Cuando los republicanos retiraron el proyecto de salud para reemplazar al Obamacare el viernes 24 de marzo, la primera reacción de Lauren Lake fue de alivio.
Pero como muchas personas que dependen de los mercados de seguros estatales para tener cobertura, la consultora de 51 años se mostró cautelosa, porque sabe que la Administración Trump todavía puede deshacer una parte importante de la ley de la que ella depende para solventar su atención de salud.
Lake y su esposo Steven, de 55 años, quienes viven en Truckee, California, dependen de un programa de subsidios diseñado para reducir sus gastos médicos de bolsillo. Esta asistencia para los “costos compartidos” -pagada directamente a su aseguradora, Blue Shield of California- mantiene los copagos de la pareja para visitas médicas en alrededor de $15 máximo, y reduce su deducible anual de $10,600 a $ 4,700.
Para muchas personas, como los Lake, la desaparición de los subsidios para los costos compartidos podría significar dejar de tener cobertura médica, independientemente de que la Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA) sea o no totalmente derogada. No sólo algunos afiliados no pueden pagar el tratamiento, las aseguradoras probablemente aumentarían las primas o abandonarían los mercados de seguros del Obamacare, dicen los expertos.
“Es imposible para mí planificar mis ingresos y mi vida cuando todo está en el aire”, dijo Lake. “Me preocupa que las aseguradoras vayan a decir ‘el diablo con esto’ y se retiren”.
Lake y otros como ella tienen razones para estar nerviosos. Durante la Administración Obama, los republicanos de la Cámara de Representantes demandaron al gobierno federal, alegando que los pagos a las aseguradoras son ilegales porque el dinero no fue asignado por el Congreso. Un juez de primera instancia estuvo de acuerdo. Ahora le toca a la administración Trump decidir si seguir con la apelación o poner fin a los pagos.
El jueves 30 de marzo, el líder republicano de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, dijo que no abandonarán la demanda, pero espera que estos subsidios continúen hasta que se resuelva el caso.
Algunos representantes de la industria de seguros parecían más tranquilos después de las palabras de Ryan. “Estamos empezando a ver señales de que la intención es continuar con estos subsidios para compartir los costos, y eso es bueno mientras estamos haciendo planes para 2018”, dijo Charles Bacchi, presidente y CEO de la Asociación de Planes de Salud de California. Aseguró que, según su conocimiento, los 11 planes de Covered California están comprometidos a proporcionar cobertura a través del intercambio.
La incertidumbre es difícil para las aseguradoras y los afiliados, porque hay mucho en juego. Sólo en 2016, el gobierno federal pagó alrededor de $7 mil millones a las aseguradoras para reducir los gastos de bolsillo para los afiliados que calificaron, según la revista Health Affairs.
Los subsidios para costos compartidos son diferentes de los créditos impositivos para las primas, que reducen el costo del pago mensual por tener seguro. Sólo las personas con ingresos inferiores al 250% del nivel de pobreza federal -alrededor de $61,000 para una familia de cuatro personas este año- califican para recibir ayuda con sus copagos y deducibles.
Si los reembolsos federales para cubrir estos subsidios se detienen, las aseguradoras probablemente responderán aumentando las primas para compensar la pérdida, explicó Erin Trish, profesor asistente en el Centro Schaeffer de Salud y Economía de la Universidad del Sur de California. Sólo en ese estado habría más de 750,000 afectados.
“Verían aumentos muy altos [en sus primas] y ninguna ayuda,” dijo Trish.
Rebekah Turnbaugh, de 36 años, de Modesto, California, está paralizada desde el pecho hacia abajo como resultado de complicaciones de una cirugía de columna en la infancia. Necesita medicación y equipos médicos como catéteres, que pueden costar cientos de dólares al mes.
Bajo su plan médico, paga $15 por una cita médica que costaría regularmente $105 sin subsidios, dijo.
“Si tuviera que pagar $105 sólo para ver a un nuevo médico, lo haría porque necesito medicamentos regularmente”, dijo Turnbaugh. Pero cuando se inscribió por primera vez para la cobertura en agosto pasado, estaba desempleada y $15 era pagable. También puede lidiar con su deducible anual de $650.
“Tengo paz mental sabiendo que no tendré que dar todo por lo que he trabajado para permanecer viva o sana”.
Esta historia fue producida por Kaiser Health News, que publica California Healthline, un servicio editorialmente independiente de la California Health Care Foundation.