La administración Biden acaba de lanzar dos programas que tienen como objetivo poner pruebas rápidas de covid en manos de todos los estadounidenses. Pero el diseño de ambos esfuerzos pone en desventaja a las personas que ya enfrentan las mayores barreras para obtenerlas.
Desde el límite establecido en los pedidos de prueba hasta los idiomas disponibles en los sitios web, los programas pueden dejar fuera a muchas personas que no hablan inglés o no tienen acceso a Internet, así como a las que viven en hogares multigeneracionales.
Todas estas barreras son más comunes para los estadounidenses que no son caucásicos, quienes también han sido los más afectados por covid. La Casa Blanca le dijo a KHN que abordará estos problemas, pero no dio detalles.
El 18 de enero, lanzó un sitio web administrado por el gobierno federal en donde las personas pueden solicitar pruebas gratuitas que llegarán directamente a sus hogares.
Pero hay un límite de cuatro pruebas por hogar. Muchos hogares podrían superar rápidamente esa necesidad: más de un tercio de los hispanoamericanos, y más de una cuarta parte de los asiáticos y afroamericanos viven en hogares con al menos cinco residentes, según un análisis de KFF de datos de la Oficina del Censo. Solo el 17% de los estadounidenses blancos no hispanos viven en grupos grandes.
“Hay desafíos en los que, con seguridad, tienen que trabajar”, dijo el doctor Georges Benjamin, director ejecutivo de la Asociación Americana de Salud Pública.
Además, desde el 15 de enero, el gobierno federal requiere que las aseguradoras privadas reembolsen a los consumidores que compren pruebas rápidas.
Cuando el sitio web federal, con pedidos realizados y enviados a través del Servicio Postal de los Estados Unidos, se puso en marcha, la primera ola de solicitudes expuso problemas graves.
Algunas personas que viven en residencias multifamiliares, como condominios, dormitorios universitarios y casas divididas en apartamentos, informaron en las redes sociales que si un residente ya había pedido pruebas a su dirección, el sitio web no permitía que una segunda persona hiciera un pedido de pruebas.
“Tendrán que descubrir cómo resolverlo cuando haya varias familias viviendo en la misma vivienda y cada miembro de la familia necesite al menos una prueba. Todavía no sé la respuesta a eso”, dijo Benjamin.
David Partenheimer, vocero de USPS, dijo que si bien esto parece ser un problema solo para una pequeña parte de los pedidos, las personas que se encuentren con este inconveniente deben presentar una solicitud de servicio o comunicarse al 1-800-ASK-USPS.
Un funcionario de la Casa Blanca dijo que el 20% de los envíos llegarán a diario a personas que viven en códigos postales vulnerables, según lo determina el índice de vulnerabilidad social de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), que identifica a las comunidades que necesitan más recursos.
Otro obstáculo potencial: actualmente, solo aquellos con acceso a Internet pueden solicitar las pruebas rápidas gratuitas directamente a sus hogares. Aunque algunas personas pueden acceder al sitio web desde sus celulares, el acceso solo en línea aún podría excluir a millones de estadounidenses: el 27 % de los hogares de nativos americanos y el 20 % de los hogares de raza negra no tienen una suscripción a Internet, según un análisis de KHN de datos de la Oficina del Censo.
Actualmente, el sitio web federal solo está disponible en inglés, español y chino.
Según la Casa Blanca, también se está lanzando una línea telefónica para aliviar este tipo de problemas. Un asistente dijo que se espera que esté en funcionamiento el 21 de enero. Pero todavía no se sabe si habrá traductores disponibles para las personas que no hablan inglés.
Sin embargo, el sitio web está llegando a un grupo que se quedó atrás en el lanzamiento inicial de la vacuna: los estadounidenses ciegos y con baja visión que usan tecnología de lectura de pantalla.
Jared Smith, director asociado de WebAIM, una organización sin fines de lucro que promueve el acceso a internet, dijo que el sitio federal “es muy accesible. Solo veo unas pocas cosas pequeñas que podría modificar”.
