospital del condado de LA USC Medical Center hasta pasadas las elecciones, algo que le preocupaba antes de la cirugía.
“Una de las primeras cosas que le pregunté a mi enfermera esa mañana fue: ‘Oh, ¿cómo voy a votar?’”, contó Talamantes, de 30 años, el día antes de la operación.
Primero le pidió a su mamá que buscara la boleta electoral que había recibido tiempo antes, como todos los votantes registrados de California para esta elección.
Pero el personal de LAC + USC le dio otra opción: podían ayudarlo a obtener una boleta de emergencia y emitir su voto sin tener que levantarse de la cama. Entonces Talamantes le dijo a su mamá que no se molestara.
“No quiero que ella venga aquí, por las restricciones de COVID”, dijo.
La ley de California protege los derechos de los votantes que se encuentran en el hospital u otras instalaciones de atención, o confinados en sus hogares. Les permite obtener ayuda de cualquier persona que elijan, que no sea un empleador o un representante sindical, y emitir un voto de emergencia.
Al menos otros 37 estados permiten la votación de emergencia por razones médicas, según la Conferencia Nacional de Legislaturas Estatales. Pero las prácticas varían.
En algunos, solo los miembros de la familia pueden ayudar a los pacientes hospitalizados a votar desde el hospital.
En California, Nueva York y varios otros estados, los empleados y voluntarios del hospital pueden ayudar a un paciente a completar una solicitud de boleta de emergencia. Pueden recoger la boleta del paciente y enviarla a la oficina electoral o depositarla en un buzón oficial.
Por el contrario, en Carolina del Norte, que un trabajador de salud ayude a un paciente a votar es un delito.
En 18 estados, la ley permite que las juntas electorales locales envíen representantes directamente a las cabeceras de los pacientes, aunque seis de esos estados cancelaron ese servicio este otoño debido a la pandemia de COVID-19, dijo el doctor Kelly Wong, fundadora de Patient Voting, un organización no partidista dedicada a aumentar la participación entre los votantes registrados hospitalizados inesperadamente durante la época de las elecciones.
El sitio web del grupo tiene un mapa interactivo de los Estados Unidos con información estado por estado sobre la votación en el hospital. También permite a los pacientes verificar si están registrados para votar.
Wong, residente de la sala de emergencias del Hospital de Rhode Island en Providence, recordó que cuando era estudiante de medicina y trabajaba en una sala de emergencias, los pacientes que estaban a punto de ser ingresados en el hospital le decían: “No puedo estar internado, tengo que cuidar a mi perro o atender a mi abuela”. Luego, durante las elecciones de 2016, escuchó: “No puedo quedarme. Tengo que ir a votar”.
“Eso realmente me llamó la atención”, dijo Wong. Investigó y descubrió que los pacientes podían votar en el hospital mediante una boleta de emergencia, algo que ninguno de sus compañeros de trabajo sabía. “Nuestros pacientes no saben esto. Debería ser nuestro trabajo decírselo”, dijo.
Algunos hospitales han estado ayudando a los pacientes a votar en las elecciones principales durante dos décadas o más, como parte de una tendencia en la industria de la atención médica hacia el compromiso cívico.
Las clínicas comunitarias registran a los votantes en sus salas de espera o en campañas de registro público. En un número cada vez mayor de salas de emergencia, los pacientes y sus familias tienen la oportunidad de registrarse. Muchos hospitales, incluido LAC + USC, tendrán unidades de votación móviles este año, abiertas a los miembros del personal, a los pacientes que están lo suficientemente bien para caminar y a sus familias.
Estos esfuerzos tienen como telón de fondo el papel protagónico de la atención médica en el acalorado drama político de la nación: COVID-19 se ha convertido en un tema principal de la campaña presidencial, mientras que la Corte Suprema de los Estados Unidos, más conservadora desde esta semana, se prepara para escuchar un caso, una semana después de las elecciones, que podría ser la sentencia de muerte para la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio (ACA).
La pandemia ha hecho que la votación para los pacientes internados sea un desafío debido a las estrictas restricciones en los hospitales y a los muchos empleados que han sido despedidos, cesanteados o que trabajan desde la casa. Y un aumento significativo en la votación adelatanda y el uso de boletas por correo en muchos estados puede reducir la cantidad de pacientes que necesitan ayuda.
“La mayoría de nuestros pacientes, espero, ya habrán votado, porque eso aliviará el estrés; para ellos, es una cosa menos de qué preocuparse”, dijo Camille Camello, directora asociada de servicios de voluntariado en las casi 900 camas del Cedars-Sinai Medical Center en Los Angeles, que tiene un programa para ayudar a los pacientes hospitalizados a votar. Dijo que, en elecciones pasadas, más de 200 pacientes solicitaron boletas.
En LAC + USC, los administradores han intentado asegurarse de que los pacientes sepan que pueden obtener ayuda para votar. Hay carteles en los espacios comunes y el personal está repartiendo volantes con información sobre las votaciones a cada paciente que ingresa, dijo Gabriela Hernández, directora de servicios voluntarios del hospital.
Hernández dijo que ella y unos 25 voluntarios han estado visitando las distintas unidades durante el último mes, preguntando a los pacientes si quieren ayuda para votar.
Los pacientes que dicen que sí reciben solicitudes de boleta de emergencia, que el hospital ha estado enviando al área de registro de votos condado del condado de Los Ángeles para verificación. Las solicitudes de boleta seguirán estando disponibles para los pacientes hasta la mañana del día de las elecciones.
Hernández y su equipo recogerán las boletas y las distribuirán a los pacientes, luego las devolverán al registro antes de las 8 pm, fecha límite el día de las elecciones.
Otros hospitales tienen una agenda más apretada.
En St. Jude Medical Center en Fullerton, California, el personal del hospital está preguntando a los pacientes el lunes 2 de noviembre si quieren asistencia para votar y les traerán boletas el día de las elecciones, dijo Gian Santos, gerente de servicios voluntarios en el hospital. En las elecciones de 2016, solo unos siete u ocho pacientes votaron de esa manera, agregó Santos.
El Hospital St. Joseph en Orange, California, planea hacer todo -solicitudes y boletas- el mismo día de las elecciones.
Para los grandes hospitales, la votación de pacientes hospitalizados puede ser una tarea enorme. Las personas a menudo necesitan asistencia en varios idiomas y los hospitales suelen contratar servicios de traducción.
Muchos hospitales reciben pacientes de numerosos condados y de otros estados.
El Hospital Lenox Hill en Manhattan planea ayudar hasta a 200 pacientes de nueve condados en el estado de Nueva York y tres en Nueva Jersey, dijo Erin Smith, enfermera especializada en obstetricia que, junto con su colega Lisa Schavrien, está liderando el esfuerzo.
El hospital asignará uno o dos “corredores” a cada una de las 12 juntas electorales del condado, dijo Smith. Para ella, hacer que los pacientes vulnerables puedan ejercer su derecho al voto merece el esfuerzo.
“Si no los ayudamos, ¿cuántas miles de personas no van a votar en las elecciones porque sufrieron un accidente automovilístico, tuvieron apendicitis, o una cirugía cerebral inesperada?”, se preguntó Smith.
“Si no lo hacemos en el hospital, es como negarles el voto a los votantes”.
Esta historia de KHN fue publicada primero en California Healthline, un servicio de la California Health Care Foundation.