Un influyente grupo de expertos en atención preventiva acaba de afirmar que los niños de 6 años o más deberían someterse a exámenes de detección de obesidad y, de ser necesario, recibir tratamiento intensivo de manera urgente.
Aunque la Ley del Cuidado de Salud Asequible (ACA) requiere que casi todos los planes cubran estos tratamientos, la mayoría de los niños no tienen acceso a programas que incluyan ejercicios, nutrición y consejería, según un editorial publicado en la revista JAMA Internal Medicine.
Después de aumentar durante tres décadas, las tasas de obesidad en niños y adolescentes se han estabilizado en los últimos años. Sin embargo, casi un tercio de los niños tienen sobrepeso y el 17% cumple con el estándar de obesidad, lo que significa que para su edad y sexo tienen un índice de masa corporal superior al normal.
El mismo editorial alerta que “existen disparidades sustanciales por raza y etnia: más del 20% de los niños hispanos y las niñas hispanas son obesos”, y el mismo porcentaje se presenta entre los negros no hispanos, comparado con un 14% entre niños blancos no hispanos, y un 15% entre niñas blancas no hispanas.
El Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de los Estados Unidos, un grupo no partidista de expertos médicos que ofrece recomendaciones sobre atención preventiva, evaluó la evidencia relacionada con las pruebas y el tratamiento de la obesidad en niños y adolescentes. Sobre la base de ese análisis, el grupo reafirmó su recomendación de 2010.
Bajo ACA, la atención preventiva recomendada por el grupo de trabajo debe estar cubierta por casi todos los planes de salud sin que los consumidores tengan que pagar de su bolsillo. Pero a pesar de esta recomendación, la cobertura que ofrecen los seguros suele ser irregular, dijo el doctor Jason Block, director asociado de la División de Investigación de Enfermedades Crónicas a lo largo de la Vida en la Escuela de Medicina de Harvard, y coautor de un editorial sobre las nuevas directrices.
Incluso cuando los planes cubren el tratamiento de la obesidad, pueden no pagar por una gama de servicios.
“Es un problema para los programas de tratamiento de la obesidad en todos los ámbitos”, dijo Block. “Pueden cubrir el papel del médico en el tratamiento, pero pueden no cubrir al fisiólogo que ayuda con el plan de ejercicio o al nutricionista”.
Además, muchos centros de tratamiento de la obesidad se encuentran en las grandes ciudades, lejos de donde viven muchos niños que necesitan de estos servicios. Y muchos programas de obesidad no ofrecen el mínimo de 26 horas de trabajo personal que el grupo de trabajo asegura que es necesario para un tratamiento efectivo, dijo Block. (Los programas que incorporaron 52 horas de fueron aún más efectivos, según halló el grupo de trabajo).
“Necesitamos ser más creativos para acomodar estrategias como la telemedicina y otras tecnologías que puedan facilitar [el acceso]”, dijo. “Un entrenador de salud podría participar por teléfono o correo electrónico y ayudar a facilitar algunos de estos contactos”.
Según explican los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), un niño obeso está en mayor riesgo de sufrir complicaciones psicológicas y de salud, e incluso padecer condiciones tradicionalmente vinculadas a los adultos como diabetes o colesterol alto.