La administración Biden enfatizó que las personas tienen opciones más allá del sitio web para recibir pruebas rápidas. Hay lugares de prueba federales gratuitos, por ejemplo, así como capacidad de prueba en refugios para personas sin hogar y otros entornos comunitarios.
Muchos estadounidenses con planes de salud privados podrían obtener ayuda con el costo de las pruebas por la directiva de reembolso de la administración Biden. En los días transcurridos desde su presentación, las aseguradoras dijeron que se han movido rápidamente para implementar los requisitos federales. Pero los nuevos sistemas han resultado difíciles de navegar.
Los consumidores pueden obtener pruebas rápidas (están cubiertas hasta ocho por mes) en tiendas minoristas y farmacias. Si la tienda es parte de la red de prueba rápida de su plan de salud, será gratuita. Si no, pueden comprarla y solicitar el reembolso.
El programa no cubre a los 61 millones de beneficiarios que reciben atención médica a través de Medicare, ni a los 31 millones de personas estimadas que no tienen seguro. Se requiere que Medicaid y el Programa de Seguro Médico Infantil cubran las pruebas rápidas en el hogar, pero las reglas para esos programas varían según el estado.
Y los pasos que hay que seguir son complicados.
Primero, los consumidores deben averiguar qué minoristas se asocian con sus planes de salud y luego recoger las pruebas la farmacia. Sin embargo, hasta el 19 de enero, solo unas pocas aseguradoras habían establecido esa opción de compra directa, y las pruebas rápidas se agotaron en casi todas las principales farmacias participantes.
En cambio, se deja que los estadounidenses rastreen y compren pruebas rápidas por su cuenta y luego envíen los recibos a sus proveedores de seguros.
Muchas de las aseguradoras más grandes del país proporcionan formularios en papel que los clientes deben imprimir, completar y enviar por correo junto con un recibo y una copia del código de producto de la caja.
Solo unos pocos, incluidos UnitedHealthcare y Anthem, tienen opciones de envío en línea. Por ejemplo, Highmark, uno de los afiliados más grandes de Blue Cross and Blue Shield, tiene instrucciones de 16 pasos para su proceso de envío por internet, que implica imprimir un formulario en PDF, firmarlo, escanearlo y cargarlo en su portal.
Casi uno de cada 4 hogares no tiene una computadora de escritorio o portátil, según la Oficina del Censo. La mitad de los hogares estadounidenses donde ningún adulto habla inglés no tiene computadoras.
Un reportero de KHN revisó los sitios web de varias de las principales aseguradoras privadas y no encontró información de ninguna de ellas sobre alternativas para clientes que no tienen computadoras, no hablan inglés o no pueden acceder a los formularios por alguna discapacidad.
Voceros de UnitedHealthcare y CareFirst dijeron que los miembros pueden llamar a sus líneas de servicio al cliente para obtener ayuda con la traducción o el envío de recibos. Varias otras compañías de seguros grandes no respondieron a las preguntas.
Una vez que las personas pasan por el proceso de presentación, comienza la espera. Un mes o más después de que se procesa un reclamo, la mayoría de las aseguradoras envían un cheque por correo que cubre los costos.
Y eso lleva a otra barrera. No todo el mundo puede depositar fácilmente un cheque. Aproximadamente uno de cada 7 hogares de raza negra y uno de cada 8 hispanos no tienen cuentas corrientes o de ahorro, en comparación con uno de cada 40 hogares caucásicos, según un informe federal. Los estadounidenses con discapacidades también son especialmente propensos a no tener servicios bancarios. Tendrían que pagar altas tarifas en las tiendas de cambio de cheques para reclamar su dinero.
“Es de vital importancia que nos pongamos a prueba, pero este programa tiene limitaciones”, dijo el doctor Utibe Essein, profesor asistente de medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh. “Estos desafíos en torno a darles pruebas a personas con barreras idiomáticas o que no tienen hogar son, lamentablemente, los mismos impulsores de las disparidades que vemos con otras condiciones de salud”.
La corresponsal de KHN Midwest, Lauren Weber, colaboró con este artículo.